Música para el alma: la iniciativa que lleva amor y melodías al hospital

Desde hospitales pediátricos hasta hogares de ancianos, este proyecto solidario lleva el arte de músicos profesionales de orquestas de renombre a quienes atraviesan un mal momento de salud. Una historia que nació del dolor y traspasa fronteras

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Música para el alma es una iniciativa solidaria que nació en hospitales porteños (María Inés Ghiglione)
Música para el alma es una iniciativa solidaria que nació en hospitales porteños (María Inés Ghiglione)

En un espectáculo musical, como los que pueden apreciarse en el Teatro Colón, el público espera en sus asientos, palcos o plateas a que los artistas luzcan su arte desde su lugar, el escenario. Sin embargo, el arte sacado del contexto clásico del teatro o el espacio cultural puede tener la misma potencia y expresividad que tiene desde el espacio que le es propio.

Ese es el caso de flautistas, clarinistas, solistas vocales e instrumentales que pertenecen al proyecto "Música para el alma" y llevan su profesionalidad y arte por fuera del teatro para alcanzarlo a quienes de otra forma no podrían acceder a él. Estos músicos, parados en el hall, pasillo o habitación de un hospital hacen sonar sus instrumentos para el deleite de los oídos de una persona que espera para sacar un turno, de un niño que está recibiendo un tratamiento o de un anciano que, acostado en una cama, se emociona con la pieza de una ópera.

El proyecto "Música para el alma" es una iniciativa gratuita y solidaria impulsada por músicos profesionales que tocan en orquestas como la Orquesta Sinfónica Nacional, la Filarmónica del Teatro Colón, la Orquesta Estable del Teatro Colón, la de Tango de Buenos Aires o el Coro Estable del Teatro Colón, entre otras, y dedican una porción de su tiempo a hacer felices a quienes más lo necesitan.

Jorge Bergero, chelista del Teatro Colón, fue quien empezó el proyecto (María Inés Ghiglione)
Jorge Bergero, chelista del Teatro Colón, fue quien empezó el proyecto (María Inés Ghiglione)

En 2011, a raíz de la grave enfermedad de Maria Eugenia Rubio, flautista de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, su pareja, Jorge Bergero, chelista de la Orquesta Estable del Teatro Colón, decidió hacer material el deseo de la joven artista de llevar la música que ellos sabían hacer al lugar donde ella se atendía.

En el momento más crítico de su vida -Eugenia permanecía internada en la Fundación Salud- sabía que no le quedaba mucho tiempo y decidió invertirlo en trascender. "María Eugenia empezó a generar estos conciertos y, como ella no podía tocar, empezamos a ir nosotros al lugar donde ella se atendía. Ahí nos dimos cuenta de que era muy diferente lo que sentíamos haciendo esos conciertos para esa gente que estaba pasando por situaciones tan complejas", contó Jorge, quien continuó la iniciativa.

"El proyecto nace acompañándola a ella y otras personas que pasaban por lo mismo con un grupo de amigos músicos del Teatro Colón donde yo tambien toco. Luego Eugenia fallece y en el mes de agosto es donde nosotros consideramos que empieza el proyecto y empezamos a ir a instituciones públicas. Ahí se fueron sumando colegas, nos extendimos a otras ciudades y después a otros países", relató Bergero a Infobae.

Un año después la idea tomó forma y se trasladó a otros espacios de salud. Ahora, con cinco años de actividad ininterrumpida, casi 300 conciertos solidarios y más de 2000 músicos voluntarios, "Música para el alma" sigue creciendo. La idea inicial fue brindar conciertos solidarios en hospitales y sanatorios porteños y actualmente ya logró llegar a centros de salud de diez países y tres continentes.

El último logro fue una gira en Bolivia de una semana. Habiendo podido llevar la idea a Uruguay, Chile, Perú, Paraguay, Ecuador, Italia, Francia e Israel, el proyecto fortalece la idea de lo que Jorge Bergero llama "una red musical solidaria internacional".

