2016, el año que llovieron dólares en Argentina

Por Darío Epstein

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Cuando el presidente Mauricio Macri habló de una lluvia de dólares, no se equivocó. Este año Argentina podría cerrar con la friolera de ingresos de cien mil millones de dólares a través de distintos mercados.

Se dan tres acontecimientos atípicos que no se repetirán:

  • Acuerdo con los holdouts, que implicó una megaemisión.
  • Años de mercados cerrados con demanda atrasada.
  • Blanqueo de capitales.

¿Llegaremos a los cien mil millones de dólares? Veamos.

¿Cuánto lleva emitido de deuda el mercado de capitales? La emisión de deuda de Argentina en la primera mitad del 2016, sumando el soberano, las provincias y las empresas argentinas, llega al total de 29.235 dólares. Asumiendo unos diez mil millones adicionales para los últimos seis meses de año, llegamos a cuarenta mil millones.

En materia de inversión directa, el Ministerio de Economía ha anunciado unos treinta mil millones adicionales para el 2016; los principales inversores son Estados Unidos, España, Canadá, China y Brasil, además de los propios empresarios de Argentina.

Las expectativas del blanqueo, entre la opción de suscripción de bonos, la radicación de capitales vía depósitos y la adquisición de inmuebles con dólares fuera del circuito, llega, en los escenarios más pesimistas, a veinte mil millones de dólares.

¿Será el 2016 el año en el que llovieron cien mil millones de dólares a la Argentina? Si incorporamos a esto los préstamos de organismos multilaterales (Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, Corporación Andina de Fomento, Fondo Monetario Internacional) y alguna refinanciación adicional (swap chino), habremos alcanzado el número de cien mil millones de dólares.

Si miramos el pasado y sumamos la inversión directa extranjera (IED) y los ingresos de flujos por portafolio y mercado de capitales, podemos concluir que es una cifra extraordinariamente elevada para la Argentina. Ni siquiera en los años 1993-1994 se obtuvo semejante cantidad de dólares. A modo de ejemplo, el mejor año de la convertibilidad fue 1999, con 23 mil millones de dólares de inversión directa extranjera (o el 8,5% del PBI, en gran parte debido a la venta de la acción de oro de YPF) y 14 mil millones de dólares de ingresos a cuenta de capital, es decir, un total de 37 mil millones de dólares.

Por supuesto, hay ingresos atípicos, que no tiene su correlación directa e inmediata en crecimiento de la economía y la generación de empleo.

Argentina parte de un ratio de deuda pública y privada bajo en términos relativos a su PBI y de una necesidad de obtener recursos de terceros para alimentar su cuenta de capital sin que bajen las reservas internacionales ni se devalúe sobremanera su moneda, con el consecuente impacto negativo en la inflación. Es por eso que, por ahora, no es preocupante. Pero lo será si no se logra crecimiento a futuro o su destino no sirve para dinamizar la competitividad a través de obras de infraestructura.

El endeudamiento para cubrir déficit fiscal es altamente desaconsejable, pero esperemos que sea una transición hasta que volvamos a crecer, empujados por inversión. Mientras tanto, hay que seguir preparando las bases para que el país vuelva a la senda del crecimiento.

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Contácteme: @DarioEpstein

 

El autor es director de Research for Traders. Especialista en mercados de capitales. MBA Universidad de Michigan.