Marcos Gorbán: "Si el Che viviera, se sentiría muy incómodo con lo que nos toca padecer"

El productor televisivo devela en su nuevo libro la historia de un espía de Ernesto Guevara jamás contada antes

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Marcos Gorbán es uno de los realizadores de TV más respetados de este medio. Padre de muchos de los reality shows de la pantalla chica argentina (Gran Hermano, Operación Triunfo, entre tantos) , productor de investigaciones periodísticas resonantes (Tierra de periodistas) y consultor de medios internacionales, acaba de publicar su libro "Los Ojos del che".

"Para hablar en términos televisivos, Fernando Escobar Llanos, el protagonista del libro,  era como un productor de locaciones de Ernesto Guevara. Se adelantaba para prepararle el terreno: en Argentina, en el Congo, donde luego fuera el Che", le cuenta a Infobae TV.

Hasta ahora, Losojo, así se apoda el hombre,  era un total desconocido. Ningún libro de historia lo menciona. Hasta ahora, el joven militante del comunismo Gorbán no sabia que su propio padre lo había atendido mientras se planeaban actividades secretas del partido. Hasta ahora, Marcos no se había revelado como un formidable escritor capaz de relatar en un libro un texto cinematográfico que se ubica en Cuba, en la provincia de Buenos Aires y en aquel mundo entero que se entusiasmaba con el "hombre nuevo" del rosarino  más célebre del mundo.

"¿Si el Che viviera  què sería?", se permite fantasear Gorbán.  "Se sentiría muy incómodo. De eso estos seguro", se responde.

En esta extensa charla, el productor habla de Néstor, de Cristina, de Macri y, especialmente, de una historia que nunca pierde su mirada personal, homenajeando a sus padres y recreando su propia historia con orgullo y deseo de futuro.

Aquí, parte del diálogo:

— ¿Cómo fue que encontraste la historia de este libro?

— Me la encontré en otro libro. Alberto Nara me regala  Secretos en rojo que contaba las pequeñas historias secretas, no conocidas, del Partido Comunista Argentino, partido en el que militó mi familiar, militaron mis padres y yo de adolescente. Allí me doy cuenta que hace como 26 años que me fui pero fui pero ahí estuve siempre. Y fue una etapa de mi vida que creo superada pero de la que no reniego. La verdad es que ha pasado la vida para el mundo y para mí.

Entonces me atraparon las historias y encontré la historia de éste agente, de éste espía de los que contaba, y le pregunté a Nara si el tipo estaba vivo porque la verdad me dieron ganas de conocerlo. La verdad es tomar unos mates, contame anécdotas, punto. Me dijo no sé, dejame ver, nadie sabe. Y a las 2, 3 semanas, me llama y me dice te quiere conocer. Ya el él te quiere me sonó a ¿Cómo que él me quiere conocer a mí?  Y en la primera entrevista salió  que mi padre, médico,  lo había atendido gratis, no le había cobrado y que para él esto fue un gesto.

Después a lo largo de las entrevistas fui enterándome que la relación era mucho más cercana de lo que yo creía. Mi viejo no sabía lo que él hacía pero él militaba en el PC junto con mi mamá y mi papá en Lomas de Zamora a comienzos de los años 60, estoy hablando hace más de 50 años, yo no había nacido.

Y así es como me empiezo de enterar de cosas absolutamente chiquitas como que aprendió a manejar con el auto de mi viejo accidentalmente.

¿Què función cumplía "Losojo", el protagonista de tu libro al lado del Che Guevara?

— Si estuviésemos hablando en términos de televisión diría que es un productor de locaciones. Cuando nosotros trabajamos en la televisión siempre hay un productor que va adelante y dice vamos a grabar acá, alquila el lugar, chequea que esté la energía, que esté todo bien como para que después venga el equipo de producción y grabe. Esto es lo que él hacía para el Che, llegaba antes a los lugares a los que el Che planeaba ir, hacía un relevamiento, veía cuáles eran los posibles peligros, las posibles vías de escape, posibles aliados, enemigos. Y esa información era la que le hacía llegar.

— ¿Qué es hoy para vos haber sido comunista?

