Reflexiones PASO a PASO

Existe la posibilidad de un fuerte incremento de la presencia oficialista en ambas Cámaras, no en cantidades para quórum propio pero sí lo suficiente para reducir sustancialmente el poder de obstrucción de la oposición al Poder Ejecutivo en temas claves

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El pasado 3 de agosto en esta misma columna publicamos una nota titulada "Reflexiones en los albores de la madre de las batallas", en donde comentamos sobre el escenario político y socioeconómico previo a las PASO. En los párrafos finales nos aventurábamos a afirmar que el Gobierno nacional obtendría una holgada victoria a nivel nacional y que la contienda en la provincia de Buenos Aires sería extremadamente pareja y agónica, pese a que en esos momentos del mes de agosto aún la mayoría de las encuestas, incluso varias de ellas encargadas por el oficialismo, le otorgaba al Frente de Unidad Ciudadana kirchnerista una ventaja considerable. Pasadas las primeras horas desde el domingo, nos adentramos a un nuevo conjunto de reflexiones, en este caso con la vista puesta en la contienda electoral del próximo octubre, cuando de manera concreta se definirá la distribución de bancas al Congreso.

Comencemos con algunas sorpresas o llamados de atención que tuvimos el domingo pasado.

Pese a las múltiples referencias de especialistas y aun políticos acerca de la baja participación de la ciudadanía en la votación, los índices muestran niveles superiores al 70% e incluso mayores a los de las PASO del 2015, cuando se definía nada más y nada menos que el futuro Presidente de la Nación. Con la carga política y emocional que tiene ello para un país de fuerte tradicional presidencialista y psicológicamente unitario, pese a nuestra Constitución de espíritu y letra federal.

-El desafío que un sector del radicalismo, aliado al Gobierno, intentó montar para negociar desde una posición de fuerza con Mauricio Macri y llegado el momento darle cobijo al centenario partido en caso de crisis de gobernabilidad por una eventual derrota de Cambiemos, quedó sustancialmente desdibujado por el tercer puesto en CABA, así como la amplia victoria de Elisa Carrió.

El oficialismo se impuso en el epicentro histórico del kirchnerismo como lo es desde comienzo de los años 90 la hoy colapsada provincia de Santa Cruz. También en un enclave histórico del peronismo desde 1983 como es San Luis. Y en la provincia más importante gobernada por el justicialismo actualmente como es Córdoba.

-En el caso de la provincia de Buenos Aires, de las encuestas que en los últimos dos meses daban ventajas a Unidad Ciudadana por márgenes que iban de 14 a 4 puntos, con el 96% escrutado existe un estrecho empate técnico. En lo que respecta a Diputados, la ventaja de Cambiemos parece ser más clara. Gane quien gane, por ínfima distancia en el recuento final, pocas dudas caben de que el oficialismo tendrá un margen relativamente mayor de posibilidades de ampliar el caudal electoral, modesto pero no por ello menos significativo. En la política, como en la vida, no hay proyecciones seguras o inevitables desde ya, pero sí la posibilidad de ciertos ejercicios prospectivos.

-Si se preserva la masa electoral de las pasadas internas y dada la baja cantidad de legisladores que Cambiemos pone en juego para renovación y la muy alta de su principal rival, o sea, el Frente de Unidad Ciudadana, existe posibilidad de un fuerte incremento de la presencia oficialista en ambas Cámaras. Desde ya, no en cantidades para quórum propio, pero sí lo suficiente para reducir sustancialmente el poder de obstrucción de la oposición al Poder Ejecutivo en temas claves. A ello cabría sumar un sector del peronismo que busca niveles aceptables de gobernabilidad, postergar la disputa más descarnada por el poder para el 2019 y que, en el corto plazo, intenta dejar atrás la hegemonía K sobre el Partido Justicialista (PJ) que se remonta al 2005. Cuando se la arrebató a Eduardo Duhalde, luego que este entronizara a Kirchner en la Presidencia junto al prestigio y la confianza que generaba Roberto Lavagna. Este peronismo dialoguista y con rasgos más republicanos que cesaristas o de arquitectura egipcia, o del "vamos por todo", es particularmente fuerte en el Senado, donde deberá convivir y fricciones con la cabeza de lista de Unidad Ciudadana.

