En el Ministerio de Producción admiten que "el tipo de cambio está más abajo del que algunos sectores requieren dada su baja productividad"

Lo dijo en una entrevista con Infobae el secretario de la Transformación Productiva, Lucio Castro. El Gobierno cree que la solución no pasa por intervenir en el mercado. Las principales medidas correctivas tomadas y en proceso

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Lucio Castro: “La evolución del tipo de cambio nominal en un esquema de metas de inflación, depende de la evolución del ritmo de aumento de los precios “(Adrián Escandar)
Lucio Castro: “La evolución del tipo de cambio nominal en un esquema de metas de inflación, depende de la evolución del ritmo de aumento de los precios “(Adrián Escandar)

A la economía argentina le cuesta despegar, y una de las críticas más fuertes de economistas, y también de algunos empresarios, es que el tipo de cambio no permite ser competitivo con una inflación que en los últimos doce meses se ubicó en torno al 30% y la paridad con el dólar apenas se movió. Y que pese a transitar con una inflación del 2% por mes, marzo cerró con una paridad que es la más baja desde noviembre último y levemente mayor a la de un año antes.

Incluso en el último informe que circula entre los ministerios y secretarías de estado de la Secretaría de Transformación Productiva, dependiente del Ministerio de Producción, se reconoce que "la competitividad cambiaria real cayó un 13% interanual en febrero, con una mejora del 8% respecto del real de Brasil, y sendas bajas de 18% con el dólar y 22% con el yuan y el euro", fenómeno que se agravó en unos dos puntos porcentuales en marzo.

A partir de ahí comenzaron a surgir análisis privados alertando que junto a otras "debilidades" de la política económica, como la prolongación de la recesión en la industria y la construcción, el deterioro del resultado fiscal y la aceleración de la inflación, y transitando un año electoral con muchos ruidos, se percibe incertidumbre en las decisiones de inversión de las empresas y dudas en la probabilidad de cumplimiento de las metas de baja del ritmo de aumento de los precios y de recuperación de la senda de crecimiento a una tasa de 3,5%, como se fijó en el Presupuesto.

Frente a ese cuadro, Infobae entrevistó al secretario de Transformación Productiva, uno de los responsables de la elaboración y seguimiento del "Monitor de la Economía Real", para conocer si hay otra cara de la misma moneda.

-¿Le preocupa al Gobierno que tras la unificación cambiaria a fines de 2015 se haya vuelto a atrasar el tipo de cambio real, y se perciba como una constante, al menos hasta que finalice la liquidación estacional de divisas de los exportadores de granos gruesos, avanzado el tercer trimestre?

-En primer lugar hay que decir que a más de un año de un régimen de flotación cambiaria no ha prendido en muchos analistas que la evolución del tipo de cambio nominal en un esquema de metas de inflación, depende de la evolución del ritmo de aumento de los precios, que está claramente en un ritmo descendente respecto de las tasas de un año antes. Y si bien aún está en niveles elevados, se explica porque venimos de un régimen de alta inflación, y a pesar de que el primer trimestre fue complicado, como dijo el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, por factores estacionales, autorización de aumentos de precios regulados y cambios en los precios relativos, pero la tendencia es claramente descendente. Entonces con un régimen de flotación administrada, metas de inflación, más con factores coyunturales para la Argentina que tiene que ver con el ingreso de dólares por la cuenta financiera, por la balanza comercial, por la cosecha del campo, el tipo de cambio no es un tema relevante desde el punto de vista macroeconómico. Dicho esto, la coyuntura muestra claramente un tipo de cambio que está más bajo de lo que algunos sectores requieren dada su baja productividad relativa.

Lucio Castro: “El tipo de cambio no es un tema relevante desde el punto de vista macroeconómico”

-¿Piensan corregir ese desvío, o sólo quedarán en pie los sectores tradicionales con más productividad y competitividad relativa?

-Lo que estamos haciendo es la actualización del régimen de reintegro de impuestos para todas las exportaciones industriales, que continua con el camino de la eliminación de todas las retenciones para la rama manufacturera, y eso va a generar para las actividades más dinámicas una mejora del tipo de cambio efectivo muy importante.

“Queremos que la economía vuelva a crecer de modo gradual, pero con bases sólidas y no sobre la base de la caída del salario real” (Adrián Escandar)
“Queremos que la economía vuelva a crecer de modo gradual, pero con bases sólidas y no sobre la base de la caída del salario real” (Adrián Escandar)

-¿En cuánto estiman que por esa vía se puede recomponer el atraso cambiario que ya estimaron en un 13% a febrero?

