"Es tranquilo, no creo que tenga problemas para viajar". Tiene razón Ignacio: Napoleón, un chihuahua de siete años, está tranquilo. Pareciera que no es la primera vez que lo hace. Aunque sí, estrenaron juntos la nueva reglamentación de la Ciudad de Buenos Aires. Ahora las mascotas pueden acompañar a sus dueños en el subte. Y así como Ignacio y Napoleón, Verónica y Nina, un caniche de seis años, lucían serenos. El sábado que estrenaba una medida que había despertado polémica, la calma y normalidad gobernaron la escena.
En la estación Las Heras de la línea H apenas cuatro mascotas participaron del ritual de iniciación. La gente, entre natural e indiferente, presenció el primer viaje oficial de perros y gatos en los subtes porteños. El nivel de aceptación de esta medida pudo anticiparse en la encuesta de Participación Ciudadana en la que participaron 151.800 vecinos, la iniciativa de participación récord del año pasado. El 72% de los encuestados (109.114 personas) votó a favor de la propuesta. Habían promovido el decreto de la ley n° 5.687, ejecutada el 17 de noviembre de 2016, que habilita a las mascotas a viajar en subte.
Aunque para que Napoleón y Nina fueron aceptadas entre los pasajeros debieron cumplir algunos requisitos. Hoy 18 de febrero la medido comenzó a regir desde las 13 horas: por ahora sólo estará permitido transportar mascotas los días sábados a partir de la una de la tarde, domingos y feriados durante todo el día. Están autorizados perros y gatos pequeños domésticos alojados dentro de un bolso transportador debidamente cerrado con ventilación adecuada -no bolsos, carteras o mochilas-, manipulable por su dueño. Le legislación se permite transportar solo una mascota por pasajero mayor de edad.
No es París, Berlín, Bruselas, Ámsterdam, Nueva York, Medellín, Londres ni Madrid. Es la línea H del subte de Buenos Aires donde espera Verónica con su transportadora en mano. Tienen un lugar asignado, delineado por una marca especial en el andén que reza "zona de espera con mascotas" más la simpática caricatura de un gato y un perro. Solo hay un único vagón reglamentado para tales efectos: el último. Nina es exclusiva. Es el único animal no humano que viaja en el vagón trasero el día en el que empezó a regir la autorización de traslado de mascotas en subte.
El Gobierno de la Ciudad elaboró un comunicado para que quedaran establecidas las condiciones generales para el transporte en pos de proveer la salud del animal y los pasajeros. "El usuario será responsable por el estado general del animal, del mismo modo tendrá que garantizar su custodia y bienestar. En el momento de ingresar al subte, el contenedor deberá estar en perfectas condiciones de higiene y ver que ninguna parte de la mascota sobresalga del mismo. No podrá ensuciar o incomodar a otros pasajeros".
Los dueños deberán disponer de la constancia de vacuna antirrábica vigente, acomodar a sus mascotas en el piso o debajo del asiento, no ocupar espacios cerca de las puertas y someterse a que el personal del subte restringir su cuando las las condiciones de seguridad no estén garantizadas o representen una amenaza al orden público. No fue el caso de Nina, ni el de Napoleón. La reacción de los pasajeros al verlos compartir vagón fue agradable. La primera experiencia de las mascotas en el subte porteño provocó buen impacto. Una mezcla de aceptación, consentimiento y bienvenida.
LEA MÁS:
Las mascotas podrán viajar en Subte a partir de mañana