Un chiste sexual, memes y la idea de “travestir” a Sanfilippo: las perlas detrás de la campaña de “Garrote”

José Sanfilipo, histórico goleador de San Lorenzo, fue la cara del Partido Renovador Federal. ¿Dónde compraron los garrotes de cotillón? ¿Quién maquilló a los precandidatos para el spot? El ingenio detrás de una camapaña low cost.

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Sanfilippo junto a María del Carmen, su mujer. Posaron con un garrote que ella comró en un cotillón.
Sanfilippo junto a María del Carmen, su mujer. Posaron con un garrote que ella comró en un cotillón.

Sanfilippo está sentado, junto a su mujer, en un bar estratégicamente elegido para hoy. Sobre la mesa hay café, agua, una medialuna de manteca y un garrote de cotillón que ella fue a comprar, en paquetes de 20, a Once. La primera pregunta es acerca del origen del Garrote. Sanfilippo carraspea y se prepara para contestar, como si fuera a decir: "Bueno, viene del latín y significa…", pero lo que evoca es una entrevista con Beto Casella en la que el conductor le preguntó por qué los jugadores de hoy se lesionan tanto. Lo que él contestó es que, en su época, se concentraba de verdad y que ahora es un viva la pepa: los jugadores jóvenes salen de joda y no tienen sexo sólo una vez sino que "garrote, garrote, garrote".

María del Carmen Parra, abogada de familia y su mujer desde hace 40 años, larga una carcajada. Después se pone seria: "Era más sacrificado, se sabía que una eyaculación equivalía a subir dos pisos por escalera. Ellos concentraban de verdad, vos me entendés", explica. El misterio es quién fue el Durán Barba outlet al que se le ocurrió que ese latiguillo podía catapultar al Partido Renovador Federal a los medios y a las redes sociales.

 

Quien contesta es Jorge Mercado, que fue dos veces jefe de la bancada del PRO y se presentó hoy como precandidato a diputado de la Legislatura porteña. "Queríamos hacer un spot divertido para llamar la atención. A mí se me ocurrió agarrar a José, ponerle peluca, pestañas postizas, maquillarlo y que él se fuera sacando todo y dijera a cámara: 'Frente a la crisis, somos todos iguales'. Pero José me iba a matar". Fue el mismo Sanfilippo, que está jubilado y tiene 82 años, a quien se le ocurrió reciclar su latiguillo y decir: "Al que roba, garrote, garrote, garrote".

Funcionó: enseguida se multiplicaron los memes y hasta se hizo viral un video intervenido con una escena porno (en la parte de "garrote" queda la voz de Sanfilippo pero cambia la imagen). Y también el hecho -para ellos inesperado- de que César "Banana" Pueyrredón se enojara por haber puesto de fondo su tema "Tarde o temprano, sé que las cosas cambiarán…" también terminó dándoles un empujón más de prensa.

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Su estética low cost no fue un acting: "No, lo hicimos en la sede con una cámara fija y un micrófono general para todos. Yo maquillé a las mujeres", dice Parra, que además de ser la esposa del histórico goleador de San Lorenzo, se presentó hoy como precandidata a legisladora en quinto lugar. De las mujeres de las que habla hay una que también funcionó como anzuelo en el spot: Miriam Quiroga, más recordada por haber sido la supuesta amante de Néstor Kirchner que por haber denunciado que circulaban bolsos con dinero en la Casa Rosada.

Lo que hicieron fue capitalizar eso de "la amante de". "Son bravas las mujeres", dice Sanfilippo, y se refiere a una mujer que en una recorrida la acusó de "lo bien que le había salido lo de haberse volteado a Néstor". "La idea es que primero hablen de nosotros y después nos conozcan. Cuando se murió Néstor, Cristina dejó a Miriam sin trabajo. A donde iba la corría. Tuvo que ponerse a hacer artesanías y arreglos florales para vender. Vendió hasta su propia ropa, porque se quedó sin laburo y con 5 hijos. Es una militante", dice Mercado.

Sanfilippo, Patricia D’Aste, Miriam Quiroga y Jorge Mercado, en la sede de su partido.
Sanfilippo, Patricia D’Aste, Miriam Quiroga y Jorge Mercado, en la sede de su partido.

Con poco presupuesto -44.000 pesos que les dio la Ciudad y 600.000 pesos que les dio Nación para la impresión de boletas-, tuvieron que salir a ponerle el cuerpo. La misión de Sanfilippo, que se presentó como precandidato a diputado pero sabiendo que no podía ganar, era ser la cara conocida. "Yo salí a repartir garrotes. Los chicos dejaban los juguetes y se iban contentos con los garrotes", dice él. Su mujer fue "la folletera" en las esquinas. Los hijos de Mercado trabajaron hoy de fiscales. 

La meta que todos tienen hoy es juntar 40.000 votos para pasar a octubre y mantener luego ese número para que Mercado sea legislador. Para más deberán conseguir que esos votos se multipliquen casi por cuatro. "Te doy una primicia", anuncia Mercado. "Si nos va bien queremos cambiar 'garrote' por 'barrote".

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Sanfilippo toma su café, sonríe, no se impone. No hay rastros en la mesa de este bar del hombre que se peleó con Goycochea y le dijo "te comiste todos los amagues, pibe", ni del que se peleó con Maradona y con Ruggieri. "Nahhh", dice su mujer, que tiene 22 años menos que él. "En casa nada que ver". Y el mismo Sanfilippo la agarra del brazo y cuenta que todos los días le lleva el desayuno a la cama, la tapa de noche y todos los viernes le regala un ramo de rosas rojas con una blanca en el medio. 

La elección de este bar, en Avenida de Mayo, fue el resultado de un plan táctico: sentarse a esperar a una cuadra de donde se suponía que iba a estar Macri para que cuando los periodistas terminaran, fueran a ellos. Macri no fue, el horario de la conferencia de prensa de Cambiemos se adelantó y el plan se desintegró. María del Carmen, entonces, almorzó y se fue a recorrer las escuelas en las que denunciaron ausencia de boletas. Su marido se fue a casa a dormir la siesta.

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Casi sobre el cierre, en el Partido Renovador Federal recibieron un boca de urna artesanal. Alguien del modesto "equipo de redes" les dijo que acababa de sacar un promedio: cada 30 segundos alguien decía en Twitter que había votado a Garrote. Hasta que no se lo cuenten, Sanfilippo no se enterará: tiene un Nokia 1100, un teléfono que dejó de fabricarse hace 10 años.