Habló la ex jueza amenazada desde la cárcel por el jefe de "Los Monos": "Me preocupa que diga que sabe dónde vivo"

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Alejandra Rodenas (Télam)
Alejandra Rodenas (Télam)

Alejandra Rodenas, la ex jueza que procesó a parte de "Los Monos" en Rosario, se refirió a los dichos de uno de los líderes de la banda narcocriminal, Ramón Machuca -conocido como "Monchi Cantero"-, quien desde la cárcel difundió un video con amenazas.

"Me preocupan tres cosas de la grabación: que siembre un manto de sospechas sobre la investigación cuando fue todo transparente; que esté diciendo claramente que sabe donde vivo; y que haya llegado a filmar un video en una sede penitenciaria y desde allí lo haya difundido", aseguró Rodenas en diálogo con Infobae.

En las imágenes filtradas desde el penal de Coronda, en Santa Fe, Machuca dice que fue procesado con "fundamentos vagos" y que Rodenas está haciendo su campaña política -competirá en las internas del justicialismo contra Agustín Rossi- con información falsa sobre la investigación.

Sin embargo, hay datos incontrastables que demuestran el compromiso que mantuvo la ex magistrada con la investigación. De hecho, mientras estuvo al frente de la instrucción libró órdenes de captura -nacional e internacional- no sólo de "Monchi", sino también de Mariano "El Gordo" Salomón.

A partir de esas órdenes de detención, la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) de la policía santafesina estableció el lugar desde donde Machuca grababa videos en los que se jactaba de continuar en libertad pese a las pruebas que se acumulaban en su contra en los expedientes. Las escuchas interceptadas en esa investigación fueron giradas a la Justicia federal y permitieron, por ejemplo, avanzar en la causa por narcotráfico.

"A partir de la difusión de este video, ¿tiene miedo?", preguntó Infobae. "No estoy asustada, esos son los riesgos que asumí como jueza, yo los conocía, y a pesar de eso seguí adelante con la investigación", contestó Rodenas.

En rigor, durante su función como magistrada sufrió amenazas a través de extraños llamados telefónicos a su celular y a la línea del juzgado, y mensajes a través de terceros. Incluso hubo un confuso episodio con su hijo mayor, que fue golpeado brutalmente en un local bailable y nunca fue aclarado.