Fernando Iglesias: "Cambiemos es una orquesta donde cada uno toca su instrumento"

Polemista duro, a veces agresivo, se ganó su lugar como tercer candidato a diputado nacional por la CABA defendiendo al Gobierno en los programas de televisión. Qué dijo de Macri, Carrió y Marcos Peña

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Escritor y periodista, Fernando Iglesias se ganó el tercer lugar en la lista de diputados nacionales por la Capital Federal por su talento como polemista. Duro, muchas veces agresivo, defendió al Gobierno aún cuando la comunicación oficial nunca promovió ese tono, muy alejado del "duranmarquismo" que los hombres y mujeres del PRO aprenden en horas y horas de coaching, antes de salir a los medios. Sin embargo, el presidente Mauricio Macri le agradeció su rol en los programas políticos, donde defendió las ideas que tuvo siempre, y le ofreció la candidatura.

Estuvo en el piso de Infobae TV presentando El año que vivimos en peligro. Cómo sobrevivió el Gobierno de Cambiemos al Club del Helicóptero, un libro inquietante de la historia que todavía estamos viviendo, que da nuevas ideas y valiosas lecturas de la Argentina, desde el peronismo hasta hoy, pasando por los difíciles años K, obviamente.

– La primer pregunta podría ser justamente esa, ¿cómo sobrevivió?

– De milagro.

– Pero vamos con eso al final. Arranquemos con tu propia situación, ya que hablás en el libro de situaciones de soledad en los años K. Además, dedicás el libro a Juan José Sebreli, que también vivió años de incomprensión. ¿Vos te sentiste en peligro durante estos años?

– Sí, claro, por supuesto que sí. Además de haber sufrido amenazas y agresiones, nada grave. Hasta hace poco vivía en un departamento de San Telmo y, desde que dejaba el auto en el garaje hasta mi casa, tenía 200 metros de recorrida. Siempre que caminaba por ahí pensaba en el maquinista Andrada, que fue el que le entregó el tren en Once al que después lo chocó y, por lo tanto, un testigo fundamental en la causa. Murió de cuatro balazos en la espalda en una parada en el conurbano. Se llevaron el teléfono celular y no la billetera, y lo caratularon como homicidio en robo y no pasó nada.

– Además, hubo casos de agresiones muy duras a periodistas.

– Yo estaba con Leuco, de casualidad. Iba para la radio a un reportaje que me hacían en otro programa y justo me lo encontré a él que estaba sentado y ensangrentado por esos motochorros que lo habían golpeado. Tuvimos miedo, sí. Siempre recuerdo la sensación de soledad cuando en el 2008 presentamos la denuncia por asociación ilícita contra el kirchnerismo. Estábamos Carrió, Patricia Bullrich, Toty Flores.

– Vos le agradecés en el libro a todos los integrantes de bloques de la Coalición Cívica por la defensa de los principios aún en los peores momentos.

– Mira, nosotros tuvimos una derrota muy fuerte en el 2011, yo quedé fuera de la Cámara. Era el segundo en mi lista y solo entró Patricia, que era la número uno. El PRO solo metió tres, o sea, una derrota muy fuerte. Pero un año después, en el 2012, tuvimos la satisfacción de ver todas las banderas que nosotros levantábamos; de defensa de la República, no a la reelección, basta de autoritarismo, millones de personas que salieron a parar a Cristina. En el libro yo lo analizo así: digo que Cambiemos está formado por la resistencia (francesa) y el ejército norteamericano, sin llegar a decir que el kirchnerismo eran como los nazis, lejos yo de pensar semejante cosa. Pero la CC fue algo así como la resistencia, los que en el momento más difícil mantuvieron en alto las banderas y la fe en la gente de que era posible un cambio. Y después llegó el ejército americano, el PRO, que con una estrategia muy distinta logró llegar al Gobierno, llegar al poder y hacerlos retroceder. La CC nunca estuvo en condiciones de llegar al poder. Pero también tiene un mérito enorme porque hay que ver si era posible que hubiera simplemente elecciones sin una resistencia tan fuerte a lo que fue el kirchnerismo y la reelección indefinida de Cristina.