— Haber querido construir un mundo mejor. Haber querido aportar a la construcción de una sociedad donde no hubiese tanta desigualdad. Creía que era el camino. Sigo creyendo que esa sociedad es posible. Sigo creyendo que es necesario que haya una sociedad más justa donde no haya hambre, donde no hayan desocupados, donde no haya violencia de género, donde no hayan analfabetos. Bueno, no es el camino, no funcionó. Habrá que pensar o habrá que reformularse otras cosas o habrá que encontrar quizás una síntesis entre éste modelo de sociedad que sabe producir mejor porque evidentemente produce con mejor calidad y más cantidad con aquella sociedad que pretendía tener una justicia social o una justicia entre los hombres que no fueran enemigos entre sí.

— Con toda la prevención del caso durante muchos años de estos últimos se invocó al Che. Yo decía algunos creían que estaban en Sierra Maestra haciendo la revolución y a mi modo de ver no lo eran ¿Cómo viviste eso?

— Bueno, yo en alguna línea de los capítulos alguien me dijo acá destilaste enojo. Yo algunos momentos los viví con mucha frustración y con mucha contradicción mía, contradicción interna, porque por un lado estoy de acuerdo muchas cosas que se decían, claro que estoy de acuerdo. Pero también es cierto que me lo decía gente que hace 15 años atrás no lo decía, y ahora me lo decía y ganaba un subsidio y ganaba mucha plata diciéndomelo, pero antes no. Quiero saber si me lo va a seguir diciendo mañana. Esta contradicción tenía. Porque está bien, o sea, es de fondo. O sea ¿Me lo estás diciendo porque lo pensas? Porque está bien, yo coincido, estamos de acuerdo, completamente de acuerdo con la política de derechos humanos o con esta historia o con aquella otra historia ¿Cómo no voy a estar de acuerdo? Mi vieja estuvo desaparecida, mi vieja fue torturada, mi hermana también. Cómo no voy a estar de acuerdo con la política de derechos humanos, claro ¿Pero es genuina? No estoy hablando del gobierno, estoy hablando de mucha gente que yo tenía alrededor y con la que convivo y discuto todo el tiempo. Y sé que en muchos sí es genuina y vivían con profunda alegría que por primera vez ese discurso no fuera oposición.

— ¿Cómo viviste el proceso de Néstor y de Cristina.

— A mí Néstor me sorprendió mucho inicialmente. Más allá del cuadro, hubo otras cosas. Me sorprendió mucho lo de la Corte, me acuerdo que estábamos ensayando una gala de Operación Triunfo en Telefé el año 2003. Cuando en el ensayo yo estaba sentado en el control viendo entra la cadena nacional y Néstor Kirchner hace el discurso diciendo que va a empezar el juicio político contra los miembros de la Corte. Y sentí que estaba cambiando algo. Y me gustó. Y me gustaron mucho muchísimas de las medidas que empezó a tomar el gobierno de Kirchner en los primeros años. Estuve muy de acuerdo. Absolutamente de acuerdo. Incluso fascinado porque el tipo por momentos se adelantaba a lo que uno quería, iba adelante. Un día llamaba a una conferencia de prensa y era "Se pagó la deuda al Fondo Monetario". Al otro día era que, no sé, el predio de la ESMA se convierte en un museo. Al otro día era tal cosa. Entonces iba adelante, yo no podía no estar de acuerdo. Capitalizar el Banco Central, que cada vez hubiera más reservas, que cada vez la economía argentina se sintiera más respalda. Que se subsidiara el trabajo, entonces las empresas para dar trabajado durante 2 años tenían subsidios para poder contratar más gente y de esa manera que la carga impositiva… Había un montón de cosas que yo escuchaba y decía puta.

Después sentí que hubo un quiebre y empezó a involucionar. Y después me empezó a pasar lo contrario, así como antes iban adelante de los hechos después iban atrás y negándolos.

¿Qué cambió del Kirchnerismo?

Yo me acuerdo que una de las cosas que me sorprendían de Néstor Kirchner es que de pronto en un programa de radio, me acuerdo estar un día manejando escuchando el programa de Ari Paluch y que Ari Paluch criticó no me acuerdo qué medida del gobierno y de golpe suena el teléfono, lo sacan al aire y era el presidente de la nación diciéndole no, hay un error, no es así, es asa, pa, pa, pa, polemizando como un oyente más.

