Así cayó “El Mocosón”, el temible sicario peruano vinculado a la Mara Salvatrucha y supuesto capo narco

Richard Castillo, oriundo de El Callao, instaló su presunto negocio en la villa Las Achiras de La Matanza. Reconoce lazos con el capo Gerald Oropeza y la mayor pandilla de América Latina. Fue detenido ayer con 15 cómplices, 30 mil dosis de cocaína y armas de alto poder

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Foto policial de Richard Castillo, “El Mocosón”.
Foto policial de Richard Castillo, “El Mocosón”.

Richard Castillo Salazar, "El Mocosón", oriundo de El Callao, zona central del Perú, estaba, por así decirlo, lejos de casa. Había ingresado al país hace siete meses, según información judicial, para instalarse en la villa Las Achiras en el partido de La Matanza. Montó, según la acusación en su contra, diversas "tienditas", kioscos de narcomenudeo en ranchos expropiados a punta de pistola junto a su hermano, René Vladimir, "El Cojo". Una media docena de subalternos manejaba su estructura, con casi una decena de dealers de varias nacionalidades con apodos coloridos como "El Rengo", "El Chinito Pizza" y "El Paragua".

El tarifario, según fuentes policiales, era al menos interesante para el mercado transa de Las Achiras, con un menú de cocaína peruana, considerada de mayor calidad que la boliviana y traída presuntamente en dobles fondos de valijas y vehículos en vez de los estómagos de mulas tal como estilaron otros peruanos como "Marcos" Estrada. Una dosis de pasta base para los adictos en los pasillos podía costar diez pesos. Un gramo de cocaína de pureza standard, 150. Otro gramo de "alita de mosca", cocaína de mucha mayor calidad, casi de culto entre los cocainómanos porteños, ascendía a 300 pesos.

Al "Mocosón", la dependencia La Matanza de la división Drogas Ilícitas de la Policía Bonaerense lo había buscado durante largo tiempo. Fue detenido ayer, no en Las Achiras, sino en una pequeña casa de Ezeiza, sin demasiados lujos. No se inmutó cuando lo arrinconaron y lo arrojaron al piso para esposarlo, tras una larga investigación de la UFI Temática de Estupefacientes de La Matanza a cargo del doctor Marcos Borghi.

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“Mocosón”, a cuerpo completo.
“Mocosón”, a cuerpo completo.

No cayó solo tampoco. El operativo en Las Achiras, en el que intervinieron 300 policías con dos escuadrones del Grupo Halcón, recolectó 16 detenidos, la mayoría peruanos, 30 mil dosis de pasta base y cocaína más cinco pistolas, varias de ellas de teflón y con capacidad para perforar un chaleco antibalas. También, se encontraron dos fusiles de asalto con mira láser y de gran porte, armas al menos pesadas para un narco que se mueve por pasillos. La Policía Bonaerense encontró números de serie en los fusiles: ninguno tiene pedido de secuestro en el país.

"Mocosón" fue indagado este mediodía. Pero frente a un comisario de alto rango de la Policía Bonaerense en una dependencia de La Matanza, horas después de ser detenido en la pequeña casa de Ezeiza, Castillo Salazar dijo una de las frases más inquietantes que un funcionario de seguridad tuvo que escuchar en los últimos años: "Sí, pues soy jefe de la Mara Salvatrucha".

La espalda tatuada del sicario.
La espalda tatuada del sicario.

Es un título pesado para colgarse encima. El nombre es temible por sí solo: la Salvatrucha, la MS-13, es la pandilla trasnacional más incontrolable de toda América Latina. Formada por salvadoreños en Los Angeles a fines de los 80, se expandió a casi todos los países del continente, responsable de homicidios, manejos brutales de migrantes y tráfico de metanfetamina. Sus miembros se marcan el cuerpo con tatuajes referentes al grupo y su simbología. La presencia de la Mara Salvatrucha en Perú data de 2012, precisamente en el Callao, con pandilleros como Candy del Pilar Montenegro, la "Machona Candy" y acusaciones de extorsiones, homicidios, tráfico de drogas. Entre sus dibujos precarios y cicatrices de arma blanca en la piel, Castillo Salazar no tiene ningún tatuaje de la Mara, algo que sorprendió a los policías que tomaron las imágenes que ilustran esta nota. En privado, "El Mocosón" aseguró tener sus motivos para no marcarse.

Todavía no está probado si su llegada a la Argentina obedece a una avanzada del grupo en la Argentina. No hay escuchas telefónicas en la causa, ni mensajes que validen la llegada de nuevos mareros, o un plan controlado de desembarco. Pero Castillo Salazar, sospechado de haber mandado a matar a un policía a quien le disputaba una mujer, que se inició como carterista en su adolescencia y egresó a delitos como robo de camiones y secuestros extorsivos, respondería a otros intereses. Fuentes de la investigación vinculan fuertemente al "Mocosón" con uno de los mayores capos narco de su país: Gerald Oropeza, el "Tony Montana" peruano, según la prensa de Lima.

Fusil símil AK-47 incautado a la banda
Fusil símil AK-47 incautado a la banda

Castillo Salazar no solo habría trabajado como sicario jerárquico para Oropeza, hoy preso tras sobrevivir a un atentado a balazos en su camioneta Porsche en abril de 2015: su hermano, que cayó preso con él, habría también participado en la estructura. Uno de los sobrinos del "Mocosón" murió al servicio del joven capo. Oropeza, por su parte, está vinculado a Salvatore Zazo, "Zazá", un famoso mafioso italiano de gran peso con base en Turín.

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La filiación con el capo explicaría la calidad de la cocaína encontrada y el poder de fuego de las armas, pero si "Mocosón" se instaló en la Argentina para expandir las operaciones del clan o "se cortó solo por toda la presión de vuelta en Perú", según especula una fuente clave del caso, todavía es un punto incierto. Por lo pronto, la Justicia local cursó un pedido de informes sobre los 16 detenidos a Lima: no hay pedido de captura alguna de Interpol u otra agencia internacional.

Junto con "Mocosón", además de su hermano René, fue detenido otro de sus parientes, su primo Jesús Castillo Prado, que también integró  el cartel de Gerald Oropeza como sicario. Fue un cambio de carrera: Jesús había sido parte de los Boinas Negras del Ejército peruano, con entrenamiento militar que incluyó paracaidismo en la Escuela de Comandos de Chorrillos, en Lima. Luego de dos años en la infantería de tanques, según información que recibió la Policía Bonaerense, desertó del Ejército y se convirtió en un soldado de alto rango en el ejército narco de Oropeza.  

Los resultados del operativo, denominado "Callao", fueron presentados hoy en La Matanza por el ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo. "Debemos dar todas las garantías para que los fiscales, la Justicia y la Policía actúen. Tienen todo nuestro respaldo, saben que pueden trabajar tranquilos, que hay firmeza, que hay un compromiso del Gobierno de acompañar estas decisiones", aseguró el ministro.

Parte de la droga incautada
Parte de la droga incautada