Contra las cuerdas

Por Alberto Valdez

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El regreso a escena de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, luego del tremendo impacto del caso Jose López, fue casi un caricatura de su salida del poder el 9 de diciembre del año pasado. Y no se trata de hacer referencia a su revés previsible en el rating televisivo con el odiado Jorge Lanata en Canal 13. La expectativa para ver el retorno del periodista que mas golpeo a la administración K era tal que la audiencia que reunió era lógico que superara por mucho a quienes vieron la entrevista complaciente que le hizo Roberto Navarro en C5N a la ex presidenta.

Pero lo concreto es que Cristina regresó obligada por las circunstancias que la han puesto en un lugar muy vulnerable desde el punto de vista judicial. Así como el acto en Comodoro Py a la salida de su declaración ante el juez Claudio Bonadio en abril ya mostraba que su liderazgo comenzaba a resentirse, en este fin de semana toda la movida que armaron sus leales no alcanzó para disimular su creciente debilidad política. Tanto la recepción en Aeroparque como su primer entrevista periodística no movieron el amperímetro de la misma forma que lo solía hacer cuando manejaba todo el poder acumulado con el 54%.

Estas evidencias dejan en claro que el poder político en la Argentina es muy volátil y que es muy difícil conservarlo o tener influencia una vez que se deja la Quinta de Olivos. Además, en el caso de CFK, se percibe un desgaste acelerado como no le ocurrió a ningún presidente desde 1983.

Quizás haya sido la jefa de Estado que menos le tembló el pulso a la hora de mostrar su fortaleza hegemónica, probablemente por eso -se ganó demasiados enemigos- el deterioro de su figura viene tan rápido, al igual que el peso específico de sus seguidores.

El peronismo es experto en detectar la debilidad y la pérdida de fortaleza de sus líderes. Pero Cristina tampoco mostró la actitud de "fighter" que la caracterizó durante sus dos presidencias. Hay quienes consideran que subestimó a Mauricio Macri y se dejó entornar por un microclima que le aseguraba que el actual presidente no llegaba al segundo semestre. Creyó que era una versión express de la administración de Fernando De la Rua, regaló tiempo recluida en Santa Cruz y no tuvo el timing suficiente como para anticiparse al complicado momento que le toca atravesar.

Esta viviendo una difícil situación judicial porque se debilitó políticamente más rápido de lo que esperaban sus mas enconados enemigos. ¿Podrá revertir esta pesadilla? No será nada fácil. Está contra las cuerdas, no habiendo superado la mitad de la pelea. Depende de que algunas de las trompadas que tire el aire le hagan daño a su rival. Necesitará mucha suerte.