El conmovedor ejemplo del hombre de 85 años que el sábado marchó para que nunca más peligre la democracia

Desde su niñez Franco Mariani oyó hablar de golpes militares. Vivió mucho tiempo bajo ese flagelo, y eso lo inspiró para renovar su imbatible fe en la democracia

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Es sábado primero de abril, son las seis de la tarde –o tal vez las siete–, el año que corre, 2017… y los años de él, ¡85!

Larga vida. Pero vida que sólo ha dejado una huella visible en su espalda agobiada. Sólo allí. No en su invencible fe democrática. Porque este hombre que no conocemos –uno más en la multitud– marcha por esa fe.

Muchos se conmueven por su edad y por su esfuerzo. Quizá no comprenden que el motor que lo impulsa es fuego sagrado: apoyar a la democracia, pero no sólo como sistema político. También –y sobre todo– como el modo más noble de pensar, de vivir, de convivir con el prójimo.

Franco Mariani tiene muchas y sólidas razones para marchar.

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Era apenas un niño cuando seguramente oyó voces de pena y de furia al mismo tiempo, recordando como en 1930 los militares habían derrocado a punta de sable al presidente Hipólito Yrigoyen.

Desde su adolescencia, y en adelante, sabrá y condenará ese 6 de septiembre: la semilla fatal de los golpes de Estado como génesis de las dictaduras, el cáncer de su patria y de muchas otras del mundo. No olvidará nunca el nombre de ese primer usurpador. General José Félix Uriburu. Tampoco el nombre del período nefasto que inauguró: La Década Infame.

1930: los militares derrocan a punta de sable a Hipólito Yrigoyen. Se inicia la Década Infame
1930: los militares derrocan a punta de sable a Hipólito Yrigoyen. Se inicia la Década Infame

Hacia 1938 –el hombre de la marcha tiene apenas 6 años– contempla, perplejo y sin comprender, una delirante sucesión de cambios en el poder. El presidente Roberto Ortiz gobierna cuatro años: 1938 a 1942. Una severa diabetes lo condena a la ceguera, y renuncia. Lo sigue Ramón Castillo…, pero sobre la democracia vuelve a alzarse el fantasma del golpe militar. Sucede el 4 de junio de 1943. Responsable: el general Pedro Pablo Ramírez.
Nuestro hombre, el de la marcha, tiene 11 años. Ve pasar camiones cargados de soldados… Y a Ramírez lo sucede otro general: Edelmiro Farrel.

1943: Edelmiro Farrell y Pablo Pedro Ramírez, otra vez un golpe militar
1943: Edelmiro Farrell y Pablo Pedro Ramírez, otra vez un golpe militar

Y de pronto, el 17 de octubre de 1945, una ola gigantesca lo arrastra. Miles de obreros llegan a la Plaza de Mayo vivando a un militar: Juan Domingo Perón. Nuestro hombre, que no ha perdido su fe en la democracia, se pregunta qué pasará

Y el 24 de febrero de 1946 el país va a las urnas. El día en que Perón empieza una larga saga. No sabemos a quién votó su familia. Pero podemos imaginar que todos ellos -el niño de 14 años también- se espantarán ante la masacre del 16 de junio de 1955 (aviones de la Marina bombardeando la Plaza de Mayo: más de 200 muertos), y a sus 23 años verá, el 16 septiembre, otra vez el poder en manos militares. Aún con sus claroscuros… ¡otra dictadura!

1946:  el país va a las urnas y asume el general Juan  Domingo Perón
1946:  el país va a las urnas y asume el general Juan  Domingo Perón

Nuestro hombre, demócrata impenitente, vuelve a respirar en 1958. Se abren las urnas. Asume Arturo Frondizi. Pero poco durará esa primavera que supone sin armas ni uniformes… porque el mal acecha. Jaqueado por planteos militares constantes, gobierna hasta el 29 de marzo de 1962, derrocado por las fuerzas armadas, que instalan en la Casa Rosada a un civil, José María Guido, para aparentar una salida democrática que no es más que una farsa.

Nuestro hombre, que ha llegado a su madurez sin perder, pese a todo, su fe, sigue viviendo en estado de desencanto… Estado que se revierte el 12 de octubre de 1963, porque asume la presidencia Arturo Umberto Illia, radical de pura cepa, modesto médico de Cruz del Eje, y demócrata fervoroso. Pero llega con el peronismo proscripto: una mancha indeleble.

