Salir de la pobreza desde el primer día de vida

Guido Vignoli

Compartir
Compartir articulo

Se define como "círculo de la pobreza" a la situación por la cual hijos de padres pobres se convierten en nuevos pobres, y así sucesivamente. El Ministerio de Salud de la Nación registra, desde el año 2000, diferentes características sobre los recién nacidos, tanto a nivel nacional como provincial. Entre esas características se encuentran el peso con el que nace el niño y el tiempo de gestación que tuvo. Nacer con bajo peso (menos de 2,5 kg) y prematuro (antes de las 37 semanas de gestación) ya es comenzar en desventaja frente a otros.

Desde el enfoque de la salud, estas condiciones son señales de alerta que deben ser atendidas de forma urgente, ya que pueden derivar en severas consecuencias para la vista y la audición, afecciones en el desarrollo motriz, fallas en órganos vitales por la falta de desarrollo temporal durante la gestación, entre otras complicaciones. Además, los deja a las puertas de sufrir desnutrición y agravar aún más el problema.

Al poco tiempo se observa que un niño con hambre no puede prestar atención en clases, tampoco estimular su cerebro ni su imaginación con juegos, y en la edad adulta difícilmente logre trabajos con salarios dignos para salir de la pobreza.

En el año 2013 un estudio que se realizó en Guatemala sobre 1.338 adultos de entre 25 y 45 años concluyó que las fallas de crecimiento verificadas a la edad de 2 años, por causas como mala alimentación, condiciones de pobreza, nacimientos con bajo peso y prematuros, se correspondían con menores años de escolaridad, menor desempeño en pruebas estandarizadas, menor capacidad de ingresos per cápita y mayor probabilidad de vivir en condiciones de pobreza.

En Argentina, durante el período 2000-2015 la cantidad de bebés prematuros y con bajo peso aumentó 54% a nivel nacional, con una tendencia que crece cada año. Considerando solamente los nacimientos registrados, para el año 2015 se contabilizaron 54.389 bebés con bajo peso, 63.982 bebés prematuros y 35.095 nacidos con ambas características. Si se tomasen en cuenta los nacimientos que no son registrados, estos valores crecerían considerablemente.

En las provincias, los mayores indicadores de nacimientos con bajo peso se dan en Corrientes, Tucumán y Chaco. En términos de nacimientos prematuros, la supremacía de mayor recurrencia se da en Santiago del Estero. Observando ambas características al mismo tiempo, es decir, un niño que nace prematuro y con bajo peso, la mayor probabilidad de ocurrencia se da en Santa Fe y Tucumán.

En el período 2000-2015, la población argentina creció 17%, la cantidad de pobres aumentó 62% y la cantidad de recién nacidos prematuros con bajo peso lo hizo en 54 por ciento.

¿Cómo detener este círculo de la pobreza? Fortaleciendo las inversiones de calidad en educación, salud y seguridad, tres pilares que hoy todavía siguen siendo materia pendiente a la luz de los resultados de pruebas PISA, pobreza infantil e inseguridad generalizada.

El autor es profesor de Microeconomía y Macroeconomía, Ucema.