Max Berliner, a sus 97: "Voy a estrenar una película y quiero ir al Bailando"

Comenzó su carrera a los 5 años. Tiene 97. Toda su vida la dedicó a la actuación. Max Berliner es un ejemplo. Siempre tuvo clara su vocación. Su padre se la inculcó. Por eso nunca abandonó sus sueños. Hoy tiene por delante varios proyectos. El próximo: estrenar El último traje, un film que lo tiene como protagonista.

La entrevista aún no había empezado (o sí, sin darnos cuenta), Max nos recibió en su casa, se sentó al costado de una mesa, en un living rodeado de recuerdos (recortes de diarios, folletos, revistas, DVD's con sus películas, fotos, libros, premios, muebles, más revistas), agarró un sobre usado y leyó un mensaje. Un mensaje que preparó y ensayó con anticipación (no quería confiarse de la memoria, que a veces – sin importar la edad – nos hace trampa). "La vida es amor. El amor te da energía, te ayuda a crear, a charlar, a hacer, a construir, a realizar tus proyectos, tus sueños. Estoy convencido que todos ustedes están enamorados, están llenos de amor", fue lo primero que expresó ante una cámara de Teleshow.

Luego, al recordar cómo nació su pasión por el teatro, Berliner se remontó a su infancia. "Viví toda la vida del teatro. Mi viejo no quería un hijo doctor, quería una actor. Había mucho teatro en ídish. Mi viejo quería que aprenda el ídish, entonces me llevaba al teatro ídish desde los cinco años. La primera obra que hice no me la voy a olvidar nunca. Interpretaba a un chico que estaba delante de un barco de inmigrantes que llegaba a la Argentina", rememoró.

En las tablas construyó su vida. En una sala de un teatro, de muy joven conoció a su mujer y a la madre de sus dos hijos, Rachel Lebenas. El arte los unió. "Ella me vio actuar. Me vio actuar y le gusté. 'La familia Karnowsky', se llamaba la obra. Yo tenía 23 años y tenía que hacer un pibe de 13, que celebrar su Bar Mitzvá. Se enamoró de mí y yo me enamoré de ella".

En lo profesional, hoy por hoy El último traje, una película Pablo Solarz, le llena el corazón de felicidad. En el film interpreta a un sastre de origen judío que en su avanzada edad decide ir en busca de un viejo amigo que le salvó la vida durante la Segunda Guerra Mundial: "Nunca imaginé que a los 96 años iba a a protagonizar un largometraje. Estoy muy feliz. Es una historia muy interesante, que reflexiona sobre la amistad".

Eso no es todo. Max también fantasea con estar en ShowMatch. "Yo no voy a ir a decirle a Tinelli 'vos me tenes que llamar'. Si él llama, yo voy. Voy y los mato. Tengo un cortometraje en el que bailo jazz que es una maravilla. Yo sé que Suar puede sugerir que yo esté en el programa y, al lo mejor, nace la oportunidad. No sé si algún día me convocarán. A mí me gusta el baile. Me encanta bailar y cantar", advirtió.

Sus trabajos

Participó de más de 40 películas. Los gauchos judíos, Y mañana serán hombres, La Patagonia rebelde, Plata dulce, Las barras bravas, Un amor en Moisés Ville, Seres queridos, entre otros títulos. En TV fue parte de: Drácula, El pulpo negro, Amigos son los amigos, Chiquititas, Tumberos, Botineras, Como pan caliente, Disputas, Doble vida, Casados con hijos, Hermanos y detectives, Malparida y Graduados.

Trabajó con todos los grandes. Casi tan grandes como él. Pepe Soriano, Luis Brandoni, Federico Luppi, Héctor Alterio, Norma Aleandro. Pruebas no faltan. En las paredes de su casa cuelgan retratos con todos ellos y otros tantos. Marcelo Tinelli, Susana Giménez, Moria Casán, Gerardo Sofovich, Alberto Olmedo también entran en esa lista. "¡Y con el gordo!", advierte. ¿Con Porcel? "¡Con Porcel! Era muy gordo. Era tan gordo que yo tenía que sostenerlo para que no se caiga en los rodajes. El público no me veía, pero yo lo sostenía de atrás. Era muy gordo", recordó.

La lista sigue: Alejandro Doria, Luis Sandrini, Norma Alejandro, Suar (padre), con quien Max tenía una estrecha amistad. "Leibele Schwartz era cantante del templo La Libertad. Un día estábamos caminando con él y su hijo (Adrián) por la calle Corrientes y me dice: '¿algún voy a poder ser tan exitoso como mi papá?'. Le dije 'claro, tenes que buscar una obra, una obra que te guste y tu viejo te va ayudar a hacer la obra'. Él no sabía para ser tan rico como el padre porque el padre tenía mucha plata. Finalmente él llegó a ser lo que es. Bueno, mi consejo – no se si lo ayudó – fue: 'vos tenes que trabajar, nunca bajar los brazos y valerte por vos mismo'", precisó.

Las distinciones

Reconocimientos no le faltan. De la crítica y del público. En 2010 fue distinguido como Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Dos años más tarde recibió el Martín Fierro a la trayectoria. Sí, el reconocimiento tardó, pero finalmente llegó. Sin embargo, sus 96 años valen más y lejos está de fanfarronear sus títulos: "Yo nunca busqué más y más. Lo que venía, yo lo agarraba y con eso me conformaba. Siempre tuve en claro que no hay papeles secundarios, hay buenos actores o malos actores. Obviamente me hubiese gustado ser más popular, hacer mejores películas, hacer más películas, pero no me quedo con eso".

"Además yo amo a la gente y la gente me aprecia a mí. La gente me para en la calle. Yo no puedo caminar. A veces me da vergüenza. En el subte me tapo para que la gente no me mire. Yo trato de huir de eso, no me gusta. Me piden fotos, autografos. No me escapo de eso, pero trato de pasar desapercibido. No me gusta que me piensen a mirar. Me da vergüenza. Trato de evitar que me paren. No es que me desagrade, no me gusta, no lo busco", agregó.

¿Cuál es su secreto? ¿Cómo hace?

Max no se vence. Busca nuevos desafíos. Si es necesario los inventa. Busca estímulos, pasiones, algo que lo inspire y que los estimule a seguir. No abandona sus sueños. Ahora tiene algo en mente: una obra. Una obra que quiere dirigir y en la cual está trabajando desde hace más de seis años. No tiene actores. No tiene producción. Solo un texto. Una simple adaptación. Está convencido. Quiere hacerla realidad. Va a hacerla realidad. Max no abandona sus sueños.

"Esto es lo único que me falta. 'El hombrecillo de los gansos' de Jacob Wassermann. Esta es una ilusión que tengo. Es una adaptación. Una adaptación de una novela. Una novela muy grande. Hay que leer mucho. Este es uno de los sueños que tengo pendientes. Algún día la voy a llevar a cabo. Necesito el productor y la gente que que quiera hacerla. No es mucho lo que se necesita. Se puede hacer más rico, más pobre, pero se puede hacer de cualquier forma. Con plata y sin plata, pero se puede hacer. Que venga el productor y la hacemos. ¡Hoy mismo!", enfatizó enérgico.