El Gobierno recibió con sorpresa y desilusión el anuncio de que el Papa no tiene previsto visitar la Argentina en 2018

El Gobierno recibió con sorpresa y un poco de desilusión el anuncio del Vaticano de que el papa Francisco no visitará la Argentina el año que viene. De todos modos, en la Casa Rosada entienden que esta fue una señal inequívoca del Sumo Pontífice hacia la cúpula de la Iglesia argentina y forma parte de una puja de poderes internos en la Iglesia.

"Nos sorprendió el anuncio porque hasta hace menos de dos días las autoridades de la Conferencia Episcopal argentina habían asegurado que Francisico vendría al país en 2018. Pero entendemos que en este contexto la decisión papal fue un mensaje hacia esos sectores", admitió ante Infobae una fuente calificada de la Casa Rosada, al evaluar esta mañana el anuncio que hizo el vocero del Vaticano Greg Burke, ante una consulta de la agencia Télam en Roma."No tiene previsto visitar la Argentina el próximo año", respondió el vocero papal.

El embajador argentino ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter, se enteró por la prensa de que el Papa no vendrá a la Argentina en el 2018 y de inmediato se comunicó con el Secretario de Culto, Santiago de Estrada, para informar y analizar los hechos. Según pudo reconstruir Infobae de fuentes de la Cancillería y de la Casa Rosada, el anuncio de Burke generó cierta desilusión en Macri, que esperaba una visita papal para 2018.

No obstante, en Casa de Gobierno ratificaron que "el Papa siempre estará invitado a la Argentina". En tanto, la sospecha de que puede tratarse de un mensaje a la cúpula eclesiástica está fundada en el conocimiento de que al Papa no le agrada que otros hagan anuncios por él sobre sus viajes o movimientos. Y esto fue precisamente lo que ocurrió el lunes pasado, cuando el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, aseguró que el Sumo Pontífice visitará la Argentina en el corto plazo.

"El Papa ha elegido periferias y está a la vista dónde se ha metido: en África, en Turquía, donde los católicos son la minoría absoluta. Él piensa ir a China, a Rusia, y va a los lugares también donde él y la Secretaría de Estado juzgan que tiene que ir. Creo que estamos próximos a esta visita, y esta tensión me parece que va a terminar bien, eso pienso", explicó Poli.

Luego fue el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor José María Arancedo, quien aventuró que la posibilidad de un viaje del papa Francisco a la Argentina "está cerca" al hablar sobre los encuentros que mantuvo con el Sumo Pontífice en Colombia.

Sin embargo, el vocero del Papa en el Vaticano desautorizó a Poli y Arancedo en un mismo mensaje. En el Gobierno entrevén que esta jugada del Sumo Pontífice tiene como telón de fondo la votación de las nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina que se realizará en noviembre próximo. Allí, Arancedo -que no puede ser reelecto- respalda a Poli, aunque desde el Vaticano han dado señales en favor del obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, que también aspira a encabezar la CEA.

Más allá de la sorpresa y de la desilusión que imperaba hoy en la Casa Rosada por el anuncio de Burke, en el Ejecutivo respiran aliviados porque ningún funcionario se adelantó el lunes pasado ante el anuncio de Poli sobre una inminente visita papal a la Argentina. Por el contrario, en este caso los allegados a Macri creen que la actitud de cautela jugó en favor del Gobierno. Es que en vistas del anuncio de hoy de Burke, no hubo desprolijidades en el mensaje presidencial y nadie quedó desfasado.

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