La fiebre amarilla es una enfermedad viral que se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes aegypti. Puede ser grave y hasta provocar la muerte. No tiene tratamiento pero puede prevenirse mediante el tipo de vacuna específico, un método seguro y efectivo.
Angola declaró el viernes el fin de la peor epidemia mundial de fiebre amarilla en una generación, tras una campaña de vacunación de 25 millones de personas apoyada por Naciones Unidas que logró que no se diagnosticaran nuevos casos en seis meses.
El brote comenzó hace un año en un suburbio de la capital, Luanda, antes de extenderse por toda Angola, un país del sureste africano que todavía conserva las cicatrices de la guerra, y la República Democrática del Congo. En total, más de 400 personas han muerto.
Más de 15 millones de angoleños y 10 millones de congoleños fueron vacunados gracias a una campaña coordinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En un comunicado titulado "El fin de la epidemia de fiebre amarilla en Angola", el Ministerio de Salud de Luanda dijo que la campaña de vacunación había detenido a la enfermedad.
La OMS dijo en septiembre que la epidemia estaba bajo control pero que era demasiado pronto para decir que había sido erradicada, pues se sospechaba que podía haber hasta 6.000 casos de esta enfermedad transmitida a través de mosquitos.
El riesgo de estos brotes en todo el mundo ha aumentado en los últimos años como consecuencia de la urbanización y de la movilidad creciente de la población. Este año, además, fue particularmente fuerte por el fenómeno meteorológico El Niño, que multiplicó el número de mosquitos.
Con información de Reuters
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