La cara de las figuras más conocidas en "plastilina"

Es un arte particular que cultivan sólo unos pocos. Atrae la atención al combinar un material propio de la infancia y los semblantes de famosos personajes que integran el mundo adulto. Galería de imágenes

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Sin duda, lo más difícil de representar con plastilina -aunque también lo más interesante- es lo endeble del producto y las complicaciones que implica su conservación. "Que dure", es entonces el gran desafío de este arte, dado que el retrato -tal como fue concebido cientos de años antes de Cristo por los egipcios- busca la inmortalización del aspecto fisonómico de un personaje.

"Y muchas veces perdí trabajos justamente porque se me cayeron o se les cayó algo encima", cuenta Esteban Chorovicz (Chorosky), uno de los pocos artistas del país dedicado a esta curiosa técnica.

De familia de artesanos, tuvo de chico contacto con el oficio, se apasionó por la caricatura y la práctica retratística pero sin animarse a desarrollar sus propias obras hasta hace apenas un lustro. Fue por casualidad, en una tarde lúdica, que se decidió a dar curso al deseo que había permanecido un tiempo relegado.

"Estaba jugando con plastilina con la hija de mi mujer y se me ocurrió hacerla a ella. Me salió igual. Ahí pensé que, pese a no saber dibujar, podía intentar hacer más representaciones", dice.

Esos intentos hicieron el resto. La predilección: personajes famosos, políticos, músicos, filósofos ?muchos pedidos por conocidos y amigos-, de todos los tipos, estilos y eras hasta lograr una colección que supera el centenar de semblantes.

"Armé una página y juegos, hice exposiciones y me contacté con gente que hace lo mismo en otros países. En la Argentina, conocí a un artista que trabaja con poxilina, material que no puedo utilizar por el tiempo de endurecimiento que tiene", destaca.

Cada uno de estos trabajos puede llevar desde 20 minutos a 30 días. "Lo más complejo que hice fue el Guernica de Picasso, en el cual combiné otros materiales".

Los rostros, la mayoría de pequeño tamaño, son colocados en tacos de algarrobo de 10 cm x 10 cm antes de su archivado. Antes de finalizarlos, son recubiertos con una fina capa de cola de carpintero para que la tierra no opaque los vivos colores del material.

Pese a la búsqueda constante de una metodología para lograr la perdurabilidad de las "caritas", seguramente, es en lo frágil de su composición que se oculta lo más profundo de su atractivo.
Para ver más: http://chorosky.com.ar/