Una gran idea para que gane Cristina

Por Luis Majul

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(Adrián Escandar)
(Adrián Escandar)

Señora ex presidenta, Cristina Fernández:

Ya que de buenas a primeras se le ocurrió bajar del Olimpo, ponerse a la altura de nosotros, los mortales, y subir al escenario a ciudadanos de carne y hueso para que todos sepamos las cosas malas que están pasando en el país, tengo para usted una propuesta irresistible:

¿Por qué no aprovecha, y en su próximo acto de lanzamiento, cuenta toda la verdad y no solo la verdad que le conviene?

¿Por qué, por ejemplo, no sube al escenario, a Jorge Castillo, el Rey de La Salada, a su socio estratégico, Guillermo "Patota" Moreno, al gobernador Daniel Scioli y a todos los que alimentaron esa asociación ilícita, que incluyó desde barras bravas hasta responsables de delitos como la trata de personas y la esclavitud?

(Entre nos: no insista por Castillo; le va a resultar un poco difícil conseguirlo. No sé si se enteró que el hombre al que usted se llevó a Angola como ejemplo de la economía nacional y popular, le disparó con su escopeta en un ojo a un policía).

Jorge Castillo, El Rey de La Salada
Jorge Castillo, El Rey de La Salada

Pero a Moreno y a Scioli los tiene a mano. Moreno va a ser precanditado en la ciudad y a Scioli usted lo puso a dedo como quinto candidato a diputado nacional en la lista de su nueva agrupación, Unidad Ciudadana, una mezcla de kirchnerismo vergonzante y camporistas casi desconocidos.

Señora ex presidenta:

Ya que abandono por un ratito ese tono tan despectivo y humillante, sintetizado en el famoso "soy yo, pelotudo".

¿Por qué no sube al escenario de 360 grados también a sus hijos, Máximo y Florencia, y les pide que expliquen cómo hizo uno para transformarse en un multimillonario empresario inmobiliario, y la otra en una heredera a la que de un día para el otro le aparecieron más de 5 millones de dólares en su caja de seguridad?

Quizá así los argentinos comprendamos mejor cuál fue la lógica de la escalada social ascendente de las familias de clase media desde 2003 hasta 2015.

Y ya que también se dio cuenta, de manera repentina, y después de más de 60 años de vida, que todos los dirigentes políticos tienen pasado, incluida usted, ¿por qué no nos revela cómo hizo su marido, Néstor, para transformar a un cajero de banco en el megaempresario de la construcción más importante de la Argentina?

Eso también lo va a tener que contar usted. Porque Lázaro Báez tampoco se va a poder presentar. No sé si ya se entero, pero también está preso, acusado de lavar dinero. Plata de la obra pública que usted le facilitó. Y que terminó yendo a su bolsillo, no al de los más pobres.

El empresario kirchnerista Lázaro Báez
El empresario kirchnerista Lázaro Báez

Apropósito del dinero, y ya que estamos en plan de sincerarnos, ¿sabe usted de dónde sacó su nueva agrupación plata para el acto del otro día en la cancha de Arsenal? No se lo habrán pedido a su cuñada, ¿no? Porque no sé si se enteró, pero el Gobierno nacional, le acaba de dar un salvataje de 1.200 millones de pesos para evitar que la provincia se vaya a la quiebra.

Y a propósito de Santa Cruz, señora ex presidenta.

Ya que parece tan preocupada por las personas de carne y hueso afectadas por el ajuste, ¿por qué no aprovecha y sube a su simpático escenario a los docentes, jubilados y empleados públicos de su provincia?

No tengo dudas de que sabrá cómo llegar a ellos. A muchos los conoce, seguro, por el nombre y el apellido.

Pero le sugiero, una vez más, señora ex presidenta -ya que mostró tanta disposición en cambiar las formas-, sea más diversa, más didáctica y más amplia todavía.

¿Qué le parece, por ejemplo, si hacemos subir al escenario del próximo acto a su vicepresidente Amado Boudou y le pedimos que nos cuente cómo hizo para trasladar la dirección de la propiedad de su auto a un médano?

