Turismo, una vitrina estratégica para la Argentina

Oscar Moscariello

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El turismo proporciona hoy a la comunidad internacional un doble beneficio. En primer lugar, funciona como palanca económica al representar el 7% de las exportaciones y uno de cada once empleos en el mundo. En segundo lugar, actúa como antídoto político en un momento en que los vientos proteccionistas han vuelto a soplar sobre el concierto de las naciones.

Este sector constituye la antítesis del aislamiento económico, ya que su dinámica depende justamente del grado de apertura de los países al exterior. Asimismo, ha contribuido a llamar la atención sobre el hecho de que las personas todavía disfrutan de una libertad de circulación bastante inferior a la de las mercancías.

Su esencia se encuentra en las antípodas de la xenofobia. Como punto de encuentro entre diferentes culturas y escuelas de pensamiento, el turismo favorece la apertura de horizontes, el aprendizaje de idiomas extranjeros y el respeto a otras religiones. En el fondo, se comporta, a menudo silenciosamente, como un multiplicador de tolerancia global.

Resulta por eso oportuna la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de declarar el 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Las celebraciones de esta iniciativa global arrancaron hace un par de semanas en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur), que en la edición de este año tuvo a la Argentina como protagonista principal.

Tras haber tenido la oportunidad de acompañar en Fitur al ministro de Turismo, Gustavo Santos, y al embajador argentino en España, Ramón Puerta, estoy seguro de que la feria fue un evento estratégico para nuestro país.

Primero, debido al tamaño y a la calidad de la audiencia. Fitur es ante todo una de las principales vitrinas mundiales del sector. En tan sólo cinco días reunió a 245 mil participantes, a 9.600 empresas de 165 países y a 6.800 periodistas. Una auténtica cumbre con inversores donde se ha vuelto a mostrar el cambio de rumbo de la Argentina. Ese rumbo hacia un país más próspero, más predecible y más inclusivo.

Otro punto que quisiera destacar es la diversidad de ofertas turísticas allí presentada por nuestro país. Hubo mostradores sobre las múltiples maravillas naturales con que hemos sido bendecidos. También hubo degustaciones que demostraron la indiscutible calidad de nuestra carne y de nuestros vinos; como, además, hubo exhibiciones de tango y espacios dedicados a segmentos relevantes como el turismo médico. Día tras día, Argentina demostró ser lo que es, un país pleno.

El hecho de que Madrid acoja a la sede de la Organización Mundial del Turismo y de que el presidente Mauricio Macri realice una visita oficial a España dentro de pocas semanas engrandeció aún más el impacto de nuestra presencia y de nuestro mensaje.

Aprovechar el enorme potencial del turismo argentino y maximizar nuestras ventajas competitivas es la estrategia a la que se debe apostar en la península ibérica, puerta natural de embarque de visitantes europeos. Por lo tanto, fue de gran importancia la ampliación del acuerdo comercial celebrado entre Aerolíneas y Air Europa, que prevé la apertura de nuevas rutas entre la Argentina y el Viejo Continente.

En efecto, desde que tengo el honor de representar a nuestro país en Portugal, pude constatar la presión positiva que el turismo ejerce sobre la economía. En Lisboa, por ejemplo, muchos edificios otrora desocupados han sido restaurados para responder al crecimiento turístico. El flujo de viajeros floreció tanto y en tan poco tiempo que el Gobierno portugués considera en estos días construir un nuevo aeropuerto en la capital. Hay, de hecho, un antes y un después de la llegada de las aerolíneas de bajo costo a Lisboa.

Además, el desarrollo de este sector no sólo ha favorecido a los grandes centros urbanos. Muchos de los portugueses castigados por la crisis financiera global, iniciada en 2008, encontraron una salida laboral en el turismo rural, dinamizando con enorme éxito regiones que vivían bajo la amenaza de la desertificación.

En este contexto, he acompañado con gran satisfacción algunos operadores turísticos que participaron en las dos misiones empresariales portuguesas a Buenos Aires a finales del año pasado. Estas misiones fueron una evidencia de que el turismo será uno de los sectores más beneficiados en el corto plazo en las relaciones bilaterales con Portugal.

 

El autor es embajador en Portugal.