Muy cerca del municipio de La Macarena, en el departamento del Meta Colombia, se encuentra el considerado "río más hermoso del mundo", conocido como Caño Cristales, aunque muchos también lo identifican como el "Río de los cinco colores", debido a sus tintes de amarillo, azul, verde, rojo y negro que se pueden observar en sus aguas transparentes y puras a causa de las plantas acuáticas, la arena y las hermosas formaciones rocosas en su lecho.
No se trata de un río muy ancho ni caudaloso, por eso los lugareños le llaman "Caño". No sobrepasa en su parte más ancha los 20 metros. Su longitud no va más allá de los 100 kilómetros y su nacimiento se produce en la meseta sur de la Serranía de La Macarena, en el Meta, Colombia. Su acceso no es del todo sencillo y su belleza puede apreciarse entre junio y octubre, durante el período del invierno colombiano, ya que es la época de lluvias y es cuando sus aguas completan su caudal.
Pero este paraíso único en el mundo hace décadas podía ser disfrutado sólo por unos pocos afortunados, y quienes osaban aventurarse por la zona, probablemente se cruzaban con grupos de la famosa fuerza revolucionaria colombiana FARC. Fue un territorio tomado por la guerrilla e incluso llegó a conocerse como el "balneario privado" de las fuerzas.
Hoy el escenario es muy diferente, luego de iniciarse trato del alto del fuego coordinado con el Estado colombiano. Desde ese entonces, miles de turistas visitan este tesoro natural y miles de comerciantes se ven beneficiados debido al creciente turismo de la zona.
"Hace 20 o 30 años, de vez en cuando aterrizaba un avión. La gente de aquí iba corriendo al aeropuerto a saludar a los visitantes cuando llegaban; se adentraban en el río y no los volvían a ver hasta días después, cuando tomaban el avión de vuelta. Hoy todo está controlado por Cormacarena, un organismo oficial de conservación del parque, y todos los beneficios del turismo recaen acá: en los guías, los restaurantes, los hoteles, quienes llevan las canoas", aseguró Walther Ramos uno de los guías turísticos de la zona a El País.
La guerrilla tuvo dominio de la zona hasta el años 2002, cuando se levantó el periodo de distensión. Pero el recupero del predio no fue tarea sencilla ni pacífica, tanto los lugareños como miembros de las FARC opusieron resistencia a la entrega del deseado destino, no sólo por su belleza sino también por su extensión territorial cuya función principal era el cultivo de coca.
Tuvieron que pasar varios años hasta que el Estado tomó por completo el control de la zona. Fue recién para el año 2009 que se abrió a un turismo todavía dudoso de la seguridad y estabilidad política, pero poco a poco se hizo cada vez más conocida aquella maravilla natural. En 2013 se lanzó como destino internacional y, desde entonces, acuden una media de 10.000 visitantes al año, de los cuales al menos un tercio son de países extranjeros.
Miles de exóticas plantas conviven en este espejo de agua, las cuales crecen en las numerosas rocas del río. Entre algunas de las especies se puede encontrar la macarenia clavígera, cuyas características físicas bajo el río son las que le da al río ese tinte de colores fucsias, rosas, rojos y verdes que, fusionado con los colores de las piedras, lo convierten en un paraíso único que hoy puede ser visitado por turistas a nivel mundial y local.
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