1963: Arturo Umberto Illia, Radical, gobierna con honestidad, pero la fiesta democrática duró poco
1963: Arturo Umberto Illia, Radical, gobierna con honestidad, pero la fiesta democrática duró poco

Gobierna con una honestidad pocas veces vista en la historia del país. Una fusión de austeridad personal y principismo democrático. El hombre encorvado del sábado, uno más en la multitud, siente que por fin volverá a regir la Constitución. Pero esa fiesta moral dura poco…

Otro general (y van…), Juan Carlos Onganía, ordena derrocar a Illia y usurpa el Sillón de Rivadavia. Dictador férreo y de pocas luces, se lo llevan los vientos del Cordobazo.

1966: nuevo presidente de facto, el general Juan Carlos Onganía
1966: nuevo presidente de facto, el general Juan Carlos Onganía

Pero las urnas seguirán clausuradas. Lo mismo que el Parlamento. Lo mismo que todo rasgo de democracia. Porque siguen dos generales más. Roberto Levingston, que dura apenas… ¡nueve meses!, desplazado por Alejandro Lanusse.

Empiezan los años 70. Nuestro testigo cumple 38 años de esperanza… desesperanzado. Porque más allá de los vaivenes de Balcarce 50, corre en el país un atroz reguero de sangre: la guerrilla y la contraguerrilla. Asesinatos, secuestros, atentados, bombas. Un negro festín de odio y de armas. Nuestro hombre llega a pensar que la democracia y la paz han claudicado para siempre…

1973/1974: Perón e Isabel Martínez. Muerto el líder asume “Isabelita” , inepta para el cargo
1973/1974: Perón e Isabel Martínez. Muerto el líder asume “Isabelita” , inepta para el cargo

Perón, en Madrid, prepara su vuelta. Elecciones en marzo del 73. Gana Héctor Cámpora, un fiel adláter de Perón. Presionado por la guerrilla –la sangre sigue corriendo–, le entrega el mando a Perón. Que ha llegado al país en medio de La Matanza de Ezeiza, una bestial carnicería entre grupos de la derecha y la izquierda peronista.
El hombre encorvado empieza quizás a sentirse viejo, y en derrota su fe. Pero aún no ha visto todo…

Muere Perón. Asume su mujer, Isabel Martínez, inepta para el cargo. Y el 24 de marzo del 76 no llega a Olivos: el helicóptero se desvía al Aeroparque. Golpe de Estado. La misma pesadilla que nació en 1930…

1976: los años más oscuros y sangrientos de nuestra historia. El golpe de Videla, Maserra y Agosti
1976: los años más oscuros y sangrientos de nuestra historia. El golpe de Videla, Maserra y Agosti

Llegan los años de la última tentación militar: el poder para siempre. A Videla, Massera y Agosti –la primera mala junta–, los suceden Viola, Galtieri, Bignone.

Y en el medio, lo inimaginable: la guerra de Malvinas. Años sofocantes. Para el hombre de la marcha del sábado y para todos. La caída de Puerto Argentino y su diezmo de sangre terminan con la danza macabra de los generales.

Llega Raúl Alfonsín. Nuestro testigo apenas puede creer lo que oye… ¡El presidente asume recitando el Preámbulo de la Constitución!

1983: Raúl Alfonsín y el amancer de la democracia
1983: Raúl Alfonsín y el amancer de la democracia

Pero la intolerancia nativa es infinita. Levantamientos militares y paros generales le ponen al rojo el sillón de mando. Sin embargo, es hombre de coraje: sienta ante los jueces a los dictadores militares.
Pero la fe democrática del hombre del sábado, y de millones como él, vuelve a ponerse a prueba.

La economía es un tornado. La inflación llega a picos desesperantes. Y Alfonsín cede. Renuncia a favor de Carlos Menem. Pero la democracia no ha perdido la batalla. No se va a pesar de la breve y fallida presidencia de Fernando De la Rúa y de la violencia que tiñe la Plaza de Mayo.
Pero nuestro hombre teme que otra vez… Porque en pocos días se suceden cinco presidentes, y cree que alguna espada…

Pero no. Néstor Kirchner. Cristina Kirchner. Mauricio Macri. La democracia para siempre.

A pesar de esa certeza, el sábado primero de abril, a sus 85 años, Franco Mariani, el hombre de la foto, el ciudadano que nunca se entregó a la resignación, marchó sin desmayo para que la democracia, aún entre nubarrones, aún entre los duros enconos patrios y sus actores principales y de reparto, siga dejándolo respirar.
A él.
A todos.