Los enigmas de los grandes robos a los bancos y el misterio de los 150 millones de dólares que permanecen ocultos

El éxito de la serie española "La casa de papel", que trata sobre un robo perfecto en la Casa de la Moneda, volvió a poner en escena los más increíbles asaltos a entidades bancarias. Por qué nunca aparece el botín y dónde esconden el tesoro los delincuentes

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Las 99 cajas de seguridad del Banco Macro
Las 99 cajas de seguridad del Banco Macro

Los tres rehenes estaban encapuchados. El sereno rezaba en silencio. A su hijo le transpiraban las manos. Acurrucado en un rincón, un linyera trataba de dormir, ajeno a todo.

Mientras tanto, en el subsuelo, los delincuentes se reían y festejaban entre el polvo y los escombros. Ya habían cavado dos boquetes, anulado las tres alarmas y sacado el dinero y las joyas de 99 cajas de seguridad.

Solo les quedaba cumplir dos detalles: escribir en la pared un mensaje provocador y dejar en el suelo un fajo con seis mil dólares.

Los investigadores creen que ese dinero se les cayó cuando huían. Pero el linyera, que desde hacía ocho años dormía en la puerta del banco, dio otra versión. Dice que esa plata se la regalaron a él, pero no se animó a agarrarla. "Gordo, te dejamos algo, comprate ropa y bañate", le avisaron los asaltantes.

El golpe al Banco Macro, ocurrido entre la noche del sábado 6 y la mañana del domingo 7 de marzo de 2010, a dos cuadras del Congreso Nacional y a tres de la comisaría 5ª, tuvo un final con tributo incluido al robo del siglo en el banco Río de Acassuso, ocurrido el 13 de enero de 2006.

Los delincuentes usaron un cascote para escribir en una pared esta frase: "No será el robo del siglo, pero es el robo del milenio".

Fernando Araujo, el líder de la banda que robó el Río, había dejado un poema en la bóveda: "En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es solo plata y no amores".

El mensaje que los delincuentes dejaron en el Banco Macro
El mensaje que los delincuentes dejaron en el Banco Macro

Se había inspirado en el mensaje que el ex mercenario y ex comando Albert Spaggiari dejó en el banco Societè Generale de Niza, Francia, tras robar 18 millones de dólares el 19 de julio de 1976. "Sin armas ni violencia", decía el escrito.

El mensaje que dejó la banda del robo del Banco Río de Acassusso
El mensaje que dejó la banda del robo del Banco Río de Acassusso

No es la única similitud que tienen estos dos grandes robos. Además los une un enigma: ¿dónde se ocultan los botines de los asaltos?

Se estima que los ladrones del robo del siglo robaron unos 25 millones de dólares. Entre los clientes del banco se encontraba Ernesto Sábato, autor de El túnel (la banda justamente huyó por un túnel, en dos gomones, tras burlar a 200 policías), pero su caja no fue abierta.

La Policía solo pudo recuperar un millón: se lo sacó a Rubén Alberto de la Torre, quien lo ocultaba en la heladera, en el horno y debajo de la cama y fue delatado por su mujer.

Los pistoleros que robaron el Banco Macro se habrían llevado 40 millones de dólares.

"¿Por qué se creen que pusimos que era el robo del milenio? Robamos mucho más que los muchachos del robo del siglo", dijo uno de los autores del asalto a un compañero de celda.

La serie española La casa de papel, que trata sobre un robo perfecto en la Casa de la Moneda, volvió a poner en escena los grandes robos. No son pocos los que creen que los guionistas se inspiraron en el robo del siglo al Banco Río. La originalidad del plan y el perfil sofisticado del líder son dos de las coincidencias.

Pero el mayor enigma de los robos argentinos es el destino de los tesoros robados.

Luis Mario Vitette, uno de los ladrones del Banco Río de Acassuso. Estuvo cuatro años preso, dijo que se gastó todo el botín y se “retiró” de los asaltos: abrió una joyería en Uruguay
Luis Mario Vitette, uno de los ladrones del Banco Río de Acassuso. Estuvo cuatro años preso, dijo que se gastó todo el botín y se “retiró” de los asaltos: abrió una joyería en Uruguay

La Policía estima que hay más de 150 millones de dólares ocultos –en distintos escondites o cuentas de testaferros o en propiedades– que fueron robados de bancos y camiones blindados.

