Vivir entre cuatro paredes

Federico Saravia

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un parámetro "saludable" de entre 10 y 15 m2 de espacio verde por habitante en las grandes concentraciones urbanas. Sin embargo, la Ciudad de Buenos Aires se encuentra lejos de ese parámetro: según la ONU, la Ciudad posee sólo 6,2 m2 de espacio verde por habitante, lo que la ubica en uno de los últimos lugares del ranking elaborado por ONU-Hábitat sobre ciudades verdes de América Latina. Nueva York, por ejemplo, posee más de 23 m2 de espacio verde público por habitante, cifra similar a la de Madrid (20 m2 por habitante).

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A la falta de espacios verdes se le suma un fenómeno que en grandes ciudades como Buenos Aires es posible definir como "vivir entre cuatro paredes". Según datos oficiales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el 75,4% de los habitantes vive en departamentos; promedio que aumenta en la comuna 2 (97,2%) y en la comuna 14 (94,9%). La preeminencia de este tipo de vivienda contrasta con la falta de espacios verdes en la Ciudad: la comuna 5 tiene casi el 83,8% de sus vecinos viviendo en departamentos, siendo la comuna con menos espacios verdes y, por ende, una de las que más los necesita.

Hace ya varios años que el desarrollo de la Ciudad de Buenos Aires tiene a ser vertical, con construcciones cada vez más altas y con un mayor predominio de los monoambientes. En ese marco, la planificación para hacer de Buenos Aires una ciudad con una mayor calidad de vida requiere de la descentralización de los espacios verdes. Es necesario evitar su concentración en pocas comunas para que se distribuyan en forma equitativa en toda la Ciudad.

El predominio de la construcción de monoambientes en la Ciudad de Buenos Aires es un fenómeno que se verifica particularmente desde el año 2007. En dicho año, la solicitud de permisos para construcción o ampliación de viviendas de un solo ambiente, en edificios de más de una vivienda, superaron por primera vez desde el año 1995 a la solicitud de permisos para construcción o ampliación de viviendas de tres ambientes. La tendencia se reafirmó durante el 2008, cuando los permisos solicitados para monoambientes superaron por primera vez a aquellos solicitados para viviendas de dos ambientes. Desde el 2008 hasta la actualidad, los permisos solicitados para construcción o ampliación de monoambientes superan todos los años a los permisos solicitados para viviendas de dos y tres ambientes.

Ante esta tendencia, la creación de más espacios verdes resulta fundamental. Y su importancia es múltiple, puesto que cada uno de ellos beneficia cualitativamente la vida en comunidad. No sólo mejoran la salud a partir de la posibilidad de hacer deporte, sino que también brindan un marco propicio para la recreación y el encuentro con los otros.

La Ciudad cuenta con un total de 1.826,1 hectáreas de espacio verde público repartido entre sus 15 comunas. Dicha distribución no es equitativa, sino que hay comunas que apenas cuentan con espacios verdes, mientras que otras tres (la 1, la 8 y la 14) concentran casi el 60% de los espacios verdes de toda la Ciudad de Buenos Aires.

La distribución de espacios verdes en la Ciudad no varía solamente entre zonas: también hay discrepancias al interior de ellas. Por ejemplo, mientras que en el norte de la Ciudad la comuna 2 posee un 3,95% del total de espacios verdes de la Ciudad, la comuna 14 comprende el 17,1% de espacios verdes, porcentaje que se explica principalmente por el Parque Tres de Febrero.

A su vez, en la gran mayoría de los casos, los espacios verdes se encuentran concentrados y no distribuidos a lo largo y ancho de las comunas. Un caso que evidencia lo planteado es la Reserva Ecológica de la Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires, ubicada en la comuna 1, ya que prácticamente todo el espacio verde de la comuna es parte de la Reserva Ecológica.

Durante los últimos años, la comunidad se ha organizado para combatir el déficit de espacios verdes en la Ciudad, promoviendo la implementación de diversos proyectos urbanísticos. Sin ir más lejos, la reciente creación del Parque de la Estación, en el corazón de la comuna 3, es un ejemplo de ello: el proyecto fue ideado por vecinos e impulsado por las principales fuerzas políticas de la Legislatura porteña. Es deseable que experiencias como esta se multipliquen.

Desde el Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (Cesba), entendemos que concebir la vida en comunidad comprende valorar, cuidar y fomentar los espacios públicos de recreación, donde los vínculos sociales se desarrollan y crecen. Para ello, es necesario que la Ciudad de Buenos Aires cumpla los estándares internacionales en materia de espacios verdes para mejorar la calidad de vida en la Ciudad.

Resulta fundamental, a la hora de planificar políticas públicas respecto de los espacios verdes, diseñar una planificación integral que abarque todas las comunas y que promueva la convivencia entre el desarrollo inmobiliario y los espacios verdes. Es importante tener más espacios verdes, pero también distribuirlos en toda la Ciudad para poder disfrutarlos.

El autor es presidente del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires.