Su vida siempre estuvo dividida entre Buenos Aires y Santa Bárbara, Estados Unidos, debido a los compromisos laborales de sus padres. Hoy, con 24 años, continúa viviendo de la misma forma, pero no por otros sino por él. Su mundo está abocado exclusivamente a la gastronomía, pero no es uno más, no es un uno del "montón", es sobrino del gran Francis Mallmann.
Decidir cuál iba a ser su trabajo no fue nada fácil, aunque sí previsible. Compartir reuniones, cumpleaños y comidas familiares con uno de los más talentosos influyó, y mucho. "Me di cuenta de que me iba a dedicar a esto trabajando con Francis. Después de un tiempo de estar en sus restaurantes y eventos, noté que me fascinaba cocinar, interactuar con los clientes e invitados del hotel o de los eventos", explicó Agustín Mallmann.
Y ese fue el primer chispazo. Más allá de sentir pasión por lo que hace y crecer entre ollas y sartenes, tener un contacto constante con uno de los exponentes culinarios, contribuyó a que este joven se enamorara de la comida, de sus aromas y sabores.
No obstante, la relación tío- sobrino era prácticamente inexistente antes de que trabajaran juntos. Sin embargo, el contacto frecuente hizo que el tiempo perdido, fuera solo eso, tiempo. Recuperarlo fue fácil y los viajes ayudaron mucho: "después de mi primera temporada de seis meses en Garzón, Francis me invitó a viajar y a cocinar con él. Fue junto a un pequeño equipo de cocineros, fue una gran experiencia".
"Ese primer viaje fue a Texas,Estados Unidos. Me acuerdo perfecto. Después viaje a algunos lugares más con él. Fuimos a New York, Canada, Esteros del Iberá, Bariloche, Lago la Plata, Uruguay", explicó.
Hoy, se encuentra en California donde pasa los veranos de trabajando en eventos privados en diferentes partes del mundo. Además forma parte del equipo de Tastemade y tiene su propia serie titulada "Nómade", en la cual despliega sus habilidades a la hora de preparar diferentes platos en un entorno rodeado de la naturaleza de Argentina y Uruguay.
-¿Qué significa la gastronomía para vos?
-Es una forma de demostrar amor hacia otras personas, hacer que la gente pase un buen rato, no solo por la comida, sino por toda la experiencia que significa sentarse a comer y compartir la mesa. Creo mucho en que cocinar siempre es un acto de amor y entrega.
-¿De qué manera "absorbiste" los conocimientos de tu tío?
-Absorbí mucho el estilo de Francis. Su sencillez a la hora de armar un plato fue lo que más me marcó. Con productos de primera calidad creaba platos simples, pero increíbles. Los fuegos, el estilo de cocina que usa, me fascinó. Es algo muy lindo y visualmente muy elegante, pero a la vez rústico. De toda esa mezcla me enamoré.
-¿Te sentís a prueba todo el tiempo por ser el sobrino "de"?
-La verdad es que trato de no pensar mucho en eso. Obviamente es algo que me preguntan seguido, pero intento enfocarme en mi carrera y tratar de crear mi propio camino. Y aunque mucha gente por ahí piensa que lo tengo y tuve todo servido, yo sé que no fue así, me hice desde abajo.
-¿Cómo te ves de acá a unos años?
-Por ahora me dedico a viajar por el mundo, me llaman, voy y cocino. En algunos años me encantaría abrir mi propio restaurant, pero por el momento no. Creo que todavía soy joven y tengo mucho que aprender, así que por ahora soy feliz en la situación en la que estoy.
-¿Qué le cocinarías a Mauricio Macri?
– No sé que le gusta (risas) pero si tengo que elegir yo, tal vez le haría un buen Ojo de Bife Kobe con chimichurri, papas y boñatos doradas en el horno de barro con salsa criolla, una ensalada de coliflor quemada con cebollas asadas, perejil y una vinagreta de hierbas frescas, limón y miel.
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