"Lo que hacemos es llevar una experiencia a otros países y pasarle la información y la idea a músicos profesionales de otros países que contactamos previamente. Vamos consiguiendo datos de musicos que esten en Buenos Aires que sean del país hacia donde vamos y empezamos a difundir e invitar para los diferentes conciertos. En Cochabamba, Bolivia se sumaron más de 150 músicos", contó el chelista del Colón.

Como impulsor del proyecto, Jorge hace mucho hincapié en que siempre se trata de una invitación, así es el sistema que manejaron siempre. En su página web, cualquier músico profesional que quiera participar puede anotarse y decidir cuándo hacerlo. "Acá cada músico dona voluntariamente su tiempo y participa en el momento que quiere y puede. Por eso tiene la energía que tiene, son cosas que no se ven pero se sienten. Es como cuando alguien saca una guitarra en un encuentro familiar. Lo sentimos desde el comienzo del proyecto, por eso no vas a ver a ningún músico mirando el reloj para irse. Todos los que están tienen ganas de estar ahí. Acá la música ya no es un fin sino que es un medio de expresión".

En cada intervención, aproximadamente 60 músicos profesionales se suman (Agustín Benencia)
En cada intervención, aproximadamente 60 músicos profesionales se suman (Agustín Benencia)

Para cada intervención artística, donde participan aproximadamente 60 músicos, los miembros del proyecto se encargan de hablar con las autoridades del hospital y avisan de la realización de la actividad para evitar ser invasivos. El objetivo siempre es llevar música clásica y popular a quienes no están atravesando un buen momento de salud. "Hay hospitales que cuando se enteran que somos músicos del Teatro Colón lo primero que dicen es que nos quieren dar el lugar con mejor acústica", contó Jorge. "Pero nosotros les decimos que vamos a donde está la gente. Tocamos para ellos, por eso es un proyecto solidario y gratuito".

Además, para el caso de los establecimientos de salud de niños, crearon un proyecto al que denominaron "Encuentros Artísticos para Pequeños" (EAPP) y llevan la música a través de cuentos con animales y canciones. Al final de cada intervención incluso los niños participan de la experiencia musical con unos pequeños violines. "Lo hacemos en guardias, áreas de pediatría de hospitales públicos y hospitales de niños. Es un grupo con 15 integrantes donde hacemos un hecho artístico que los saca de la situación en la que están".

Ahora el proyecto se constituyó como una asociación civil, lo que le permite recibir apoyo de otras entidades y organizarse mejor, lo que es "indispensable" para Jorge. Como los participantes son estrictamente músicos profesionales, la música que tocan es del más alto nivel y, como tales, necesitan prolijidad para armar los conciertos.

Desde hospitales pediátricos a hogares de ancianos, MPA lleva música a distintos centros (Agustín Benencia)
Desde hospitales pediátricos a hogares de ancianos, MPA lleva música a distintos centros (Agustín Benencia)

"Cuando nos escuchan se conectan con una parte que ellos tienen dentro, que es lo esencial. La música en vivo transmite una energía muy sanadora, y en nosotros produce también una conexión muy profunda porque va más allá del resultado, de lo que suena, es simplemente estar presente a través del arte, y eso genera una conexión muy linda", agregó Jorge.

Aunque para ellos es difícil explicarlo con palabras, la respuesta es siempre positiva. "La gran mayoría escucha la música, canta y baila con nosotros. En el caso del Garrahan sacaron las camas al pasillo, en instituciones de pediatría hubo niños con problemas severos que no se expresaban para nada y con la música se conectaron con nosotros", relató emocionado. "En una escuela de hipoacúsicos, un chico empezó a dirigir la orquesta y en el hogar de ancianos San Martín un abuelito que estaba en su cama internado nos dijo cuando fuimos con lágrimas en los ojos 'nunca pensé que iba a volver escuchar el Brindis de La Traviata en vivo de nuevo'".

Con la certeza de ir por el buen camino y con la esperanza de que el proyecto puede alcanzar y llenar de felicidad a muchas más personas, los artistas de "Música para el alma" siguen avanzando. Esperan que cada vez sean más los músicos que se sumen, que puedan crear nuevas modalidades e intervenciones y, fundamentalmente, seguir conociendo nuevos lugares donde poder "dejar una semilla para que la idea de la red musical solidaria internacional sea posible".

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