O mejor todavía, ¿por qué no le preguntamos cual fue su secreto para intentar apropiarse de la máquina de fabricar billetes?

Cristina Kirchner junto a Hebe de Bonafini
Cristina Kirchner junto a Hebe de Bonafini

Y ya que venimos con ganas de sincerarnos y sacarnos las caretas, ¿por qué no la invita a subir al escenario a Hebe de Bonafini junto con Sergio Schocklender, así nos enteramos, de una buena vez, dónde fueron a parar los 200 millones de pesos que se evaporaron y transformaron a los Sueños Compartidos en una pesadilla?

Le sugiero, en esta nueva etapa de empatía con la gente, que no se olvide de recordar a Ricardo Jaime, coimero confeso, el hombre que le llevaba las valijas con dinero a su marido. Es un buen ejemplo para que se entienda cómo le robaban la plata al Estado.

Dinero con el que se podrían haber hecho miles de escuelas, hospitales y rutas.

Y también, Cristina, le sugiero que, para hacer más creíble su metamorfosis, cuente la historia completa de su ex secretario de Obras Públicas, José López.

Es apasionante, si no fuera tan triste.

No sé si lo recuerda. José Francisco, se llama. Estuvo con Néstor desde el principio. Y con usted también. En todo caso le mando unas fotos donde aparece con casco y chaleco antibalas. O mejor le mando los videos donde se lo ve en la puerta del monasterio de General Rodríguez. Lo pescaron infraganti llevando bolsos con más de 9 millones de dólares. Tenía otros bolsos con armas y municiones que incluyeron una carabina calibre 22.

Parece que López no era un lobo solitario.

Era uno de los suyos.

Señora ex presidente:

Estuvo muy bien lo de Guadalupe y Julia, las becarias del Conicet que perdieron su beca.

Lo de Agustín, el alumno del secundario que contó que sus compañeros abandonaron los estudios porque tenían que trabajar.

Lo de Susana, la directora de un colegio pago de la provincia, explicando cómo los chicos pasan de la escuela pública a la privada porque no pueden pagar la cuota.

Lo de María Cañete, quien contó que se duplicó la cantidad de niños que vienen con sus madres a su comedor.

Lo de Víctor, directivo de un club deportivo víctima del tarifazo.

Lo de Ema, la jubilada que contó que los abuelos se acuestan más temprano para no gastar más gas.

Lo de Alejandro, que tenía una panadería y tuvo que vender las máquinas porque el negocio no le da.

Y lo de una familia a la que le quitaron una pensión a pesar de que papá es no vidente y su pequeña hija albina.

Todo eso estuvo muy bien.

Fue muy conmovedor.

Y hace bien en mostrarlo para que nadie crea que la economía explota y que estamos en Disneylandia.

Pero ahora que por fin descubrió, de un día para el otro:

La pobreza,

La inflación,

La inseguridad,

La corrupción,

El narcotráfico,

Y la insensibilidad de quienes gobiernan.

¿Por qué no cuenta la película entera y se hace responsable de la parte que le toca?

¿Por qué, en vez de pedirle que no la hagan llorar, al recordar a su marido muerto, no invita, en su próximo acto, a subir al escenario de los casos reales a los familiares de las 52 víctimas mortales de la Tragedia de Once?

Quizá entonces, señora ex presidenta, cuando cuente la verdad completa, pueda convencer a más argentinos que lo que usted dice es sincero, y no sólo una puesta en escena para evitar ir a la cárcel, conseguir fueros, atacar al gobierno e intentar volver por todo en 2019.

Y si todo esto le parece demasiado le propongo algo mucho más sencillo: venga acá, a La Cornisa, yo le hago una entrevista y usted responde todo lo que tiene que responder.

Sería un gran gesto de humildad y de aceptación.

Sería la evidencia más acabada de que lo del otro día, en Sarandí, no fue nada más que una puesta en escena. Una jugada de márketing político mentirosa y que no puede sostener.

 

La presente columna de opinión del periodista Luis Majul fue extraída del comentario editorial en su programa La Cornisa.