De ese modelo al modelo donde no se habla más, solamente te reto desde un púlpito, y no es un error lo que digo, así lo sentía, a mí me pasaba que yo decía pero si yo estoy de acuerdo por qué me retan. Sentía que me retaban. Y era una picardía, lo sentía con mucha angustia, no lo sentía feliz eh. Ni enojado ni nada, decía qué picardía, se está perdiendo una oportunidad histórica.

— Habría que preguntarlo a un cientista político o a un psicólogo ¿Qué crees que pasó?

— Es que tendría que tener información que no tengo. Evidentemente es como, viste cuando hablamos de fútbol y vos decís qué tal cosa ¿Vos qué sabes qué discutieron los jugadores en el vestuario? ¿Qué pasó con el técnico? Qué sabes si ese tipo no lo puso de titular porque estaba lesionado, porque se esguinzó o porque lo están guardando. No tenes ni idea. Y a mí me parece que hay un montón de información que yo no tengo como para saber qué pasó. Sí que se perdió un momento histórico muy importante y que vinieron muy bien, me gustaba mucho.

Después bueno, después empezaron a descubrirse un montón de cosas. Empezaron a suceder un montón de cosas quizás que antes no sucedían.

— Frente a esto cómo ves éste proceso de Macri que comenzó el 10 de diciembre.

— También con mucha ambivalencia pero claramente, ideológicamente, yo estoy en otro lado o creo estar en otro lado.  Por otro lado reconozco ser empresario y empiezo a entender también algunos mecanismos que antes no entendía. Tenía una pequeña productora de televisión pero empresario al fin. Pero entiendo… A ver, la no ideología es una ideología. Claramente esa es mi diferencia. Esto de somos gente común despolitizada que hacemos no es cierto. O sea, no existe lo despolitizado. Vos podes estar de acuerdo de un lado, del otro. La negación, el tapar el discurso, el tapar el compromiso ideológico, es una ideología también. Y generalmente cuando se habla de no discutir políticas de fondo, de no discutir conceptos o cuestiones de fondo es peligroso. Es peligroso porque a veces algunas medidas que no tienen un anclaje en lo conceptual terminan convirtiéndose en medidas tontas o en medidas complicadas. Después terminas con el famoso discurso de "mano dura", "suban las penas", y todas esas cosas que son manotazos desesperados que nunca resuelven.

— Tu personaje central, este hombre, está muy atravesado por tu familia, ¿Con los que sobreviven de tu familia lo has conversado? Porque digo, debe haber sido un cimbronazo personal el descubrimiento de esta historia.

— Sí, fue mucha movilización personal. Con mi vieja lo hablé durante el proceso del libro. Hubo un mecanismo que yo me hice medio reality. Será que tengo algo que ver con el reality, que no hablé con mi vieja hasta no tener la investigación bastante avanzada. O sea, yo a mi vieja le conté que estaba haciendo una investigación de este tipo pero nunca le dije quién era hasta que ya tenía claramente conceptualizado y entendido quién era el tipo y ubicado en tiempo e historia y recién ahí le abrí la información a mi mamá que me la complementó de manera maravillosa. En el libro todas las miradas de mi vieja son por momentos hasta muy divertidas.

— Terminemos con una frase bien peronista que se usaba con Evita, si el Che viviera sería…

— Que buena pregunta. Me encantaría decirte hincha de Banfield, pero no, era de Central. Que difícil hubiese sido para el Che vivir en este momento ¿No?

— Una vez creo que fue Antonio Cafiero, no me acuerdo quién, yo lo hinchaba y me dijo si Evita viviera sería la jefa, no me moleste.

— Si el Che viviera sería hincha de Banfield no, sería demasiado. No, estaría muy incómodo el Che.

— ¿Con?

— Con este mundo, con esta sociedad, con este presente. No solamente en la Argentina, con todo lo que nos pasó con los que él llamaba su grupo de pertenencia, su identidad, su humanidad.

— Pienso también que aquel hombre nuevo que estaba por nacer todavía…

— Pero el hombre nuevo está por nacer era un discurso te diría más leninista, más soviético. Hablaba de otra cosa, de la granja. No sé, me imagino más una matrioshka con los labios rosados cuando escucho al hombre nuevo. Leía eso yo y me lo creía, no tenía un carajo que ver con lo que estaba pasando pero también tiene que ver con estos velos que se fueron corriendo.

Entrevista completa

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