Crimen del "arbolito": el prófugo ya había invitado a la Policía a entrar al departamento del hallazgo

Es el vigilador Pablo Reyes. El cadáver de Nicolás Silva se encontró ayer en su casa de Montserrat. Reyes había reconocido que le compró los 70 mil dólares a Silva. Fueron a su casa tres veces y declaró en la causa: nunca quedó detenido. Hoy, la PFA está tras su rastro

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Pablo Reyes, en su DNI.
Pablo Reyes, en su DNI.

Ya no quedan dudas de su identidad. El cadáver de Nicolás Silva, el empleado de una financiera desaparecido el 4 de octubre pasado, fue reconocido oficialmente esta mañana tras su autopsia en la Morgue Judicial de la calle Viamonte. Había sido hallado ayer en un departamento de la zona de Montserrat, sobre la calle Venezuela al 1200: estaba dentro de un placard en el sector del lavadero, envuelto en dos capas de nylon grueso, con una bolsa en la cabeza atada con un collar de perro. Silva, apuntan fuentes en la PFA, fue visto también por última vez en la cuadra de Venezuela al 1200.

El relato ante la Policía de quien lo encontró fue un poco inverosímil. Brenda Blanco Reyes, de 39 años, empleada de limpieza que vive en el lugar, aseguró creer que el olor que venía del placard desde hacía varios días era de heces de perro. Tras abrir el armario, se encontró -después de cortar el plástico transparente- con el cuerpo de Silva. Luego, llamó a la Policía.

Los efectivos de la comisaría 4° de la Policía de la Ciudad y de la División Homicidios de la PFA que se hicieron presentes en el lugar no le creyeron.  La Unidad Criminalística Móvil de la PFA determinó lo obvio de cara al olor nauseabundo que desprendía el cuerpo: llevaba muerto por lo menos 30 días. Silva tenía la misma ropa y zapatillas con las que fue visto por última vez, tal como se lo puede apreciar en una filmación del subte porteño recuperada por la Justicia. Así, Brenda quedó detenida junto a su suegro, Antonio Reyes, el padre de su marido, Pablo, que estaba también en el lugar.

Pablo Reyes
Pablo Reyes

Lo cierto es que el nombre de Pablo Reyes, que trabaja como vigilador privado, no es nuevo en la causa que instruye la fiscalía de Nuñez-Saavedra a cargo del fiscal José Campagnoli. Todo lo contrario: ya es un viejo conocido del expediente. Reyes y Silva, según constató la PFA, habían hablado por teléfono el día de la desaparición del "arbolito".

El mes pasado, Reyes declaró en la fiscalía y reconoció haber hecho el negocio de 70 mil dólares con Silva, el nudo central del caso. No hizo falta llevarlo por la fuerza pública; llegó a la dependencia dirigida por Campagnoli a la hora que fue citado. "Nunca hubo razón para sospechar de él; su relato cerraba. Hasta dijo para dónde había salido Silva después de verlo", dice perplejo un investigador.

Fuentes con acceso a la causa aseguran algo más inquietante: que la Policía ya había ido "al menos tres veces" al departamento de la calle Venezuela. "Fue primero la Federal y luego la Metropolitana, los invitaba a pasar. Reyes hasta tenía tres chicos ahí. Decía todo sin ponerse nervioso", afirma la misma voz.

¿Acaso Reyes mudó el cadáver hace pocos días, luego de las visitas policiales? "Es casi imposible", apunta el investigador: "Es una cuadra muy transitada, hay cámaras, es de verdad difícil que nadie lo haya visto". Ayer, la división Homicidios comenzó a buscarlo. Se allanaron dos domicilios vinculados a Reyes, sin obtener resultados. Se determinó que el vigilador tiene parientes en Córdoba y Jujuy, lo que lanzó un procedimiento en la terminal de micros de Retiro que también fue infructuoso.

Nicolás Silva.
Nicolás Silva.

Hasta la tarde de ayer, la sospecha para Campagnoli pasaba por otro lado. El entorno de Silva, que era hincha de Defensores, había señalado como responsable de la desaparición a un presunto barra del mismo club que fue inhabilitado para cambiar dólares en 2011 por el Banco Central.

El testimonio apuntaba a que Silva había sido "guardado" en la Villa Zabaleta por un narco local vinculado a este supuesto barra del club de Belgrano. El celular del "arbolito", según consta en el expediente, fue activado desde el asentamiento de acuerdo a la triangulación de celdas. Campagnoli mandó a allanar objetivos en la villa; se encontraron drogas y armas, pero no apareció el teléfono o el cadáver de Silva.

Hasta ahora, la única hipótesis sobre el motivo del crimen apunta a un robo desesperado. Cómo Reyes redujo a Silva para matarlo -si es que es el culpable-, es otra incógnita: el empleado de la financiera era luchador de muay thai.