– Esto también me parece muy interesante, que le reconocés al PRO haber desarrollado un diagnóstico y una tecnología para llevar al poder. Vos tuviste una reunión con Mauricio Macri cuando él te agradeció la manera en que defendiste al Gobierno durante el año que vivimos en peligro. ¿Y vos qué le dijiste?

– Le dije que al revés, que el que estaba agradecido era yo por habernos sacado la mafia de encima. Que era una deuda de gratitud a Cambiemos, en particular al PRO, que hizo la estrategia ganadora, pero también a (Elisa) Carrió, en su rol de fiscal de la República, y a (Ernesto) Sanz, que fue el que en Gualeguaychú, en una movida decisiva, logró que la UCR se sume. De otro modo, Aníbal Fernández era el gobernador de la provincia de Buenos Aires ahora, y Daniel Scioli estaría gobernando el país, si tuviéramos todavía un país. Ahora voy a integrar el bloque del PRO, porque el ofrecimiento me lo hizo el Presidente, pero sin desconocer los méritos de Carrió y el radicalismo. Y quisiera que la alianza no fuera solo circunstancial, sino de muy largo plazo.

– Otra idea que das en el libro es que El año que vivimos en peligro no fue un año, ni tampoco estamos seguros de que termine, aún cuando Cambiemos gane las elecciones. A ver, explicate.

– Para empezar, las elecciones serán en octubre, y recién van 0 a 0. Se equivoca Macri cuando dice que fue un primer tiempo. En realidad, ganaste un gran amistoso. Todos te dicen que vas a ganar pero ahora tenes que entrar a la cancha. Cada voto cuenta, cada voto vale. No es lo mismo ganar por 5 puntos que por 10 puntos. Este Gobierno, que heredó una situación económica muy difícil, similar número contra número al 2001, según demuestro en el libro concluyentemente, creo. En lo político heredó un tercio de los diputados, un quinto de los senadores, y cinco gobernadores de 24. Es decir, el poder político más débil de la historia de la democracia argentina.

– ¿Y cuál fue la habilidad del Gobierno para sobrevivir estos dos años?

– Muchos. Por empezar, el gradualismo, una idea extraordinaria. Porque Cristina esperaba que el plan económico fracasase, porque si no se salía del cepo y el default, estábamos liquidados. Como la Alianza, que no salió de la convertibilidad. Y que si se lograba era costa de un ajuste mayúsculo, que provocaba una situación de descontento social e ingobernabilidad, para que ellos vuelvan. El Gobierno logró evitar las dos cosas. Es difícil salir de una recesión de 4 años como la que tenía la Argentina, pero haciéndolo bajando la inflación, es todavía más difícil. Estas cosas eran muy complicadas de hacer, mucho más lanzando un fenomenal plan de infraestructura para sacar al país del estancamiento. Y se hizo algo muy razonable. No estamos creciendo al 10%, sino al 3% o 4%, y la inflación no bajó drásticamente, pero las dos cosas se están cumpliendo, gradualmente.

– Y las obras se están viendo.

– Así es. La gran noticia de las PASO no es tanto el triunfo general y la mejora en todo el país, sino un dato central para mí. Que la primera y tercera sección electoral, donde ganó Cristina, en los sectores de la pobreza dura, La Matanza, Florencio Varela, Lomas de Zamora, la Unidad Ciudadana sacó menos votos que Aníbal Fernández y Cambiemos sacó más votos que en el 2015. Importa el bolsillo, pero también quiere tener agua, cloacas.

– Vos lo definiste como dos modelos, conurbanización vs Metrobús.

– Sí, porque le importa también ver que la Ministro de Seguridad allana La Salada y a los narcos. La gente pobre no sólo vota con el bolsillo para hoy, sino que también quiere tener agua y que sus hijos no tengan que padecer al narcotráfico y puedan tener educación. Si vos me pedís que te diga rápidamente qué se juega en esta elección y cuál es la diferencia entre el kirchnerismo y Cambiemos digo que el kirchnerismo fueron 12 años de conurbanización de la Argentina, donde apostaron -con bastante éxito- a que la droga, la patota, la barra brava y el matonismo se extendieran al país.

