Pese a sus múltiples polémicas, con comentarios racistas incluidos, Donald Trump fue elegido como candidato del Partido Republicano a la presidencia de EEUU. Su perfil logró llamar la atención, tanto desde su discurso desafiante y agresivo, hasta por su manera de vestir. Lo mismo sucede con el caso de su esposa Melania, que para muchos expertos podría convertirse en la primera dama más sexy de la historia del país norteamericano.
El magnate acaparó al público también por su elecciones beauty. En tanto, Melania manifestó estar a cargo de su vestuario -que también causa controversia- y logró instalar un look propio basado en tres claves: su cabello, su tez y sus trajes
El pelo, todo un símbolo del magnate. El tono "rubio-anaranjado" peinado hacia el costado hasta se convirtió en objeto de debate público . Incluso antes de convertirse en un candidato presidencial, su cabellera era el blanco de burlas. Hasta reconocidos estilistas le sugierieron un cambio de look.
Respecto a la cabellera del candidato republicano, hasta hubo mitos sobre la autenticidad: para muchos, todavía se trata de una peluca. Trump, ágil en su reacción, llegó a utilizar esa polémica como publicidad a su favor: durante su campaña dejó que le tocaran el pelo para corroborar que es suyo.
En una entrevista de 2011 con la revista Rolling Stone , Trump reveló que su rutina de belleza con respecto al cabello no tiene secretos: utiliza Head and Shoulders y luego lo deja secar de manera natura, sin fijadores ni secador.
Sin embargo, el magnate manifestó a Des Moines Register que, en caso de ser elegido presidente, cambiará su peinado. "Probablemente me peine el pelo hacia atrás. ¿Por qué? Debido a esto es muy difícil de peinar", dijo Trump.
El color de su piel también fue motivo de críticas constantes y burlas: ya circulan en la red hasta tutoriales para lograr el tono artificial anaranjado con el que el político suele presentarse en público.
Su trajes oversize, su sacos son demasiado anchos al igual que las mangas. Por otra parte, sus corbatas, casi siempre rojas, sobrepasan su cinturón. Un error que un personaje de tal magnitud no podría permitirse.
Melania Trump de modelo a "mujer refinada"
La extravagante mujer, de voz suave y tímida, conservaba un bajo perfil hasta hace unos días, cuando saltó a la fama con un discurso plagado de similitudes con las palabras de la primera dama Michelle Obama, en la convención demócrata de 2008.
Fue catalogada por el periódico The New York Times como "la compañera silenciosa" de Trump. Sin embargo, los expertos políticos opinana que Melania podría ser una pieza clave en la campaña del magnate.
Alta , esbelata, de rasgos marcados y ojos verdes, nació en Sevnica, un pequeño pueblo de la entonces Yugoslavia de apenas 5.000 habitantes. Melania Knauss, su nombre de soltera, comenzó a trabajar como modelo a los 16 años, y a los 18 ya contaba con contratos internacionales.
El sitio web del Comité Nacional Republicano la califica como una bella mujer con "una pasión por las artes, arquitectura, diseño, moda y belleza". Además habla seis idiomas (inglés, alemán, francés, italiano, esloveno y serbocroata). Pero la mayoría de los la conoce por ser la tercera mujer del magnate, que tiene 24 años menos que él y que ya protagonizó un desnudo en la tapa de GQ.
"Tengo mi propia personalidad", declaró en la edición USA de la revista Harper´s Bazaar. "Yo soy yo y creo que a mi esposo le gusta eso de mi"dijo Melania Trump.
El magnate y la ex modelo están casados desde 2005, tienen un hijo en común de 9 años, Barron. Además de los billonarios negocios de Trump, ahora se dedican al diseño de joyería y ropa.
La mujer del candidato conoce más sobre el mundo de la moda que de la política, y poco a poco empezó a marcar un estilo propio.
En la Convención Republicana, Melania Trump lució un vestido blanco ceñido al cuerpo, con mangas de campana del diseñadora serbia Roksanda -que también vistió a Kate Middleton en su gira por Australia. El vestido, que se vende por alrededor de USD 2.190, lo describen como "una maravillosa opción para la novia moderna".
Al margen de la polémica de sus palabras en el discurso, Melania logró que la prenda se agotara en pocas horas. Lo mismo sucede cada vez que Kate Middleton, futura reina consorte de Reino Unido, cada vez que hace una aparición pública.
La esloveno-americana impone sus reglas a la hora de vestirse, construyó una imagen propia, donde los vestidos son su prenda fetiche y optó por prendas que resalten sus curvas. En diferentes tonos, sin estampados, pero siempre monocromáticos, en blanco, azul, rojo acompañado del pelo suelto y stilettos.
Elige firmas de lujo: entre sus preferidas aparecen Valentino, Louis Vuitton, Dior, Michael Kors y los icónicos stilettos de Christian Louboutin.
A medida que la carrera política se acerca más a la meta, el look de la ex modelo comienza a parecerse más a la de una mujer en el poder. Outfits más sobrios, conjuntos de dos piezas, menos joyas, ni tantos escotes.
"Su estilo ha madurado", dijo a la revista Elle, la especialista en imagen de primeras dama de la Universidad de Parsons, Dincuff Charleston."Creo que se volvió un poco más en línea con lo que pensamos como primera dama estilo. Un cambio importante en el guardarropas de la señora Trump, de acuerdo con Dincuff Charleston, es que es menos revelador.
Sin embargo, cuando se le preguntó acerca de esta evolución, la señora Trump refutó esa teoría sobre un cambio de vestuario."Mi estilo se ha mantenido bastante constante a lo largo de los años", manifestó. "Siempre me pongo lo que me gusta y lo que es apropiado para la ocasión."
En el pasado, sus opciones de vestuario se inclinaban entre sexy y extravagante, muy lejos de un perfil conservador. En su boda en el 2005 llevó un vestido Dior de USD 100 mil , que precisó 550 horas de trabajo manual y que llevó 1500 cristales. Dio el sí ante una multitud y una torta de más de un metro y medio de largo, casi cien kilos de peso y decorada con extravagancia.
Sin embargo, por grandes que fueran sus ambiciones, aquella adolescente que desfilaba por las pasarelas italianas jamás aspiro en estar tan cerca de convertise en primera dama de Estados Unidos.