"A veces, como en el Lejano Oeste, los ocultan bajo tierra. Conozco el caso de uno que enterró australes en un gallinero. Cuando salió de la cárcel los australes no corrían más. Se quería morir. Robar no es lo más difícil: lo difícil es dónde guardás el botín".

Esa máxima criminal pertenece a "La Garza" Hugo Sosa Aguirre, uno de los míticos líderes de la superbanda que en los años ochenta robaba bancos y camiones blindados.

Un ladrón que pidió reserva de identidad asegura que la mejor forma que encontraron algunas bandas de esconder un botín es enviándolo a Europa."Hay un sistema que se llama 'cable negro' a través del cual se puede mandar dinero sucio que en Europa recibe un testaferro".

En los cinco golpes más grandes de la historia criminal argentina no se encontró el dinero robado. Uno de ellos fue ejecutado por el uruguayo Claudio Rubén Silva Silva, "el rey de los boqueteros", que rompió un viejo axioma según el cual "solo un delincuente experto puede cometer un robo genial".

“La Garza” Sosa y Luis “El Gordo” Valor
“La Garza” Sosa y Luis “El Gordo” Valor

Era un novato de 25 años cuando en 1976, en plena dictadura militar, decidió dar el zarpazo. El comienzo de la historia fue un domingo cualquiera al mediodía, mientras almorzaban con su madre y su prima.

La chica, empleada de limpieza del Banco Galicia de Marcelo T. de Alvear 670, hizo al pasar un comentario que llamó la atención de Silva Silva y su hermano José. "En el banco hicieron un simulacro de alarmas. Dice el gerente que es imposible de robar".

La frase, lejos de desalentar a los hermanos, los impulsó a planear lo que ellos consideraban "una aventura".

Un día, su prima pidió licencia porque tuvo un ataque de asma. Fue la oportunidad deseada por los Silva Silva. José se postuló como reemplazante de su prima y el banco lo aceptó.

No solo eso: con el tiempo se ganó la confianza de sus jefes y le dieron una llave para que entrara todas las mañanas. Antes del golpe, los hermanos pasaron un sábado en el banco para estudiar el panorama.

El boquete, las cajas de seguridad y la bóveda violentada
El boquete, las cajas de seguridad y la bóveda violentada

El fin de semana del 7 y el 8 de agosto de 1976 los hermanos se encerraron en la sucursal para concretar el robo. Fueron acompañados por dos cómplices: el Negro, y el Loco, un técnico electrónico que desactivó las alarmas.

Estaban tan confiados que antes de empezar a hacer el boquete hacia la bóveda de las cajas se pusieron a comer unos sándwiches.

El agujero fue hecho en una pared oculta entre un viejo techo y un nuevo cielorraso más bajo. Pasaron por el boquete y entraron en la bóveda por un conducto de la luz. José quedó afuera porque era el único que podía justificar su presencia en el lugar.

Los ladrones se encontraron con 1976 cajas de seguridad. Se llevaron dólares, francos suizos, libras esterlinas, barras de oro, alhajas y objetos insólitos, como una dentadura, pestañas postizas, cocaína y un envase de antisudoral.

Se llevaron un botín de cinco millones de dólares y 50 kilos de joyas. Hubo damnificados famosos: el ex vicepresidente Vicente Solano Lima, la actriz Mona Maris, el gremialista Casildo Herrera y el dinero de la sucesión de Aníbal Troilo.

La huida fue simple. En la estación de subte, Claudio Silva Silva vivió dos momentos que nunca olvidará.

El primero: un policía no le sacaba la mirada de encima. Silva Silva pensó que todo estaba perdido: el uniformado lo palparía, le revisaría la bolsa y era probable que antes de llevarlo al calabozo le diera una paliza. Pero no, el policía se acercó solo para pedirle un cigarrillo. Silva Silva respiró aliviado.

El segundo: cuando fue a comprar el boleto, el vendedor, al verlo con las bolsas, le hizo una pregunta ingenua que ahora cobra otro sentido: "¿Va a laburar o de picnic?". Silva le respondió: "A laburar, querido. A laburar". Subió al vagón y mientras se alejaba de la estación supo que el plan marchaba como había planeado. Habían escondido parte del botín debajo de las tejas, en pozos y en los jardines de sus casas.

