Dijeron que "se ahorcó" en una comisaría, pero su familia sospecha que lo mató la policía

Gonzalo Fernández tenía 22 años y era padre de dos nenes de 2 y 6 años. Fue detenido por una pelea con vecinos en la localidad de Almirante Brown y falleció en el calabozo. La carta que pone en duda la versión policial

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Gonzalo Fernández, un joven de 22 años que trabajaba en una fábrica de sodas, murió el domingo 18 de junio dentro de la comisaría 3ra de la localidad bonaerense de Almirante Brown, 14 horas después de haber sido detenido por la policía en el marco de una pelea entre vecinos.

La versión que el personal de la seccional transmitió a la familia del joven fallecido dice que Gonzalo se suicidó en el interior de un calabozo con su propia remera. Sin embargo, los peritos forenses informaron luego de la autopsia del cuerpo que la muerte se produjo por un "paro cardiorrespiratorio por asfixia mecánica", producido por el ahorcamiento con una sábana.

Para los familiares y amigos, Fernández, padre de dos nenas de 2 y 6 años, lejos estaba de querer quitarse la vida. Por el contrario, se sentía avergonzado de la situación y no veía la hora de salir. Esto quedó evidenciado una vez que en la fiscalía tuvieron acceso a una carta escrita de puño y letra del detenido, en la que pide ayuda a su esposa para salir y afirma que extraña a sus hijas.

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"Hola, Vero: avisale a mi compañero Maxi que caí en cana por firmar tarde, ¿sí? Estoy tranqui, bien. Necesito que denuncies a xxxxx (se refiere a la familia del vecino que se peleó con Gonzalo) con testigos así salgo. Si no tengo para rato. Mostrá que te pegó, todo. Estoy tranqui, bien. (…) Extraño a las nenas. Hacé la denuncia que me jode la causa anterior. Las amo".   

Gonzalo se refiere en la carta a una causa que se le inició meses atrás por movilizarse en un vehículo sin documentación, cuando se dirigía junto a un amigo a realizar la transferencia. Por ese hecho había sido demorado y liberado horas más tarde con la condición de que cumpliera con el trámite.

El viernes 16 a la noche, en la esquina de Belgrano y José Sánchez, en el barrio San José, un vecino de Gonzalo, de aproximadamente 40 años, se acercó sorpresivamente, lo increpó y lo golpeó en el rostro. Era el padre de dos jóvenes que habían tenido un cruce verbal con Gonzalo. Tras iniciarse la pelea, los hijos del agresor se sumaron y lo golpearon entre todos. Luego fueron a la casa y le pegaron también a su esposa y a su papá. Según asegura Verónica, fueron armados con cuchillos y le produjeron un corte en la espalda.

Ese episodio puso furioso a Gonzalo, que en la madrugada del domingo de Día del Padre, cerca de las 4, intentó llegar a la casa de la familia vecina para vengarse. "Estaba muy enojado por cómo me habían pegado a mí", dijo Verónica, la pareja de Gonzalo, a Infobae. Según aseguró la Policía, fueron los mismos vecinos quienes lo denunciaron al joven repartidor de agua, y antes de que pudiera iniciar una nueva pelea, se lo llevaron detenido. Catorce horas después, personal de la comisaría se contactó con la familia para comunicarle que había muerto. Que se había suicidado colgándose en su celda.

La familia de Gonzalo Fernández tiene fuertes sospechas de que lo mató la policía. "No quería quitarse la vida, al contrario. Él estaba preocupado por el trabajo, por las hijas. Pedía ayuda y quería salir", afirma Verónica.

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Otro detalle hace pensar a los allegados de Gonzalo que detrás de su muerte estuvo el accionar policial de la seccional 3ra de Almirante Brown. Cuando fueron a reconocer el cadáver a la morgue, encontraron que tenía dos marcas en la frente y una en la mejilla. "No me cierra que se haya ahorcado", dijo la mujer.

También les llama la atención la cercanía del calabozo donde se encontraba el joven con el de otros detenidos. "Estaba solo en esa celda. Enfrente, a pocos metros, había chicos jugando al truco. En la causa dice que Gonzalo tenía frío y por eso unos presos le prestaron una sábana y una frazada. Supuestamente nadie vio nada hasta que lo encontraron colgado", relató Verónica.

Familiares y amigos de Gonzalo se movilizaron el martes 11 de julio desde la plaza del barrio San José a la comisaría 3ra en reclamo de Justicia y por el esclarecimiento del hecho. Cuentan con el apoyo y asesoramiento legal de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), cuyo equipo de abogados patrocinará a la familia de la víctima.

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Verónica contó a este medio que después de la marcha recibieron intimidaciones por parte de efectivos de la comisaría 3ra. Pasan patrulleros, los vigilan. Hace pocos días se presentaron en su casa. Bajaron dos uniformados de un patrullero, preguntaron por algún familiar de Gonzalo y los atendió el papá.

-"¿Piensan hacer alguna manifestación mañana?", preguntó el policía.

-"No, por el momento no. En unos 15 días quizás. ¿Por qué, no se puede?" 

– "No. Y tengan cuidado", respondió el uniformado. Y se fue.

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El padre del joven fallecido presentó una nueva denuncia en la fiscalía por los aprietes de la policía. Ahora los suegros de Verónica, ella y sus hijas -viven en la misma propiedad- cuentan con custodia las 24 horas. Un patrullero merodea la cuadra y tienen un teléfono donde llamar ante cualquier movimiento extraño.

En la casa que Gonzalo estaba construyendo poco a poco todo es desolación. Verónica está sin trabajo, por lo que recibe la ayuda de sus padres y sus suegros para poder darle de comer a sus hijas.

Las nenas, aunque son pequeñas todavía, sienten la ausencia del papá. "La más grande, de seis, algo entiende. Cada vez que ve una foto, llora. La más chiquitita lo busca todo el tiempo. El otro día fuimos a la fábrica donde trabajaba, veía los bidones y lo buscaba. "Papi, papi", decía. Él amaba a sus hijas. Decía que nunca iba a dejarlas solas", recuerda su pareja.

Nadie puede creer que Gonzálo se haya suicidado. Sus amigos del barrio, sus compañeros de trabajo, el dueño de la fábrica, todos dicen lo mismo: "Gonza no se mató, lo mataron".