-En un artículo que publicamos aquí también, anterior al antes mencionado, que titulamos "PASO: Los Simuladores 2.0", abordábamos el giro buenista, intimista, de ondas de amor y paz por parte de Unidad Ciudadana en provincia de Buenos Aires. El paso del "vamos por todo" y las periódicas cadenas nacionales a ese silencio fueron inteligentes tácticas para ver la posibilidad de quebrar el techo bajo del piso alto que presentaba la principal candidata de ese espacio. En números, pasar por varios puntos la barrera del 35 por ciento. Un porcentaje que, por centésimas, sobrepasó el candidato K en las elecciones del 2015. El pasado domingo eso finalmente no sucedió, quedó levemente por debajo de ese imaginario cielorraso. Los analistas más agudos no sólo advertían sobre el eventual margen de victoria sobre Esteban Bullrich, sino también sobre hasta qué punto la ex Presidente podría alcanzar índices más cerca de 40 que de 35. Sin duda, las ondas sísmicas de una victoria por más de cinco puntos, con un quiebre fuerte del techo de 35 por parte de la oposición más férrea que tiene la dupla Macri y Vidal se habrían sentido en la economía y en la política, hasta agudizar los temores de ingobernabilidad de los gobiernos no peronistas desde 1928. Si bien en todos los casos de origen radical (con Macri y la misma Vidal que disponen de un ADN claramente distante de ese origen).

-La propia decisión de usar un término tan liberal, burgués y republicano como "ciudadano", muy distante de la retórica "movimientos" y de prácticas cesaristas o de democracia delegativa del período K, y en especial pos 2007, es toda una señal de la decisión de buscar formas alternativas de romper el techo bajo antes comentado. Un salto desde la admiración por el Egipto de los faraones a la Polis de la antigua Atenas.

-¿Esta estrategia será mantenida hasta las elecciones de octubre o se consolidarán las fisuras que se perfilaron, en este relato moderado y piadoso, en el acto de cierre del jueves pasado o el enojo mostrado a las 4 de la mañana del lunes en el discurso pos PASO? ¿Si no se logró romper el porfiado techo de los 35 puntos de esta forma, se buscará ahora y quizás tardíamente peronizar fuertemente el discurso para sumar votantes de Sergio Massa y del mismo Florencio Randazzo? De ser así, Jaime Durán Barba y Marcos Peña bien harían en sumar fuertemente a dos veteranos de esas lides como son Emilio Monzó y Rogelio Frigerio. Con vistas al 2019, una combinación de inteligentes conocedores del PJ como son ellos, buenos indicadores económicos y baja de la inflación, podría ayudar a traspasar a Cambiemos las murallas de la primera y la tercera. Sin olvidar el gps que el mismo ex presidente Duhalde y hombres ligados históricamente a él pueden brindarle a Vidal para la próxima etapa en la provincia.

-Incluso las proyecciones más conservadoras hablan de un crecimiento de entre dos y tres puntos del PBI en el presente año, y tres o poco más en el próximo. El fuerte dinamismo que se percibe en el complejo agroindustrial, así como la expansión de los créditos hipotecarios y el acelerado incremento de la obra pública, parecen confirmar el posible ariete de la etapa económica del actual gobierno. Cabría sumar el potente sector minero y la masa de impuestos a las ganancias que viene pagando pos fin de las retenciones. A ello agreguemos una inflación del 23%, luego de los 40 del último tramo K y del 2016, y un descenso por debajo del 15% en el 2018. No precisamente un boom en el bolsillo, pero sí un viento moderado a favor nada despreciable. En este sentido, el PBI de nuestro principal socio comercial, el Brasil, ha dejado de caer y se espera una expansión de cerca de dos puntos en el año venidero. La propia estabilidad política que ha logrado Michel Temer en las últimas semanas no deja de ser una gran noticia para la Argentina.

-Finalmente, pero no por ello menos importante, los resultados las PASO y su eventual ratificación, y aun cierta mejora en las elecciones de octubre, brindan una imagen sustancial de mayor gobernabilidad y capacidad de pensar el mediano plazo fundamental para proyectar una política exterior más sólida y creíble. Desde diciembre 2015 el gobierno ha articulado fluidas relaciones con las cuatro economías más grandes del mundo como son Estados Unidos, China, Japón y Alemania, así como una más que constructiva relación política con Brasil. Condición más que relevante para que, al momento de recuperarse económicamente nuestro vecino, no haya ruidos y malos entendidos que perjudiquen la cooperación económica. Con prudencia, el Presidente ha evitado hasta el momento los cantos de sirenas internos y externos que apresuradamente comenzaron a hablar de una nueva etapa de liderazgo regional de la Argentina en la región. Un país no pasa del aislamiento al liderazgo en poco tiempo. Es una construcción basada en el mediano y largo plazo, respaldada por estabilidad económica y política, así como una inteligente articulación del campo de Relaciones Exteriores, Defensa, Seguridad, Economía, etcétera. Menuda tarea para el oficialismo y la oposición más prudente y responsable pos octubre.