– ¿Vos creés que ellos lo decidieron así o fue la consecuencia lógica de su modelo?

– No es que es un plan para conurbanizar. ¿Cuál es el modelo productivo? La Salada, que todos los sectores subsidiaran a aquéllos que producían con salarios bajísimos, tecnología del siglo XIX y basados en mano de obra intensiva. No por nada la llevaron a giras internacionales. Mano de obra esclava, matonismo, un tercio de la economía en negro.

– Si es tan claro lo que decís, ¿por qué creés que el kirchnerismo no lo acepta?

– Porque ellos representan eso. Si vos ves los lugares donde triunfa el kirchnerismo, por no decir el peronismo, son los tres grandes fracasos de la sociedad argentina en su historia. ¿La Argentina en qué fracasó? Si vos mirás el mapa electoral. Hay una enorme mancha central, donde la Argentina que tuvo cierto éxito para entrar al siglo XXI, en la sociedad de la información y el conocimiento, que va de Mendoza a Entre Ríos, vota masivamente por Cambiemos. Un lugar donde el peronismo pudo ganar, pero nunca tuvo la hegemonía. Si vos ves Córdoba, el peronismo de De la Sota, a quien nunca votaría, es muy distinto a Aníbal Fernández. Si vos ves Santa Fe, el peronismo es de Reutemann, otro abismo con Aníbal. Ese es un país razonable, donde hasta el peronismo tiene expresiones razonables. El gran fracaso de la Argentina es el norte, donde tenés pobreza y feudalismo, Insfrán, Milagro Sala. El segundo gran fracaso es la Patagonia, con una densidad de población menor que Siberia. Del norte salió Menem, del sur Kirchner. El tercer gran fracaso es el conurbano, de donde salieron Massa y Scioli, los candidatos que se opusieron a Macri. Yo me crié en Avellaneda, no me tiene que contar nadie qué pasó en la provincia después de 28 años de gobierno del Partido Justicialista. Eso es lo que representan y es lo que quieren para el país: atraso y clientelismo.

– Vos te definís como polemista. Aún no teniendo ningún cargo defendiste tus ideas con fuerza, dureza, incluso con agresividad. Ahora, la comunicación del PRO fue muy tímida en ese sentido, el marcospeñismo evitó ese tono en las discusiones. ¿Cómo te sentiste vos en relación a esa manera de presentarse en los debates públicos del PRO? Vos te reuniste con Marcos Peña, ¿dirías que empezó a comprender el rol del polemista duro?

– Un equipo tiene que tener a Riquelme y al Cata Díaz atrás. Una orquesta no es un conjunto del mismo instrumento. Una orquesta crea una armonía, pero necesita tener violines, contrabajos, platillos, timbales, un sector de vientos y otro sector de maderas. Yo creo que Cambiemos es un poco eso, una orquesta donde cada uno toca su instrumento. No es el mismo instrumento el que toca Marcos Peña, a quien considero la cabeza pensante más importante del Gobierno; no es el mismo que el de Carrió o el mío. Me alegra que vos lo veas, porque como soy candidato, muchos me dicen que estuve dos años defendiendo a este Gobierno para ser candidato. Lo que yo defiendo es lo mismo ahora que cuando me quedé afuera. Lo que estoy defendiendo es lo mismo, y con el mismo estilo, que cuando me quedé afuera. Es fácil rastrear mis declaraciones. Soy escritor, soy periodista. Lo que estoy defendiendo es lo mismo y con el mismo estilo que en el 2011. No había cosa más diferente que el estilo de comunicación del Gobierno, en el 2016, que lo que yo hacía en televisión y, sin embargo, hubo un reconocimiento mutuo. Macri me agradeció esa defensa. Yo iba a ser candidato en el 2015 y en la última semana dejé de serlo; y seguí defendiendo las mismas ideas y al Gobierno. Además, si hacés el vis a vis, no lo podés creer. Está Macri, podría estar Scioli. Está Gaby Michetti, podría estar Zannini. Está Dietrich, estaba De Vido. Está Marcos Peña, estaba Aníbal Fernández. Creo que realmente es un muy buen gobierno, y creo que es la última posibilidad que tiene mi generación de ver una Argentina razonable.