¿Cómo vencer el miedo a volar?

En una entrevista con Infobae, un psiquiatra y un piloto explican por qué no hay que sentir temor arriba del avión. Aconsejan llevar un “set de distractores” 

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Nada más placentero que sentarse a planificar unas relajantes vacaciones donde podamos descansar de la agotadora rutina diaria. Pero, ¿qué sucede cuando el sólo hecho de pensar que tenemos que viajar en avión nos preocupa?.

"El miedo a volar se construye como un collage, generalmente con una mala experiencia en el aire, cuyo recuerdo se reactiva cada vez que se tiene que subir a un avión", explicó el médico psiquiatra Claudio Plá en una entrevista con Infobae. "Las personas aprensivas absorben las noticias negativas sobre accidentes y éstas quedan fijas en sus cabezas. El miedo también puede provenir de la familia: las familias con temor a volar generan hijos con miedo", aseveró.

El especialista indicó que padecer estrés, descansar mal, trabajar demasiado, beber café en exceso y fumar, entre otros factores, genera que las personas estén propensas a desarrollar miedos. "Se van potenciando y la persona va a haciendo una carrera con el temor a volar: se empieza con un miedo  leve que empieza  a incrementarse y en un momento deciden que ya no van a volar más. Muchos de los pacientes que me consultan se han bajado de un vuelo", contó.

A través de Facebook, nuestros lectores opinaron sobre el tema, tal como lo hizo Diego Miglioretti quien publicó: "Sufro desde antes de subir hasta que aterriza".


      
 

Para poder relajarse y disfrutar del viaje, Plá recomendó procurar un buen descanso en las noches anteriores, dejar cerrados todos los temas laborales o personales y no hacer despedidas en el aeropuerto,  ya que éstas que pueden sumar emocionalidad a la hora de volar. Si es posible, mantener una conversación con algún comandante o asistente de vuelo para que evacúe nuestras dudas sobre el funcionamiento de los aviones. Caso contrario, buscar información confiable sobre el tema.

Hacer ejercicio moderado y comer antes de salir rumbo al aeropuerto, son algunas de las claves para disminuir la ansiedad. "Es importante llegar con anticipación y sin apuro. Durante el pre embarque es aconsejable hacer algún ejercicio de relajación y de respiración", indicó.

Una vez arriba del avión, será fundamental contar con un "set de distractores": música, revistas, juegos, palabras cruzadas, etc. "Las personas deben encontrar lo que las atrapa para despegarse de la idea de que está volando. Así pueden conectarse con una película, con la música y hasta dormir", aconsejó el especialista.

Pero ¿qué sucede con aquellas personas que, a pesar de seguir todos estos consejos al pie de la letra, no logran disfrutar del vuelo o, peor aún, no pueden soportar la idea de estar arriba de un avión?

Plá explicó el tratamiento que reciben quienes buscan apoyo psicológico. "Primero se les brinda información sobre los aviones, se les explica que realmente son seguros, que sus sistemas están duplicados y que las rutas aéreas reservadas también brindan una enorme seguridad. Los controles que tiene la aviación son múltiples", destacó.

En segundo lugar, comentó que se les enseña cómo funcionan las turbinas y se trabaja sobre otro de los grandes temores de estas personas: las tormentas, los rayos y las turbulencias. "Les indico que hagan técnicas de afrontamiento: ejercicios de respiración, de relajación y  técnicas distractivas. En ciertos casos, receto medicación, como cuando el paciente presenta un cuadro de ansiedad agregado o claustrofobia y necesita ser tratado", dijo el experto.

"Cuando nos asustamos nos ponemos como niños, hacemos una regresión  y necesitamos que un adulto que nos tome de la mano y que nos diga que nada nos pasará. En la época en la que se podía ir a la cabina de mando, los pilotos apaciguaban a los pasajeros transmitiéndoles su tranquilidad y, al ver que estaba todo bajo control, se tranquilizaban de inmediato", recordó.

Infobae entrevistó también al piloto, Nicolás Ambrosini (vea el video relacionado), quien dio detalles sobre el funcionamiento de las aeronaves y destacó la máxima seguridad de sus instrumentos. "Son el producto de años de desarrollo y de estudio que hacen que nada este librado al azar. Es un medio de transporte que tiene sus instrumentos y sus elementos mecánicos hasta por cuadruplicado en algunos casos, con lo cual está todo muy controlado. Incluso el factor humano está duplicado, ya que los aviones comerciales vuelan con dos pilotos", explicó.

El aeronauta consultado detalló con precisión los exhaustivos controles que recaen sobre los pilotos, quienes cada seis meses deben realizarse un estudio físico completo y una evaluación psiquiátrica. Con la misma frecuencia, deben asistir a los simuladores de vuelo y rendir un examen, donde son sometidos a situaciones extremas para chequear que estén capacitados en caso de una emergencia.

Respecto a las temidas turbulencias, Ambrosini sostuvo que estos movimientos se deben a diversas causas, como vientos transversales  o cambios en las corrientes de aire. "Así como los automovilistas pueden toparse con pozos en la ruta, nosotros nos encontramos con corrientes cálidas, frías, vientos, etc. El avión sufre estos movimientos pero de ninguna manera son nocivos o peligrosos. Solo pueden hacer menos cómodo el viaje por un momento: una turbulencia nunca va a ser un problema para un piloto", finalizó.