La Justicia dejó en libertad a una cultivadora de cannabis

Adriana Funaro fabrica su propio aceite de marihuana para combatir la artrosis. Había sido detenida en febrero por cultivar 36 plantas en su casa. La Cámara de Apelaciones dictó falta de mérito

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Funaro, en casa de su hija, con jeringas llenas de aceite de cannabis
Funaro, en casa de su hija, con jeringas llenas de aceite de cannabis

Dos meses y cinco días atrás, un comando de la Policía Bonaerense irrumpía en la casa de Adriana Funaro, una mujer de 46 años que padece artrosis, como si fuera una narcotraficante. Los agentes secuestraron sus 36 plantas de cannabis, que usaba para convertirlas en aceite y tratar su enfermedad y la de niños del barrio enfermos, y la dejaron presa. La pesadilla se hizo larga y el combate judicial, intenso. Finalmente este jueves la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora dictó su inmediata libertad por asumir que su cultivo no afecta la salud pública.

"Estoy feliz, muy feliz", dijo Funaro a Infobae, con una emoción inocultable. Esas fueron sus primeras palabras en libertad, minutos después de enterarse que la Sala III de la Cámara había considerado el recurso que interpuso su defensora oficial, María Victoria Baca Paunero, contra la prisión preventiva dictada el 30 de marzo pasado por el juez penal Horacio Hryb, de los tribunales de Lomas de Zamora.

Los argumentos de los magistrados Jorge Tristán Rodríguez, Tomás Bravo y Martín García Díaz se conocerán mañana. Pero lo central del fallo es que la Cámara dispuso la falta de mérito de Funaro. Según le adelantaron fuentes judiciales a Infobae, la Sala III de la Cámara se basaría en que no hay motivo suficiente para entender que lo que hizo Adriana (cultivar plantas para su consumo medicinal y personal) afecta la salud pública, el bien que -supuestamente- defiende la ley de drogas actual.

Adriana y su hija Micaela, junto a una planta de cannabis
Adriana y su hija Micaela, junto a una planta de cannabis

Mañana se conocerá, entonces, si el fundamento del fallo está relacionado con la falta de pruebas o si los camaristas directamente consideraron que todo está probado pero que igualmente no alcanza para acusar a Funaro de violar la ley.

"Es importante que la Justicia considere que lo que hago no afecta la salud pública. Creo que de todos modos debería corresponder el sobreseimiento. Pero ojalá sirva para que los que tienen la salud en nuestras manos, que son los jueces, entiendan que lo que hacemos con el autocultivo es cuidar nuestra salud", consideró Adriana.

Mañana también se sabrá si la Justicia deberá seguir investigando a Funaro a partir de la falta de mérito o si, por los argumentos, se deducirá que luego de este fallo viene el sobreseimiento. Técnicamente la causa sigue en trámite, pero ahora con Adriana en libertad y en su casa de la localidad de Ezeiza, la misma donde cultivaba sus plantas. "Mañana veremos qué tipo de precedente jurisprudencial sienta este fallo", anticipó la abogada defensora de Funaro, Baca Paunero, a Infobae.

Funaro le da aceite a Delfina, quien padece microcefalia y desde que consume cannabis mejoró notablemente
Funaro le da aceite a Delfina, quien padece microcefalia y desde que consume cannabis mejoró notablemente

Adriana cayó presa el 22 de febrero (al otro día le concedieron la prisión domiciliaria) luego de que su vecino la denunciara por cultivar cannabis, motivado por una discusión doméstica sobre la construcción de una medianera. Además de para combatir los dolores de su artrosis, Funaro también produce aceite de manera solidaria para Delfina, una nena de 3 años con microcefalia que, desde que consume cannabis puede interactuar con sus padres y dejó de sufrir las 20 convulsiones por día. La sospechosa de "narcotráfico" forma asimismo parte de un colectivo de cultivadores solidarios que asesora a decenas de pacientes con cáncer, fibromialgia, epilepsia, autismo y otras dolencias.

Hoy a la tarde Funaro celebró modestamente junto a su hija Micaela, quien le dio lugar durante estos dos meses para que cumpliera con la prisión domiciliaria. "Estoy muy feliz y muy contenta pero seguiremos luchando por el derecho a mi salud, el de Delfina y el de toda la gente identificada en estas causas. El cannabis es una planta maravillosa que sana nuestra alma y nuestro cuerpo y nos tienen que dejar cultivarla", le dijo a este medio con la voz quebrada y el espíritu intacto.

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