Mario Negri: "Nos preocupa una campaña irracional y que la oposición torne ingobernable el país"

El jefe de bloque de diputados de la UCR, consideró que “el desafío es saber si Cambiemos está para dar el salto de calidad superior”

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Mario Negri (Nicolás Stulberg)
Mario Negri (Nicolás Stulberg)

El jefe de diputados del radicalismo se ha transformado en una figura clave para el oficialismo en el Congreso y para el armado electoral de Cambiemos. Por eso, sus palabras cobran relevancia cada vez que habla. En diálogo con Infobae, Negri lanzó un mensaje hacia el Gobierno al sostener que "si pensamos que vamos a vivir del déficit y vamos a sanearnos con endeudamiento externo estamos planteando el suicidio".

–¿Cómo se planteará el oficialismo frente a los reclamos de la oposición para que funcione el Congreso?

–Todo depende de lo que plantee cada bloque porque nosotros somos minoría y con nosotros solos no alcanza. Esto dependerá del tratamiento de temas que sean de interés para la gente pero también de temas comunes a todos los bloques, ya que de lo contrario se traba y se dificulta la tarea legislativa. A esto hay que agregarle que estamos en un año electoral. En los años electorales el promedio ha sido de 10 sesiones. No digo que esto sea malo o bueno. Esperemos que podamos cumplir ese promedio. Por lo pronto creo que hay que bajar un cambio en general y no se le puede pedir al oficialismo que arme una sesión para que vayan en contra del gobierno. Como tampoco se le puede pedir a la oposición que vengan a una sesión para aplaudirlo.

–¿Qué implica bajar un cambio?

–No estoy acusando a nadie. Esto significa que no puede ser que el escenario electoral se convierta en una pista de corrida de toros adentro del Congreso. Me parece que hay muchos otros escenarios de la Argentina donde debatir la realidad y la coyuntura. No necesariamente tenemos que pelearnos mediante una ley. Todavía hay muchas asignaturas pendientes en la Argentina. Este gobierno lleva apenas 15 meses.

–¿Temen que la oposición imponga un tema que marque una agenda contraria al deseo del Gobierno?
–No tenemos temor. Simplemente es que nos preocupa y nos debería preocupar que la irracionalidad se adueñe de la campaña y que la oposición crea que manejando una mayoría puedan tornar ingobernable o jaqueable al Gobierno y cuando en verdad lo que van a hacer con eso es un gran daño a la gente. Por eso creo que tenemos que actuar con responsabilidad y la oposición también tiene esa misma responsabilidad por ser mayoría en el Congreso.

–¿El PRO puede prevalecer frente a la UCR en el armado electoral de Cambiemos?

–No, no creo eso. Hay una mesa nacional de Cambiemos. Estamos repasando cada provincia y no vamos a poner candidatos con el dedo. Hay que trabajar para lograr acuerdos y el deseo del radicalismo es que Cambiemos se constituya en los 24 distritos y si no hay consenso habrá PASO.

–¿En qué medida el Presidente tiene incidencia en ese armado?

–El Presidente no se desentiende de lo que va a pasar en la Argentina pero no está participando en una cuestión doméstica diaria de buscar acuerdos electorales. Tiene preocupaciones mayores. Macri tiene consideración e inteligencia para armar una coalición que nos saque de la pobreza y la chatura.


–¿Elisa Carrió condiciona la política oficial?

–No. Carrió tiene un enorme valor en Cambiemos como también lo tiene el radicalismo y el PRO con lo que cada uno aporta. Creo que Carrió cumple un rol importante en términos de República.

infobae

–Pero cada vez que habla Carrió cruje el Gobierno y Cambiemos…

–No, no creo que cruja nada. Es más ruido que otra cosa. La voz de Lilita es más parecida a un soprano y se siente con fuerza.

–¿Están de acuerdo con el pedido de juicio al presidente de la Corte como lo plantea Carrió?

