La creencia popular indica que los dedos arrugados son únicamente una consecuencia de pasar un período prolongado bajo el agua, una reacción normal luego de pasar horas en la pileta, después de desafiar las olas del mar o, simplemente, tras tomar una ducha. Sin embargo, este fenómeno puede tener un motivo oculto.
En términos fisiológicos, este tipo de cambio en la piel es el resultado del paso del agua a la capa exterior de la piel, algo que provoca que los dedos se hinchen y se arruguen. Es una respuesta controlada por el sistema nervioso simpático que se debe a una contracción de los vasos sanguíneos al interactuar con los líquidos.
Pero el sistema de regulación que se activa llevó a la comunidad científica a pensar que había una justificación evolutiva más profunda. Efectivamente, de acuerdo a un estudio en conjunto de la Royal Society y Universidad de Newcastle tiene una razón más: se trata de un mecanismo corporal cuyo fin es mejorar el agarre en las superficies húmedas.
Para los especialistas, mantener manos y pies inmersos en líquidos da inicio a un proceso biológico que permite una mejor manipulación de objetos húmedos. El organismo crea canales que generan que el agua se drene cuando los dedos entran en contacto con el agua, permitiendo movimientos más ágiles y seguros.
Durante el experimento que permitió arribar a la conclusión, los 27 voluntarios disponibles tuvieron que recoger piedras de vidrio inmersas en un recipiente de agua utilizando una mano -que estuvo en remojo durante media hora- para luego pasarla a través de un orificio. Luego repitieron el mismo procedimiento con la otra extremidad, que estaba seca.
Finalizada las las pruebas, se constató que aquellos participantes que tenían los dedos arrugados realizaron la tarea más rápido que el otro grupo. La función es similar a la que cumplen las hendiduras de los neumáticos.
En el análisis, publicado en la revista Biology Letters, se indica que el arrugamiento no aparece hasta después de los cinco minutos de exposición constante al agua, lo que significa que el contacto incidental no es suficiente para que estas se produzcan.
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