¿En qué vamos a trabajar?

Por Darío Epstein

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Hace un par de meses, mientras trabajábamos en una startup, me pasaron el presupuesto de una firma top de Estados Unidos para el desarrollo del logo del proyecto y su aplicación en los productos. La propuesta incluía adicionales que no necesitábamos, pero no era negociable no tomarlos. El presupuesto: 40 mil dólares. Imposible para un startup.

Entonces, apareció un amigo y asesor en tecnología y nos dijo: "¿Por qué no van a internet y se fijan? Por 300 dólares te desarrollan un logo". Así lo hicimos y ¡quedamos encantados!

Este es un ejemplo más de hacia dónde va el mundo. Un sistema de remates por internet donde los diseñadores ofrecen su producto y compiten, pero sólo gana el que el cliente elige.

Cuando uno lee el libro La Cuarta Revolución Industrial, del profesor Klaus Schwab, surgen claros ejemplos de tecnologías disruptivas que cambian de raíz las bases de la economía y tendrán impacto directo en los empleos en no más de cinco o diez años.

Por ejemplo: Uber, la principal empresa de taxi-remise, o como quieran definirlo, se calcula que vale más de 50 mil millones de dólares y no tiene un solo auto propio. Y se suceden los ejemplos: Facebook, Airbnb, Organo. Ni hablar de EBay o Alibaba, las principales comercializadoras del mundo, ¡no tienen inventario!

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La Cuarta Revolución Industrial empieza con el desarrollo de nueva tecnología aplicada a los procesos de producción. Esto refiere a los equipos de robótica y los dispositivos conectados a internet. Concluye en la fusión de lo físico, lo biológico y lo digital, con impacto en todas las disciplinas, las economías y las industrias. Algunos llegan a afirmar que inclusive se desafía el significado de ser humano.

El desarrollo de la robótica aplicada a la producción industrial va a hacer desaparecer cientos de miles de empleos de tareas rutinarias o de control. Lo mismo sucederá con tareas administrativas. Todas estas tecnologías cambiarán el mundo de manera radical y en un tiempo muy corto. Según un estudio de la Universidad de Oxford, se estima que en las economías desarrolladas se perderán o transformarán casi la mitad de los empleos tal como los conocemos y se ejecutan hoy.

Por supuesto, también se generarán unos dos millones de nuevos empleos en las áreas de computación, ingeniería, arquitectura y matemática, entre otras. Los niños que comienzan su educación formal en estos años tendrán oficios que hoy no existen. Se prevé que la longevidad dada por los avances en la medicina generará demanda de trabajo en el cuidado de los adultos mayores y en el sector de la salud; el cuidado de los niños de temprana edad también sería un generador de empleo.

Un claro ejemplo del vértigo que producen estos cambios es el hecho de que la Unión Europea ya tiene un borrador para que los trabajadores robots sean considerados como fuerza de trabajo.

Con ello, se sugiere que al menos los de mayor inteligencia y autónomos sofisticados puedan ser establecidos como personas electrónicas con derechos y obligaciones específicos. Nos referimos a que los robots y la automatización de operaciones alcanzaron casi 7% del total, suman 13,8 billones de dólares. Para ser más claros: ¡les quieren cobrar impuestos a los robots!

De acuerdo con el cuadro de Citi, con base en datos del Banco Mundial en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), peligran el 57% de los puestos de trabajo (47% corresponden a Estados Unidos); 77% de los de China y un 65% en Argentina. Aumenta considerablemente en países como Tailandia, India y Etiopía por la precariedad o la repetitividad de las tareas.

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Es fundamental que los Gobiernos, además de la lucha por la coyuntura y por superar el día a día, comiencen a pensar en el futuro. Los nuevos desafíos estarán en la seguridad, la inequidad y la fragmentación de la sociedad. ¿Qué educación necesitarán las próximas generaciones? ¿Dónde estarán las oportunidades empresariales? ¿Y dónde se creará trabajo?

Es clave anticiparse a la agenda que se materializa con claridad y no esperar que la realidad nos golpee y lleguemos tarde.

 

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Contácteme: @DarioEpstein

 

El autor es director de Research for Traders. Especialista en mercados de capitales. MBA Universidad de Michigan