La inmadurez institucional de Venezuela

Martín Simonetta

Compartir
Compartir articulo

En los últimos días, tomó notoriedad la exclusión de Venezuela como miembro del Mercado Común del Sur (Mercosur) por su incumplimiento del respeto de requisitos institucionales básicos para ser parte del bloque. Entre ellos, la aceptación del Protocolo sobre el Compromiso con la Promoción y Protección de los Derechos Humanos, que impide la violación de estos derechos y la existencia de presos políticos. Con claridad señaló el canciller de Brasil, José Serra, al respecto: "Un país que tiene presos políticos no puede ser un país democrático". Además, se le reclama la falta de avance en materia de integración comercial de aquel país al Mercosur.

En el marco de la asunción del presidente argentino Mauricio Macri a la Presidencia pro-témpore del Mercosur, comenzó el show de la victimización generado por parte de la gente de Nicolás Maduro. En esta ocasión, la canciller Delcy Rodríguez intentó ingresar por la fuerza a la XI Reunión Extraordinaria del Consejo del Mercosur, desarrollada en Buenos Aires. Al no poder ingresar, Rodríguez señaló que fue golpeada y que le fracturaron la clavícula, aunque los videos no registran escenas de violencia.

Esta tragicómica situación desarrollada por el Gobierno venezolano refleja el estado institucional en el que se encuentra aquel país desde la asunción de Hugo Chávez (1999-2013) y la posterior asunción de su seguidor Nicolás Maduro (desde 2013), continuador del "socialismo del siglo XXI".

 

Maduro, inmaduro

Diversos centros de estudios independientes —como Freedom House o Amnesty International— tienen un claro análisis respecto del estado institucional de Venezuela. Según informa el Reporte Anual de Amnesty International, en aquel país los defensores de los derechos humanos y los periodistas continúan enfrentando ataques e intimidaciones. Los opositores al Gobierno afrontan injustos juicios y prisión. Existe excesivo uso de la fuerza por parte de la policía y fuerzas de seguridad, de lo que derivan docenas de muertes y asesinatos. Por su parte, el informe de Freedom House "Freedom in the World 2016" identifica a Venezuela como uno de los países en los que no existe libertad de prensa. Asimismo, señala que las políticas económicas del Gobierno —particularmente las referidas a la moneda y el control de precios— han incrementado fuertemente las oportunidades de corrupción, mercado negro y colusión entre funcionarios públicos y redes de crímenes internacionales. Entre otros puntos.

Paradójicamente o no, las atribuciones del apellido del presidente venezolano parecen contrastar con las características institucionales de la Venezuela actual. Cambios abruptos de estados de ánimo, agresiones verbales manifiestas y reiteradas a quienes piensan distinto, dentro y fuera del país, un discurso "meteculpa" que encuentra en los otros las causas de los problemas que enfrenta su país, una visión de "suma cero" —donde hay buenos y malos— de las relaciones con el resto del mundo, así como dentro de la misma sociedad venezolana, son algunas de las características más evidentes del perfil de personalidad de este líder populista. Que en realidad no es original, sino copiado, con bajo nivel de creatividad, de su predecesor Hugo Chávez.

Esta inmadura victimización como estrategia y la mentira de un país ideal pueden funcionar dentro de Venezuela, entre los adláteres de Maduro y sus seguidores por conveniencia. Pero la dramática situación socioeconómica e institucional que viven los venezolanos ya es inocultable para el mundo.

 

@martinsimonetta

 

El autor es director ejecutivo, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.