La vitivinicultura argentina después de atravesar durante la mayor parte del siglo XX importantes oscilaciones en su ciclo económico, con etapas de gran prosperidad (fines de la década del 60' y principios de los 70') y también con fuertes crisis (década del 40' y principios de los 80'), que a su vez tuvieron su correlato directo en la dimensión social, en la última parte de este siglo, da origen a nuevas entidades destinadas principalmente a recuperar el nivel de consumo de vino en el mercado interno y a desarrollar el mercado internacional.
Se trata de entidades mixtas, es decir, integradas por asociaciones de empresarios y por el Estado, pero que son dirigidas por los actores privados. En este marco se empieza a gestar el Plan Estratégico Argentina Vitivinícola 2020 y nace la Corporación Vitivinícola Argentina, COVIAR, actualmente presidida por Angel Leotta.
El horizonte del Plan Estratégico Vitivinícola Argentina 2020 es implementar acciones colectivas de alta relevancia, sustentada en la Ley Nacional 25.849, que instituyó formalmente la Corporación Vitivinícola Argentina; para "reimpulsar tanto el consumo interno como la exportación, y proteger el empleo de esta economía regional", concentratada en el Oeste de la Argentina, dijo el presidente de la COVIAR, Angel Leotta, en un encuentro con periodistas.
"Hoy el sector genera exportaciones por USD 800 millones, y la meta es llegar a USD 2.000 millones en 2020 y captar el 10% del mercado mundial", destacó Leotta.
Recuperación de la producción
Los máximos dirigentes de COVIAR destacaron que "la actividad vitvinícola viene de una importante crisis de producción desde 2011, por efecto primero del atraso cambiario, y luego por condiciones climáticas adversas", al punto que "en 2016 se registró la peor cosecha en 60 años; en 2016 repuntó un 8%, y la nueva vendimia se espera un nuevo aumento, en torno a 15%", dijo la vicepresidente de la entidad, Hilda Wilhelm De Vaieretti.
Pero para consolidar la reactivación del sector, se estimó que con un aumento de los reintegros a la exportación del 6% al 9%, que implicaría un "sacrificio fiscal de USD 30 millones, se podrían generar exportaciones adicionales por USD 100 millones, e incentivar la producción para el consumo interno".
Pilares estratégicos
Francisco Do Pico, de Bodegas Argentinas, consideró que la cadena de valor de la vitivinicultura necesita para crecer de modo sostenido es necesario tanto desarrollar el mercado interno como el de exportación, sobre la base de tres pilares:
1. Inserción internacional: La Argentina es el único de los principales exportadores mundiales que no tiene acuerdos de libre comercio ni con países de Europa, China ni los EEUU;
2. Recursos fiscales: En la mayor parte de los países competidores existen planes del Estado de promoción de la actividad;
3. Diferenciación tributaria: En la Argentina existe una elevada brecha entre los impuestos al vino y los que rigen para las cervezas y los espumantes.
Walter Bressia: “La suba del reintegro seria equivalente a un dólar de 22 pesos”
Valor de equilibrio
El también vicepresidente de COVIAR, Walter Bressia, resaltó que "esta es una industria acostumbrada a no golpear puertas, pero en este momento es necesario una medida que permita lograr un equilibrio entre la exportación y el consumo interno, como la suba de los reintegros del 6% al 9 por ciento".
Y agregó: "no se trata de un número caprichoso, sino del necesario para que nuestras empresas no quiebren y se puede recuperar el mercado interno con una banda de precios de 2,5 a 3 dólares por litro".
Estimó el bodeguero que la suba de los reintegros sería equivalente a una mejora del tipo de cambio efectivo del orden del 10%, equivalente a una paridad de $22 por dólar.