-No puedo dar precisiones, porque se está terminando de redactar el decreto reglamentario de la actualización de los reinteros, pero va a ser importante. Esa es la respuesta más macro; pero desde el punto de vista más microeconómico (Nota del editor: de la unidad de negocios, de las empresas), se optó por un camino largo de corrección gradual, dada la historia que tiene la Argentina que en las últimas dos recuperaciones, en los 90 y en los 2000, que comenzó con una gran crisis macroeconómica, con un ajuste del tipo de cambio brutal que pulverizó el salario real de los trabajadores, y eso nunca se reveló sostenible, porque derivó en una crisis de deuda en el primer caso, y en el otro en una crisis con un proceso inflacionario que logramos evitar con mucho esfuerzo con la salida del cepo cambiario, la supresión del cepo a la producción con la eliminación de las DJAI (Nota del editor: Declaraciones Juradas de Necesidades de Importación, no sólo de bienes terminados, sino de insumos y repuestos para el sector productivo) y el regreso a los mercados financieros internacionales. Por eso queremos que la economía vuelva a crecer de modo gradual, pero con bases sólidas y no sobre la base de la caída del salario real de los trabajadores, eso requiere una estrategia sostenida de mejora de la productividad de toda la economía.

-En esa línea, ¿cuáles fueron y serán las medidas que tomaron, además de las mencionadas, porque pareciera que no han prendido en el sector productivo?

-Una de las medidas más importantes, que aún no se toma en cuenta de su dimensión, es la sanción de la Ley Pyme, porque favorece al 99,4% de las empresas del país con la baja de los impuestos, de modo efectiva, la eliminación del Impuesto a la Renta Presunta, y la cancelación del Impuesto a las Transferencias Financieras porque pasa a tomarse totalmente a cuenta de Ganancias. Esas acciones, junto con la señalada supresión de las retenciones a las exportaciones, en Hacienda se calculó que representó una baja neta de impuestos de casi 1,4% del PBI. Fue la primera vez en muchos años que en la Argentina baja la presión tributaria.

Entre las medidas tomadas para mejorar la competitividad Lucio Castro destacó actualización de reintegros a los exportadores, la Ley Pyme, la Ley de Emprendedores, los acuerdos productivos sectoriales

-¿Eso es todo?
– No, también hay una serie de factores que también contribuyen a la mejora de la competitividad, que en el último año se cristalizaron en el Plan Productivo Nacional. El primero es la reducción del costo del financiamiento, más en dólares, a un nivel que está entre los más bajos de la historia argentina para los sectores exportadores y vinculados con los que generan divisas; y las tasas en pesos en términos reales vienen bajando, con la reducción de la inflación y también de las tasas de referencia del Banco Central. Y se agregó esta semana la sanción de la Ley de Emprendedores, con instrumentos de financiación novedosos para muy pequeñas empresas y quienes inician su actividad. Y también, está en el Congreso el proyecto de una nueva Ley de Mercado de Capitales.

-Pero en este punto pareciera que la iniciativa está empantanada, porque no estarían logrando consenso para su debate…

-Es un año político… Pero, otro pilar fundamental es el programa de infraestructura. Aquí hay dos hechos fundamentales, como el nivel de ejecución de la obra pública alcanzó niveles récord, lo reportamos en el Monitor, con más de $18.000 millones en el bimestre, $12.000 millones más que en igual tramo del año anterior que se ve en el área del transporte 40% del total, donde se han bajado fuertemente los costos portuarios y logísticos; agua potable y alcantarillado 16%; vivienda y urbanismo 13%; transferencia del Fondo Federal Solidario a Provincias 10% y asistencia social 5% del total de las obras. También en energía. El acuerdo con los actores en Vaca Muerta, sindicatos, empresarios y estado para reducir costos de modo muy significativo y atraer inversiones. La primera grande, no estatal, fuera de YPF, fue el anuncio de Techint por USD 2.300 millones, que van a atraer otras iniciativas privadas.

-Pero muchos economistas no ven esos efectos, y ya empiezan a poner en dudas las metas de inflación y de reactivación, más allá de que descuentan que el año cerrará mejor que el anterior. ¿Qué tiene para decirles?

