Barcelona nos recuerda que la unidad es el único camino frente al terrorismo

Sobre todo en el último año, los atentados basados en atropellamientos masivos han aterrorizado a los ciudadanos y los visitantes de las principales ciudades de Occidente

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Volvió a suceder y, como cada vez, nos sacudió el alma. El terrorismo de los que buscan imponer su desviada visión del mundo a los países y a las personas de paz volvió a golpear. Nos duele como si fuera la primera vez. Esta vez ha sido en Barcelona, pero los vehículos de la muerte antes habían arrasado en Niza, en Londres, en Jerusalén. El horror de la violencia irracional desatada por los yihadistas del odio nos deja un poso de estupor del que cuesta desprenderse. Nos vemos indefensos ante la barbarie y lloramos, como cada vez, por los que ya no están con nosotros. Pero hay un camino que merece la pena recorrer para darnos cuenta de que mañana la luz se abrirá paso entre las sombras del terror. Es el camino de la unidad.

No nos queda otra que volver a insistir, como siempre lo hemos hecho y siempre lo haremos. La unidad entre los que creemos en el progreso y la convivencia en paz es el único camino posible y es la medicina para acabar con la lacra de los fanatismos y el terror. Los yihadistas islamistas no nos ganarán la partida si permanecemos unidos.

"La idea es usar una camioneta como si fuera una cortadora de césped, no para segar la hierba sino para acribillar a los enemigos de Alá". De forma tan cruel se describía la táctica yihadista en panfletos de grupos terroristas islamistas desde hace años. Esta frase en concreto aparecía en una revista en inglés de Al Qaeda en 2010. Desde entonces, y sobre todo en el último año, los atentados basados en atropellamientos masivos han aterrorizado a los ciudadanos y los visitantes de las principales ciudades de Occidente. En Niza, por ejemplo, en julio del año pasado, murieron 84 personas. En Berlín, en pleno mercadillo navideño, en diciembre de 2016, 12 perdieron la vida. Cuatro muertos, incluido el terrorista, fue el trágico balance del ataque junto al Big Ben de la capital británica en marzo de este año. Y siete más en el Puente de Londres, tres meses después. El devastador año de ataques por atropellos comenzó en enero, con cuatro muertos mientras esperaban un autobús en Jerusalén.

Está claro que el objetivo de los terroristas es, por definición, infundir terror entre la población. Pero no lo van a conseguir. El mejor homenaje para las víctimas es el de mantenernos firmes y no permitir que los yihadistas se lleven por delante con sus vehículos de la muerte nuestra libertad, nuestro estilo de vida.

Como cada vez que la realidad nos sacude, conviene recordar que los llamamientos a la unidad no son palabras vacías carentes de un significado real. Es un imperativo para que las sociedades democráticas y plurales que hemos construidos prosperen y hagan frente a los totalitarismos fanáticos yihadistas con una democracia todavía más fuerte y unos ciudadanos más conscientes de lo importante que es preservar nuestra libertad. Esta unidad de la sociedad también se extiende al ámbito de las naciones. Los países democráticos tienen que ser un faro que ilumine el futuro del mundo, por lo que han de apoyarse unos a otros y cooperar en todo lo posible para erradicar la lacra del terrorismo, que no conoce fronteras.

Juntos somos más fuertes y el mensaje llega más lejos: ni en Barcelona ni en ninguna otra parte tienen cabida los terroristas. Juntos, ganaremos.