Los misterios de los 206 escalones del Obelisco porteño

81 vecinos de la Ciudad subieron hasta lo más alto de la emblemática construcción

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Como la Torre Eiffel en París, o la Estatua de la Libertad en Nueva York, el Obelisco es el monumento que identifica a Buenos Aires.

Inaugurado en 1936 para recordar el cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires, es obra del arquitecto Alberto Prebisch, uno de los principales exponentes del modernismo argentino y autor también del vecino Teatro Gran Rex.

En el solar donde hoy se encuentra el Obelisco estaba emplazada la iglesia dedicada a San Nicolás de Bari, que se decidió demoler para la construcción de la Avenida 9 de Julio. En la torre de esa iglesia fue izada oficialmente por primera vez en Buenos Aires la bandera Argentina, el 23 de agosto de 1812.

Alberto Presbich, que acababa de regresar de Estados Unidos, estaba muy influido por las corrientes modernistas de la época. El resultado fue el Obelisco, con definidos rasgos de atemporalidad y retorno a las fuentes del clasicismo en la geometría. El arquitecto Presbich que estuvo encargado del diseño, puesta en marcha y ejecución, se inspiró en los obeliscos que había conocido en París.

Quien visita Buenos Aires no puede dejar de fotografiar este monumento, ubicado estratégicamente en la intersección de dos de las avenidas más importantes: la 9 de Julio, entre las más anchas del mundo, y la "calle" Corrientes, uno de los principales polos culturales de la Ciudad.

Este martes, 81 vecinos porteños fueron seleccionados para llegar hasta lo más alto, tras 206 escalones y 67,5 metros. En la cúspide conocieron el mirador de cuatro ventanas y vistas únicas de la Capital Federal.