Introducción al pensamiento del papa Francisco

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El papa Francisco (AFP)
El papa Francisco (AFP)

Provincial de los jesuitas, Arzobispo de Buenos Aires después, hoy Papa Francisco formuló, siendo muy joven -a decir del teólogo Juan Carlos Scannone- cuatro principios filosóficos que mantiene en sus homilías y documentos pontificios más de cuarenta años después: 1.- El tiempo es superior al espacio; 2.- La unidad prevalece sobre el conflicto; 3.- La realidad es más importante que la idea, y 4.- El todo es superior a la parte y es más que la mera suma.

Se ha dicho que sobre estos cuatro puntos de partida Bergoglio vertebra su pensamiento. Lo cierto es que los reitera en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium acápite III del capítulo IV titulado El bien común y la paz social después del II La inclusión social de los pobres y antes del IV El diálogo social como contribución a la paz, a nuestro juicio, como una guía que sirva para la construcción de ese edificio de la mundialización en cuya cima está Dios.

Alterando el orden en que son enunciados en EG nos vamos a ocupar hoy de uno de ellos, el que afirma que el todo es superior a la parte.

"EL TODO ES SUPERIOR A LA PARTE y A LA SUMA DE LAS PARTES"

¿Qué es el todo? ¿Qué son las partes que lo componen? ¿Qué relación hay entre el todo y la parte y entre las partes entre sí? ¿Lo hacemos con ánimo de divulgación del principio que sirve de título a este artículo y entendemos que el lector se preguntará si estas son meras especulaciones o tienen que ver con nuestra realidad?

¿Qué tiene que ver con nosotros, con la realidad de la globalización en la que estamos inmersos, que exaltamos o demonizamos, con estas preguntas que se formularon los filósofos más de tres siglos antes de Jesucristo?

A refrescar algunas respuestas y explicar la vigencia de las mismas van destinadas estas líneas.

Aristóteles llama todo, en primer lugar, a aquello en lo cual no falta ninguna de sus partes constitutivas y, en segundo término, a lo que contiene sus partes componentes de manera que formen una unidad. Y a él se atribuye haber formulado en su Metafísica la expresión "el todo es más que la suma de sus partes".

Para Husserl, el todo es un conjunto de contenidos envueltos en una fundamentación unitaria con otro contenido; el todo se compone de partes y las partes se distinguen entre si por su función y también pueden ser todos; "Los términos de fundamentación unitaria significan que todo contenido está, por fundamentación, en conexión directa o indirecta con todo otro contenido".

Según entendemos el joven Bergoglio-filósofo se inclina por una visión organicista del todo que mantiene el primado de este sobre la parte y al mismo tiempo afirma que el todo es superior a la mera suma de las partes.
Claro que en este concepto del todo se orienta por una mirada teológica donde aquel es concebido como una "trama" cuya arquitectura tiene a Dios en su cima y es el todo el que funda y explica nuestra existencia. Mirado desde la ontología el todo sería algo limitado por la nada y desde una concepción atomista sería una mera suma de partes y se explicaría a partir de estas.

Claro que el lector podrá preguntarse: ¿por qué asociar lo que es la globalización de los mercados, una cuestión económica que depende de decisiones políticas, a la cuestión filosófica y religiosa del todo y las partes?

Es cierto que la intervención o no y la regulación de los mercados depende de aquellos que tienen poder de decisión y en especial de los jefes de Estado, pero justamente es que entendemos que la política no es sino la realización concreta de una convicción filosófica y a veces también religiosa, y por eso mismo entendemos que no se puede delegar el poder político a los mercaderes. Como se ha dicho, "el mercado puede ser un buen siervo, pero es un mal amo" ("The market makes a good servant but a bad master", cit. en Compass, junio 1994).

Por eso mismo el tema de la globalización no puede ser manejado por la mera conveniencia del mercado sino que tiene que ser objeto del diálogo social.

LA ESFERA,¿REPRESENTACION DE LA GLOBALIZACION?

El globo o la esfera es un modelo de mundo actual resultante de la globalización de los mercados. Bergoglio en sus homilías como Arzobispo de Buenos Aires (Conf. en las XIII Jornadas de Pastoral Social, 16-10-2010, titulada por un Bicentenario en paz 2010-2016 y otras) y como pontífice entre otros documentos en la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium (Número 236, pag. 208) critica una concepción mercantilista que no sea más que el resultado del afán de los capitales por obtener más ganancias y soportar menos costos conduciendo al mundo a un rápido estado de injusticia, pobreza de los pueblos, deterioro de los recursos naturales y paralelamente a la construcción de una enorme y creciente brecha en la población mundial entre minorías muy ricas y mayorías pobres o extremadamente pobres.

