Aprender a asignar prioridades

Bárbara Bonelli

Compartir
Compartir articulo

Desde el retorno de la democracia, nuestro país y la Ciudad de Buenos Aires han avanzado sustancialmente en la cobertura del sistema educativo. Si se toman los últimos datos disponibles, se puede ver que entre 2007 y 2013 hubo un aumento constante de alumnos en todos los niveles. Sin embargo, si se tienen en cuenta las metas del milenio para 2030 planteadas por Unesco, se puede ver que el enfoque en la educación del futuro se encuentra en la calidad y en el nivel de aprendizaje de los estudiantes, que se espera alcanzar por medio de la educación "gratuita, equitativa y de calidad, resultados escolares pertinentes y eficaces".

Teniendo en cuenta esto, el gobierno nacional implementó Aprender, un dispositivo nacional de evaluación de los aprendizajes de los estudiantes. Por su parte, la Ciudad de Buenos Aires, en 2014, sancionó la ley 5049 de la evaluación integral del sistema educativo que tiene como objetivo definir los lineamientos para los procesos de evaluación de la educación y del sistema educativo a fin de garantizar el derecho personal y social a la educación y la mejora continua de su calidad.

Al analizar los resultados alcanzados por los estudiantes de la Ciudad de Buenos Aires, se pueden conocer los logros y los desafíos del sistema educativo jurisdiccional en términos de aprendizajes de los estudiantes. Como primera observación, la Ciudad es la jurisdicción más desigual del país. Si se toman los resultados de Lengua en sexto grado, el porcentaje de estudiantes por debajo del nivel básico y básico de la comuna 8 (Villa Soldati, Villa Lugano y Villa Riachuelo) casi triplica a los que se encuentran en esa situación en la comuna 13 (Belgrano, Núñez y Colegiales). Esta diferencia da cuenta de una enorme inequidad, las comunas que más alumnos tienen por debajo del básico se encuentran en el sur de la Ciudad, que, a su vez, son las comunas con más alto nivel de vulnerabilidad socioeconómica.

infobae

Por otro lado, con respecto a los resultados obtenidos en Matemática de quinto y sexto año, en el caso de la comuna 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios, y Nueva Pompeya), casi dos tercios de los estudiantes no superan el nivel básico.

A su vez, analizando otros aspectos más allá de la clara disparidad norte-sur, también es evidente la diferencia entre las escuelas de gestión estatal y privada. Mientras que en las escuelas de gestión privada, en Matemática, los alumnos que se encuentran por debajo del nivel básico son el 14,5%, este valor se duplica hasta alcanzar el 30,3% en la escuela estatal.

Es desconcertante que este nivel de desigualdad se presente en una jurisdicción como la Ciudad de Buenos Aires, que contó en 2016 con 169% más de recursos, ajustados por inflación, que en 2001. ¿Cómo es posible que no se consiga resolver o mejorar esta situación? El problema sin duda no se encuentra en la falta de recursos, sino en qué se prioriza a la hora de asignarlos y administrarlos.

Después de nueve años de gestión del PRO, en los cuales se contó con 56 mil pesos más por familia, la participación de la educación en el total del presupuesto se ha reducido cinco puntos porcentuales entre 2007 y 2015. Mientras se mantuvieron constantes las transferencias a los colegios privados, la reducción se explica por menores fondos destinados a la educación pública, los sueldos docentes y la infraestructura.

A pesar de que la educación goza de garantías constitucionales, la desigualdad está a la vista, y ello es preocupante si se tiene en cuenta que, por medio de esta, se pueden garantizar la igualdad de oportunidades que permitan una verdadera movilidad social. Nuestra Ciudad puede tener mejores resultados que el resto de las jurisdicciones del país, pero eso no justifica que cuente con una educación de peor calidad para los más pobres y para quienes asisten a la escuela pública. Eso es algo que tiene que cambiar en serio.

 

La autora es secretaria parlamentaria del bloque SUMA en la legislatura de la Ciudad.