El affaire Maldonado: desaparición y uso político

El actual gobierno argentino actuó con una lentitud increíble, exasperante. Dejó pasar el tiempo. No tuvo cintura política ni capacidad de respuesta

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La desaparición de Maldonado es lamentable y trágica para toda la sociedad. Ha dado paso a distintas reacciones políticas que no traen la paz y la concordia al país. Además, muestra con mayor evidencia la existencia de un grupo violento con características guerrilleras que, en nombre del pueblo mapuche, quema casas, se expresa con violencia arrolladora aquí y en Chile, como hace un siglo.

Testimonios personales de ciudadanos del sur argentino que convivieron con los mapuches hablan de un pueblo sereno y sin conflictos. Como la historia enseña, desde la conquista española para Chile no fue fácil avanzar hacia el sur por la oposición indígena. Era una especie de región tapón inamovible e impenetrable. Hubo acuerdos pacíficos pero también enfrentamientos armados. Algunos caciques participaron de movidas políticas. Combatieron contra los españoles junto a los criollos y apoyaron un golpe de Estado militar a mitad del siglo XIX.

En los hechos, en Chile, los indígenas no conformaban un único bando en la frágil zona de la Araucania. Estaban los clanes mapuches, los nagches o abajinos, los wenteches, los arribanos y varias tribus más que atacaban los puestos militares, mientras detrás de la Cordillera coordinaban malones que robaban ganado y mujeres; llegaban a Río Tercero, en Córdoba, y a pocas leguas de Rosario, en Santa Fe.

En 1881, al mismo tiempo de la Conquista del Desierto por Julio Argentino Roca, las tropas chilenas llevaron a cabo la guerra de Arauco. Se enfrentaron a muerte contra ocho mil lanzas y las vencieron. Los mapuches fueron concentrados en reducciones y la región, habitada presurosamente por inmigrantes europeos, porque la frontera pacificada del país vecino se había extendido notablemente; un aporte a una nación angosta y poco habitable.

El actual diferendo y conflicto en Chile y en la Argentina entre mapuches avezados y gobiernos constitucionales lleva tiempo. Aunque ahora acrecentados de maneras poco diplomáticas.

Ante la desaparición (forzada, según varios criterios jurídicos) de Santiago Maldonado, el actual gobierno argentino actuó con una lentitud increíble, exasperante. Dejó pasar el tiempo. No tuvo cintura política ni capacidad de respuesta. Los hechos lo sobrepasaron. Este vacío fue ocupado por los militantes cristinistas y de izquierda. En el acto que organizaron en Plaza de Mayo asomó el costado oscuro de algunos militantes que exasperaron con su violencia manifiesta. Cabe el interrogante de si fueron militantes solamente o participaron infiltrados dispuestos a crear más caos, o servicios de seguridad desplazados que buscan y buscarán crear un clima de desasosiego.

El cristinismo usó los mismos delirantes argumentos del año pasado. La gestión del presidente Mauricio Macri, dicen, se parece "a la dictadura militar" y la estrategia económica oficial "es la misma de José Alfredo Martínez de Hoz". Es imposible contradecirlos porque no escuchan la réplica. El caso les vino de perillas para crear insatisfacción antes de las elecciones de octubre.

En esta línea, los cristinistas se olvidaron de los desaparecidos durante su gestión. El de Luciano Arruga, un adolescente detenido el 31 de enero de 2009 por la policía bonaerense en Lomas del Mirador. Pasaron casi seis años hasta encontrar el cuerpo de Arruga en el cementerio de Chacarita, enterrado como N. N. Los documentos oficiales afirmaban que había muerto el 1º de febrero en un accidente de tránsito.

Otro ejemplo fue el de Iván Torres Millacura, detenido el 2 de octubre de 2003 por la policía de Comodoro Rivadavia en una heladería, llevado a un descampado conocido como Kilómetro 8, donde los uniformados practicaban simulacros de fusilamientos. A lo largo de la investigación de la Justicia varios testigos de la acción en la heladería fueron supuestamente asesinados. Recién en 2015 comenzó el juicio oral y público que arrastra a 15 policías, entre ellos, un comisario inspector.

Otro caso que impactó fue el de Jorge Julio López, apresado durante la dictadura que se había presentado como testigo en los Juicios de la Verdad abiertos en 1998 y que desapareció el 18 de septiembre de 2006. En los últimos días Hebe de Bonafini declaró equivocadamente que no debíamos distraernos con el caso López "porque fue un portero". En realidad, fue un albañil retirado. Y lo dijo como si hubiera diferencias de calidades humanas entre los desaparecidos.

Recién ahora el gobierno parece movilizado por Maldonado, caso extremadamente politizado. Desde Buenos Aires varios funcionarios han viajado para comprobar la lenta marcha de la Justicia, mientras la Gendarmería ha quedado en el medio de graves acusaciones. Precisamente Gendarmería, que es una de las fuerzas de seguridad hasta ahora menos copada por las acciones delictivas y de corrupción.