–No se conversó de eso. Un pedido de juicio político a un juez de la Corte tiene una envergadura muy relevante. Esto ingresará en la Cámara y tendrá su tramite en la comisión. Pero hasta ahora no se hizo ninguna evaluación al respecto.


–¿El radicalismo tiene espacio en la gestión del Gobierno?

–No me desespera eso. Acá hay un gobierno muy presidencialista como es costumbre en la Argentina y después de Gualeguaychú (por la convención radical) el Presidente dijo que acá no había un gobierno de coalición sino de un radicalismo integrado al Gobierno. El desafío es saber si Cambiemos está para dar el salto de calidad superior a lo que fue un éxito electoral o como gestión parlamentaria. Y si está dispuesto a discutir los trazos grandes de la Argentina, no los cotidianos.


–¿Cómo debería darse ese salto de calidad?

–Constituimos Cambiemos como única herramienta capaz de frenar el populismo. Entonces lo que tiene que quedar claro para la sociedad es que estamos dispuestos a construir donde se profundicen más las coincidencias. No porque tengamos que ser todos iguales. El secreto es que seamos diferentes pero que en aquellos puntos que nos llevaron a unir tengan un orden de prioridades y nos saquen los interrogantes del país. Esos interrogantes aún están. Eso es por ejemplo más del 30% de la gente sumergida en la pobreza, la corrupción, el narcotráfico, la división de poderes y una mirada frente al mundo que hoy está ausente en la política nacional.

–¿Por qué la economía no arranca?

–No soy economista pero creo que no hay una causa sino concausas. No importa el orden de prioridades. El pasado está a la vuelta de la esquina. Un país que estalló y destruyó su capacidad de estadística para medir la pobreza y la inflación, un país que se aisló del mundo, que se comió las reservas, que se encerró en el cepo y creyó en el relato.

–Ese es un planteo repetido de la herencia y…

–No es un discurso de la herencia. Esto pone un piso a las dificultades. Obviamente que el Gobierno es responsable de resolverlas. Creo que hubo aciertos y errores inevitables. Estamos en un proceso económico en el que si pensamos que vamos a vivir del déficit y vamos a sanearnos con endeudamiento externo estamos planteando el suicidio. No creo. Estamos en una situación de temporalidad. El contexto no ayudó. Brasil cayó drásticamente. Estamos en una situación de muchos serruchos donde en muchos sectores como el campo o el sector automotriz empieza el crecimiento. Creo que el proceso de aceleración no tuvo el empuje que se esperaba. No tengo dudas de que la inflación es el quiebre y enemigo del bolsillo de quienes no tienen. Está claro que el camino de crecimiento de la Argentina ya comenzó. Eso está fuera de discusión. Pero no se sale de un día para el otro en un país donde en 12 años hubo una cultura del subsidio.

–¿En qué se equivocó el Gobierno y que pudo haber evitado?

–A lo mejor como se abordó el tema tarifario podría haber sido de otra manera. Ese problema estaba instalado junto con el tema de los holdouts, el cepo y la inflación. Creo que al momento de abordar ese tema no se tuvo en consideración que había una cultura del subsidio que no se desarma fácilmente y que aún hoy subsiste. Salir de eso va a costar. Lo importante es afirmar las metas y la dirección correcta.

–¿Cree que hace falta más política?

–No es un problema de cantidad. Lo que creo es que la complejidad del Estado necesita de gente preparada y técnica, de lo contrario sería un suicidio; pero también lo sería si creemos que suma y resta es la solución del problema. La virtud de la política es anticiparse a los hechos y los efectos que se van a producir. (Winston) Churchill decía que hay que tener la visión de lo que va a pasar en una semana o en un año y si no ocurren en un año tener la capacidad para explicar a la gente y que lo comprenda. Creo que la conjugación de la dimensión política es imprescindible. Sin técnicos haríamos un muy mal gobierno pero sin política sería muy difícil gobernar.