Dicha globalización, representada con la figura geométrica de la esfera, es muy diferente a la integración de los pueblos y el diálogo entre las diversas culturas y religiones que propugna la Doctrina Social de la Iglesia y que el papa Francisco representa con la figura del poliedro.

Analizando la metáfora de la esfera el Santo Padre dice: "En la esfera cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre las partes". Mas, cuando las partes que integran el todo son idénticas la no-diferencia implica su licuación, para usar términos del filósofo Bauman autor de Relaciones líquidas, licuación de identidades que conduce a la desaparición de ellas. Por lo tanto el ser humano y los pueblos dejan de ser, y al mismo tiempo que desaparecen las partes desaparece el todo, pues no es concebible un todo sin sus elementos constitutivos. Ahí vemos cómo esta preocupación de Aristóteles y los filósofos que vinieron después tiene una profunda y dramática vigencia.

"No hay que vivir ni en un universalismo globalizante, ni en un localismo folklórico o anárquico. Ninguna de las dos cosas" –decía el Cardenal Bergoglio y agregaba: "Ni la esfera global que anula, ni la parcialidad aislada que castra"(Exposición citada).

LA INTEGRACION MUNDIAL (EL POLIEDRO)

En cambio, en el poliedro (del griego clásico πολύεδρον (polyedron), de la raíz πολύς (polys) , «muchas» y de έδρα (edra), «base», «asiento», «cara») que es una figura geométrica tridimensional con muchas caras, modelo de integración que sustenta el Santo Padre, los pueblos se integran a través del diálogo y es posible la búsqueda de un camino común.

En esa metáfora, a diferencia de la esfera, la realidad de cada pueblo, en su dimensión humana, social, cultural, espiritual, local, nacional, está representada por cada una de las caras. Para ser más precisos diríamos, un poliedro irregular ya que cada pueblo es un sujeto distinto y constituye asimismo un todo.

Y estas caras se encuentran unidas no ya por el dinero ni por la dominación sino por un vínculo sustancial de naturaleza diferente a ellas mismas, capaz de conducir al bien común propio y universal. Y donde el ser humano, la sociedad, el pueblo, es. Y la totalidad "es la conjunción de los pueblos (partes) que, en el orden del universo, conservan su propia peculiaridad".

Entonces, no se trata del mundo de la desaparición, de la disolución, de la anulación de las partes, sino de "la totalidad de las personas –cada una con su identidad, con su espiritualidad, con su color, con su lengua y su libertad (el agregado entre guiones es nuestro)-en una sociedad que busca un bien común que verdaderamente incorpora a todos." (pag. 208 in fine). Y no conduce como la esfera al bien de unos pocos y la anulación de las grandes mayorías, donde una "parte" se quiere constituir en el "todo".

Siguiendo de la mano de Bergoglio y dando un paso más podemos decir que el zoom politikon o ciudadano que en un mundo poliédrico se abre paso es el que mira lo global y lo local, lo lejano y lo próximo encarnando la projimidad como enseña el Cristo en la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10: 25-37).

Claro que nos toca a los cristianos según nos lo recuerda el Santo Padre una responsabilidad mayor. En efecto nos dice que "este principio nos habla también de la totalidad o integridad del Evangelio que la Iglesia nos transmite y nos envía a predicar." Y agrega: "Su riqueza plena incorpora a los académicos y a los obreros, a los empresarios y a los artistas, a todos. La mística popular acoge a su modo el Evangelio entero, y lo encarna en expresiones de oración, de fraternidad, de justicia, de lucha y de fiesta." (párrafo 237 E.G., pag. 209).

Su mensaje convoca a los cristianos a la acción, al ejercicio de un cristianismo-practicante, como el de su propia vida donde no existe divorcio entre el pensamiento y la acción, donde la idea nace de los propios actos y, como el lo afirma en otro de los cuatro principios bergoglianos, la realidad es superior a la idea.

Y precisamente como la realidad es superior a la idea debemos finalizar no sin antes transcribir un párrafo de Teilhard de Chardin: "…comprimidos los unos con los otros por su número y por la multiplicación de sus conexiones, ligados entre ellos por el despertar de una fuerza común y por el sentimiento de una común angustia, los hombres del porvenir no formarán ya, en cierto modo, más que una sola conciencia" (Mi Universo: Ciencia y Cristo, Taurus, Madrid 1986, pag. 105).

En esa procesión, para bien o para mal estamos todos en una mesa, también el capitalismo, y tenemos una sola herramienta válida: el diálogo (párrafos 238-258 EG) que nos ofrece Francisco.

Zigmunt Bauman, uno de los más notables filósofos contemporáneos, de nacionalidad polaco, de origen judío y de confesión ateo, le dijo al Santo Padre: "Usted, Papa Francisco es una luz al final del túnel de la globalización negativa que caracterizó las dos primeras décadas del siglo XXI".