Si bien no son la misma persona, es imposible que no se mezclen por momentos. Julieta Otero creó a Roxi casi sin querer, cuando comenzó con un blog en el que descargaba "dramas domésticos", una especie de diario intimo aggiornado por la tecnología donde mezcló ficción con realidad.
Esas historias, que jamás buscaron un impacto masivo, se convirtieron en episodios web que no tardaron en viralizarse, a los que les siguieron: libro, Netflix, una obra de teatro, una web propia y hoy un espacio en la Televisión pública. Es que todas las madres pueden reflejarse en algo de Roxi: sus desbordes cotidianos y el amor incondicional a su hija que no impide las contradicciones que genera un rol colmado de exigencias como la maternidad.
"Para contar a Roxi elegimos una partecita nuestra, la más neurótica, la más obsesiva, la más histérica, la que se estresa más. Pero Roxi es agente inmobiliaria, tiene una vida determinada. Nosotras justamente al tener todo este canal de expresión artística, tenemos una vida mucho más amplia en un sentido de búsqueda", cuenta en referencia a su presente y el de Azul Lombardía, su socia.
Además sus hijas fueron creciendo. Hoy, ya ellas con 7 y 12 años hicieron que la "locura" de los primeros años de la maternidad de su progenitora disminuyera: "Estamos un poquito más cerca de, algún día, quizás llegar a algo parecido a un equilibrio más o menos estable", dijo entre risas.
Lejos de considerarse una gurú de las madres modernas, explica que sólo dice las cosas que se le cruzan por la cabeza: "No siento ni que pueda aconsejar a nadie, ni que tenga ninguna verdad de nada. La propuesta tiene que ver con el humor, con la ficción. Logramos decir algunas cuestiones claves que pegaron fuerte y que tienen que ver con bajar el nivel de exigencia, no es una bajada de línea real. Quizás mañana digamos más, más, más".
Pero también fue para ella una nueva búsqueda de la identidad, un redefinirse a sí misma como mujer y también redefinir su rol: "En un momento de nuestra vida creíamos que podíamos hacer la revolución, que íbamos a cambiar el mundo, militábamos y teníamos ideales muy fuertes y fue una etapa que nos definió. Nosotras realmente sentíamos esa esperanza de que íbamos a hacer un mundo mejor y después todo eso se empezó a cerrar en la vida doméstica, la casa. Una vida con mucha carga de aventura empezó con la maternidad a encerrarse en un lugar chiquitito y lo que hacemos con Roxi es esa especie de grito de libertad, de identidad. Pero nos terminamos riendo, no estamos haciendo ningún tipo de revolución, estamos quejándonos un poco de nuestra vida burguesa en casa, que tenemos una persona que nos ayuda y un auto porque trabajamos y estamos sobrepasadas por lo doméstico. Es eso, es un poco de queja, un poco de risa, un poco de juego".
Queda algo de esa Julieta en Roxi, la militancia que comenzó en el centro de estudiantes de su escuela, en Avellaneda, con ideales revolucionarios, puede verse hoy "más light" en la serie, en su versión "la vida me superó", como ella misma define: "Tengo el poster de León, de Fito, de Charly, del Che. Justamente, es una mamá progre que tiene un montón de ideales incluso para criar a su hija y fracasa todos los días con eso".
– ¿Cómo ves la maternidad actual?
Los mayores niveles de exigencia de maternidad perfecta son en este momento porque volvió de moda la lactancia hasta los dos años, el colecho, la presencia… Esta presencia excesiva que piden las escuelas de los padres que es realmente agotadora y que genera esta cantidad de grupos de WhatsApp y cadenas de mails, donde los papás propuestos por la escuela tenemos que organizarnos para hacer distintas actividades por los chicos. Después están las actividades que se les ocurren a los papás porque tienen frustraciones personales de actuar, cantar, bailar, entonces quieren hacer otras cosas. Además, obviamente está mal visto cualquier tipo de maltrato a los hijos, que por supuesto está muy bien, pero nos pasamos de mambo. Las madres de hoy ya no sabemos ni cómo dirigirnos a ellos y terminan siendo los reyes del mundo. Los tiranos de la casa. Como dice la frase; cuando nosotros éramos chicos mandaban los grandes y ahora que somos grandes mandan los chicos. A nuestra generación no le tocó mandar.
– ¿Qué es hoy ser una buena madre o por lo menos una lo suficientemente buena, como diría Donald Winnicott?
Estoy segura que desde el lugar de la exigencia no se llega. Creo que tenemos que perdonarnos, llegamos a la edad que llegamos con la madre que podemos ser, no sé si vamos a poder cada día lograr más y es real que el amor a la larga es la plataforma más fuerte. Yo soy de la onda presencia física, mirar, saber siempre dónde están, con cierta distancia, la distancia del rescate. Es la manera en que yo siento ser mamá, mucho cuidado, mucha franela física. A veces digo: "¿Estará bien? ¿Estará mal?". A la de 7 todavía le hago upa.
– ¿Y la culpa?
La culpa está todos los días, desde que te levantás hasta que te vas a dormir. Cuando ves que otro hace como madre algo que vos sentís que no podés. Yo soy tan omnipotente con las nenas que cualquier cosa mala que les pase siento que es mi culpa, después me río de mí misma porque es como que encuentro la manera de protagonizar. La culpa y el miedo son dos cosas que tenemos que tratar que estén en la menor medida posible pero en la maternidad se disparan a índices extraterrestres.