"Soy el rey de los boqueteros, si a mí me das un rato entro en el Banco Nación haciendo un boquete con forma de corazón", declaró Silva Silva en 1994 al Diario Popular.

Se retiró del delito y ahora se dedica a colocar pisos. Alguien que lo conoció cuenta que Silva nunca olvidó el olor de la plata fácil. "Olía los billetes como si fuera el cuello de una mujer perfumada", solía decir el ex ladrón.

Agentes policiales frente a la sucursal del Banco Río de Acassuso
Agentes policiales frente a la sucursal del Banco Río de Acassuso

Para Silva Silva, con la plata robada se puede hacer cualquier cosa menos ponerla a nombre de un testaferro. "Porque te la roban. Yo la tuve toda pero la perdí y la gasté".

"Yo siempre la guardaba bajo tierra, en el campo de mi abuela", dijo un ladrón retirado que pidió reserva de identidad.

El otro gran robo boquetero ocurrió entre el 4 y el 6 de enero de 1997, la época del uno a uno, cuando un grupo de ladrones audaces robó 20 millones de dólares de 164 cajas de seguridad de la sucursal de Recoleta (Las Heras y Callao) del Banco Crédito Argentino.

"El ladrón de la película Rififí es un poroto al lado nuestro", llegó a decir uno de los asaltantes. La banda construyó un túnel durante siete meses, a pocos metros de la comisaría 17° de la Policía Federal.

Cuatro de ellos fueron detenidos y condenados. Uno de ellos era un ex espía y el otro un policía retirado.

Además de las escuchas telefónicas, un testigo insólito ayudó a esclarecer el increíble robo: un mendigo rengo que solía dormir en la esquina de la farmacia Colón, frente al banco, declaró ante la Justicia que los días previos al robo un grupo de hombres entraba y salía del local de Callao 1519 –que los ladrones alquilaron el 24 de junio de 1996 para comenzar a cavar el túnel– para hablar por el teléfono público ubicado en la puerta de la farmacia.

El mensaje en la puerta de la bóveda (Foto: gentileza El Litoral)
El mensaje en la puerta de la bóveda (Foto: gentileza El Litoral)

"La sociedad piensa que los boqueteros son unos ídolos", dijo uno de los condenados cuando le dieron la libertad condicional. Entre los damnificados de ese asalto estuvieron Mauro Viale, Mirtha Legrand, Hugo Sofovich, Antonio Cafiero y el ministro de la Corte Suprema, Carlos Fayt.

En promedio, cada uno de ellos tenía medio millón de dólares. A uno de los clientes le robaron un sable de 150 años que había heredado de su tatarabuelo. Como su valor era incalculable, le pagaron 100 mil dólares pesos por daño moral y psicológico.

El 1 enero de 2011, una banda de boqueteros robó 20 millones de dólares del banco Provincia de Cabildo y Echeverría, en Belgrano. El tesoro nunca fue hallado.

"Los boqueteros invirtieron una fortuna porque el túnel que construyeron estaba alfombrado y tenía aire acondicionado", reveló una fuente con acceso al expediente.

¿Por qué nunca aparecen los grandes botines? "Tarde o temprano, la Policía deja de buscarlos. Es probable que ocultar el botín sea más difícil que cometer el robo. El dinero siempre delata y termina mareando a los ladrones. Muchos de ellos caen por comprar autos y casas de lujo", dijo una fuente de la Policía Bonaerense.

Luis Valor con una remera de Al Pacino: “Yo guardo la plata en el banco”, ironizó
Luis Valor con una remera de Al Pacino: “Yo guardo la plata en el banco”, ironizó

Una vez, cuando le preguntaron dónde guardaba la plata que robaba, el Gordo Valor –ex líder de la superbanda- respondió: "En el banco, ¿dónde la voy a guardar?".

Valor recuerda una anécdota: en los 90, con su banda dio un golpe contra un banco de Pacheco. Eran 12 delincuentes que huyeron a los tiros. Lo hicieron tan rápido que olvidaron lo más importante: la bolsa con los dólares, que quedó arriba del techo de un auto que dejaron abandonado.

Estuvieron a punto de volver. Pero la zona estaba rodeada de policías. Pasaron más de veinte años, pero los ladrones siguen pensando en ese botín que ni siquiera pudieron repartir.

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