San Miguel de Allende, el tesoro colonial que revivió gracias al arte

Esta ciudad mexicana atrae miles de visitantes por su propuesta histórica, pero en los últimos años además se convirtió en un espacio artístico plural. Cuáles son sus mayores atractivos

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San Miguel de Allende es Patrimonio de la Humanidad (IStock)
San Miguel de Allende es Patrimonio de la Humanidad (IStock)

Pintoresca y cosmopolita, esa es la primera impresión que produce a sus visitantes la impactante San Miguel de Allende. Calles empedradas, patios arbolados, finos detalles arquitectónicos y suntuosos interiores, San Miguel de Allende es, sin duda, la ciudad más interesante de México. Su valor arquitectónico y urbanístico, así como el mérito artístico de sus grandes monumentos hicieron que fuera considerado Patrimonio de la Humanidad en el año 2008.

Para los viajeros que quieran descansar durante muchos días en un mismo lugar sin aburrirse, es la ciudad perfecta. El aire de tranquilidad que flota sobre la ciudad parece una ilusión, y, a pesar de su aspecto colonial, es una urbe en constante crecimiento y ebullición, ya sea gracias a la apertura de una galería de arte, un nuevo restaurante o talleres artísticos. Esta ciudad es para caminar día y noche ya que cuenta con un clima agradable durante todo el año.

Ubicada en Guanajuato, a 265 kilómetros al noreste de la Ciudad de México y a 96 kilómetros de la capital del Estado, Allende se encuentra en las tierras altas montañosas del centro de México. En esta ciudad no hay aeropuerto internacional, por lo que los viajeros generalmente llegan al aeropuerto de Bajío o al de la Ciudad de México para después tomar un micro que los lleve a Allende.

Para los viajeros que quieran descansar durante muchos días en un mismo lugar sin aburrirse, Allende es la ciudad perfecta (IStock)
Para los viajeros que quieran descansar durante muchos días en un mismo lugar sin aburrirse, Allende es la ciudad perfecta (IStock)

Fundada en el siglo XVI para proteger el camino real del interior del país, la ciudad de San Miguel de Allende alcanzó su apogeo en el siglo XVIII, época en la que se construyeron numerosos edificios religiosos y civiles de estilo barroco mexicano. Durante ese tiempo, Allende funcionó como una importante parada en la ruta de la plata entre Zacatecas y la Ciudad de México. Con un encanto y belleza de viejo mundo, San Miguel de Allende se siente como llegar a un paraíso de rosas y amarillos pintados por Frida Kahlo. Con una población de aproximadamente 140 mil personas, su centro histórico está lleno de edificios que datan de la colonia y la sensación es de haber llegado a un pueblo europeo. Sin embargo, los calurosos saludos de los habitantes recuerdan a todos los visitantes que México es un mix único de cultura y calidez.

Caminar es sin lugar a duda la mejor manera de explorar Allende. Un auto puede ser más un estorbo que una ayuda en el pueblo, aunque puede ser útil, según las condiciones y preferencias del viajero, contratar excursiones a las ciudades cercanas como Dolores Hidalgo o Querétaro. Cuando los pies ya estén cansados, el tranvía que sale desde la oficina de turismo, en el lado norte del Jardín Principal, es una agradable salvación. Después de un recorrido por los principales puntos de interés, el tranvía llega al Mirador, un parador desde donde se puede disfrutar de una vista panorámica imperdible.

En San Miguel se encuentra una comunidad bastante grande de extranjeros, por lo que no es difícil encontrar servicios en inglés, hoteles y restaurantes que satisfacen las necesidades de los estadounidenses, canadienses y europeos que aquí se reúnen. Sin embargo, continúa siendo un poblado muy mexicano, donde los habitantes locales conviven alegremente con los extranjeros que los visitan o que consideran a esta ciudad su hogar.

Fundada en el siglo XVI para proteger el camino real del interior del país, la ciudad de San Miguel de Allende alcanzó su apogeo en el siglo XVII (IStock)
Fundada en el siglo XVI para proteger el camino real del interior del país, la ciudad de San Miguel de Allende alcanzó su apogeo en el siglo XVII (IStock)

Lo mejor de la cocina nacional e internacional está en sus tradicionales restaurantes ubicados principalmente en la zona de la plaza central. Entre los más reconocidos están la Fonda San Miguel, Casa Allende, Los Milagros y Mamma Mía, entre otros. La merienda imperdible son los churros y el chocolate caliente del restaurante San Agustín, propiedad de la conocida actriz Margarita Gralia, ubicado en una antigua mansión del siglo XVIII a unos cuantos pasos del Templo de San Francisco. Por la noche, San Miguel de Allende también ofrece una gran variedad de bares, terrazas y cafés en los que se pueden disfrutar de la mejor música, de DJ o en vivo, hasta altas horas de la madrugada.

San Miguel es el destino predilecto para los amantes del arte. Las inauguraciones de estudios, cursos y talleres constituyen una parte vital de la pujante escena artística. En esta ciudad abundan las galerías, las boutiques y las tiendas que venden una amplia gama de arte y artesanías, por lo que no será difícil encontrar recuerdos que llevar a casa.

La parroquia de San Miguel Arcángel, es el símbolo de la ciudad, erigida a finales del siglo XVII. Su llamativa fachada de estilo neogótico, diseñada por el maestro Ceferino Gutiérrez y sobrepuesta hacia 1880, la posicionan como uno de las visitas obligatorias en Allende. En el Mercado de Artesanías se pueden encontrar típicas obras en latón y lámina natural, cobrizas y decoradas. En el ex Palacio Municipal, construido en 1736, están las figuras de Miguel Hidalgo e Ignacio Allende.

San Miguel es el destino predilecto para los amantes del arte (IStock)
San Miguel es el destino predilecto para los amantes del arte (IStock)

La Casa de Allende tiene una fascinante fachada neoclásica diseñada a mediados del siglo XVIII. Esta construcción alberga una interesante colección de piezas de la época de la Independencia dispuestas en las habitaciones que vieron nacer al prócer Ignacio Allende y Unzaga. Otra atracción para no perderse es la magnífica fachada del Templo de San Francisco, de estilo churrigueresco. En la esquina que hacen la Calle de la canal y la Plaza Principal se levanta la Casa del Mayorazgo, una bella propiedad privada considerada como uno de los mejores ejemplares entre los palacios nobiliarios de la época colonial en México.

A 18 kilómetros al noroeste de San Miguel se encuentra la población de Atotonilco. Ahí se puede visitar el magnífico Templo y ex Convento de Jesús Nazareno, también reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por albergar espectaculares capillas y pinturas.

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