– ¿El miedo no se pierde más?
Vas encontrando un lugarcito donde ponerlo, vas negociando con él. Los campamentos, los viajes de egresados, no podés creer que vas a llegar a eso un día, a decirle chau a tu hijo. Pero bueno, llega también en un momento en que decís: "chau, andá mi amor, pasala bien un ratito, no doy más". El tiempo también hace sus maravillas. Pero sí, el miedo no creo que se vaya.
– ¿Cómo es el rol de los papás hoy?
Está en transición. Ahora para mantener una casa hace falta que trabajemos todos, incluso no sólo un trabajo. El rol del ama de casa que se dedica a la casa y a los chicos, quizás por un par de añitos puede existir, pero realmente tenés que tener un hombre que mantenga fuerte la casa porque no alcanza la plata. Entonces laburamos los dos por igual, pero en la vida doméstica y en la crianza esa igualdad todavía no se logró, para el varón sigue siendo una colaboración, con la comida, con los chicos, con el pediatra. Yo siento que las mujeres seguimos siendo la base de datos de la ropa de invierno, la de verano, los remedios, las vacunas, y el hombre está apoyando, ayudando. Apuesto a que somos nosotras los tenemos que criar a estos varones del futuro.
"Según Roxi" logró desde el humor, ponerle voz al hartazgo doméstico, a las contradicciones, las exigencias y las limitaciones y tocar los temas profundos que definen la maternidad actual, y fue justamente por la importancia que le dio a lo cotidiano que toda "mami" se encuentra en sus personajes y situaciones diarias.
"Hicimos un manual de uso en el blog que tiene incluso penalizaciones", explica sobre el uso de los grupos de WhatsApp de los que muchisimas mujeres se sienten presas. El grupo del colegio y el de danza, y el de futbol y el de la familia y el del trabajo, y, y, y… "Es muy complicado, ya ser metido compulsivamente en un grupo es algo polémico de por sí, porque después salir es una exposición muy grande. Silenciarlo por un año es la opción que dan los celulares, leer una vez por día todo lo que se habla para estar enterado, ver si uno puede aportar algo", agrega casi resignada.
– ¿Qué hacemos con las cosas que los chicos hacen en el jardín y nos traen de regalo?
Hay muchas opciones. Una es digitalizar todo, guardarlo en una carpeta y darle un beso y un abrazo muy grandes a cada uno de esos regalos, ponerlos en una bolsa y salir de noche después de las 12 de la noche al tacho y tirarlos. Otra es lo que harían muchos papás, y conozco papás que lo hacen: llega… "qué lindo" y tirarlo directamente. Otra es tener la casa invadida de una especie de museo de arte moderno polémico, Museo de Arte Demasiado Moderno se podría llamar. Ya nadie lo comprende, es muy parecido a un tacho de basura gigante porque entre que reciclan y están ahí aprendiendo… A mí me gusta mucho una posibilidad que tiene un poco de maldad: agarrar una caja preciosa, ir poniéndole cosas y regalársela después a las abuelas, esa es muy linda… Duele mucho tirar. En todo caso, es el trabajo sucio de los varones, de los papás, que les cuesta menos en general ¿No?
– ¿Qué se hace con la clase abierta del jardín?
Uno, con tal de darle todo a su hijo, es capaz de cualquier cosa, eso está clarísimo. Pero no está bien, no es necesario. No tiene nada que ver ser mamá con estar todo el tiempo en la puerta del jardín, agacharse a gatear en una clase abierta de gimnasia. Veo una mezcla entre negocio de las escuelas, una cosa de marketing, alguna gente que está al pedo y arrastra a otra, no sé. Sin juzgar… o re juzgando, no me parece que tenga que ver con ser buena madre. Uno elige lo que le quiere dar a su hijo y a mí personalmente me parece mucho más valioso el tiempo de conexión mío con mis hijas en casa que estar todo el tiempo rompiendo las pelotas en la escuela.
¿Colecho, sí o no?
Al colecho le digo sí desde la práctica, no soy una teórica. Pienso… qué se le va a hacer. Si a nosotras nos encanta dormir con ellos. Qué vamos a hacer para sacarlos. Primero resolvamos lo que nos pasa a nosotras, más fácil que ellas nos digan "mamá, basta de colecho" o "pero por favor vení", o te despertas a la noche y la tenés ahí.
– A los 15 años va a querer su habitación, en algún momento se va a ir…
Marga dice que ella va a vivir en casa con su marido. Pero no es que me lo dice como si fuera un chiste ni nada, como que lo da por sentado ¿Entendes? Que van a vivir todos en casa y como que él no se tiene que dar cuenta si ella se pasa a mi cama. Ella se proyecta toda la vida pasándose a mi cama. Yo no tengo problema.
– ¿Cómo se llevan tus hijas con Roxi?
Se divierten. Vamos a ver qué pasa después, si me hacen juicio, si me hacen pagarles años de terapias carísimas o constelaciones. No sé qué pueden llegar a necesitar para sacarse esto de encima. Hoy por hoy se diviertan como locas, vienen a los ensayos, a las grabaciones, hacen propuestas. Se enganchan mucho con la historia de amor de Roxi con Clarita. Lo otro es como que no le dan tanta bola. Ojalá me hayan salido medio negadoras.
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