-La pregunta tiene dos partes. Lo fundamental es que la economía salió de la recesión. En eso estamos todos de acuerdo, con dos trimestres de crecimiento, el último de 2016 y este que pasó. Y es muy importante ver cómo lo hizo: de la mano de la inversión y de las exportaciones netas, el año pasado restaban y este no. Y si bien Brasil no creció, todos coinciden en que comenzará a reactivarse; y el resto del mundo comercial relevante para la Argentina que en 2016 aumentó 1,5%, ahora lo hará a más del doble. En segundo lugar, la obra pública está en niveles récord y va a ser un motor de crecimiento relevante. Y, en tercer lugar, el agro, con una cosecha de 130 millones de toneladas dinamiza todo el sector directamente vinculado con el agro y agroindustrial, pero también el sector automotriz, metalmecánico, de servicios.

“Lo fundamental es que la economía salió de la recesión, en eso estamos todos de acuerdo”

La segunda cuestión, el factor coyuntural, de los tres componentes de la demanda agregada: la inversión, las exportaciones y el consumo, sólo está aún rezagada esta última, pero hay indicadores que muestra el Monitor que la demanda privada se está reactivando. Incluso, datos no públicos como de CAME que muestran que las ventas minoristas caían en el primer trimestre del año pasado caían 8% en términos reales, y ahora bajaron 3%. Pero no sólo vemos que en los próximos meses comenzarán a crecer, sino que además estamos tomando medidas que empezarán a reactivar el consumo, como dijo el ministro Nicolás Dujovne: la actualización de las jubilaciones en marzo que se gastará en abril; junto con el aumento de los planes sociales por arriba de la inflación; el estímulo de la demanda a través del incentivo con el crédito público en 50 cuotas para electrodomésticos a tasas muy reducidas; y nuevos planes de 3 y 6 cuotas sin interés para dos de los rubros más castigados con la caída de ventas, como fueron textiles y calzado.

Mientras que para el largo plazo que apunta la sustentabilidad, me provoca extrañeza que algunos hablan de un rebote coyuntural y de que vamos a volver a la típica historia de la Argentina de la recuperación seguida por un ajuste del tipo de cambio y demás, porque cuando se miran los problemas del pasado, que explican la caída secular de la productividad, desde 2011 bajó un 16% en el uso de todos los factores, con todas las medidas restrictivas que había, y una política macroeconómica inconsistente con la situación internacional. Ahora todo eso cambió. Pero, la tarea para resolver todas las trabas del pasado va a llevar mucho tiempo, porque no se trata, como dijo Marcos Peña, de revertir lo que se hizo mal en los últimos 15 o 12 años, sino toda una larga historia de importantes desajustes. Pero estamos convencidos de que estamos estableciendo las bases para un crecimiento sostenible no sólo este año, sino los que vienen.

“Entre 2011 y 2015 la productividad cayó 16% por todas las medidas restrictivas que había y una política macroeconómica inconsistente con la situación internacional, ahora todo eso cambió”

-¿Por qué sí ese es el camino, la inversión productiva no pasa de la etapa de los anuncios, salvo algunas excepciones, como la vinculada con el área energética?

– La extranjera directa. Pero la inversión bruta interna creció en el último año. Fue el componente de la demanda agregada que más creció, aunque hay que recordar que venimos de niveles bajísimos, con un colapso de la inversión pública.

¿No percibe que hay incertidumbre en los inversores por el atraso del tipo de cambio real y la persistencia de una elevada prima de riesgo país, 200 puntos básicos más que Brasil, pese a todas las dificultades políticas y económicas que la afectan?

-Es un proceso gradual, pero la inversión extranjera directa empezó a recuperarse; se ve el aumento de los aportes de capital de las empresas internacionales. Ningún proceso de reordenamiento macroeconómico viene acompañado de una rápida respuesta de la inversión real extranjera. Más aún porque el Gobierno eligió un camino gradual, y que ya comenzó a manifestarse con los acuerdos hechos con el sector automotriz con anuncios por más de USD 5.300 millones; energía, Vaca Muerta USD 2.300 millones, y seguirá con otros sectores como motos, tecnológico.

-¿Entonces no ven que el atraso cambiario actual sea un problema para el crecimiento, porque confían en los efectos complementarios de medidas que contribuyen a aumentar la competitividad por la baja de los costos?

– Me limito a repetir lo que dijo el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y el ministro de Producción, Francisco Cabrera: "el mejor amigo de la competitividad y del crecimiento, es bajar la inflación, porque permite recuperar el salario real y da previsibilidad a los inversores".