La extraña historia de Ernests Gulbis: millonario, Top Ten, la decadencia y la resurreción

El letón que venció a Juan Martín del Potro en Wimbledon tiene una historia impactante. Hijo del hombre más rico de su país, llegó a ser 10° del mundo y cuando se volvía una amenaza para los mejores entró en una racha de más de un año sin ganar

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El letón Ernests Gulbis aprieta el puño tras vencer al dominicano Víctor Estrella en su debut en Wimbledon (Getty Images)
El letón Ernests Gulbis aprieta el puño tras vencer al dominicano Víctor Estrella en su debut en Wimbledon (Getty Images)

Ernests Gulbis tenía 19 años y llegaba a los torneos ATP en su jet privado. Los especialistas hablaban de su talentosa derecha, sí, pero el joven era protagonista por su millonario origen, producto de la fortuna que su padre, el empresario de las artes Ainars Gulbis, vio crecer tras la caída de la Unión Soviética hasta volverse el hombre con más dinero en Letonia, su país.

Nacido en Riga el 30 de agosto de 1988, Ernests llegó al tenis gracias al apoyo de su abuela paterna, quien pasaba buena cantidad de horas jugando al deporte de la raqueta con su nieto, cuya infancia y adolescencia se dio en el marco de una familia de alta alcurnia y donde la formación cultural no era opcional. Así, el jugador creció al son de la música clásica y con un profundo conocimiento de la filosofía, arte del pensamiento inculcado por sus padres, quienes eligieron su nombre de pila en honor a Hemingway, uno de los principales escritores del siglo XX.

Ernests Gulbis (Getty Images)
Ernests Gulbis (Getty Images)

Gulbis, dominador de los idiomas letón, ruso, alemán e inglés, decidió dedicarse al tenis de manera profesional y su padre le brindó todo el apoyo económico como familiar, ya que la decisión fue acompañarlo adonde fuera que jugara. Tenía talento, claro, y no tardó demasiado en destacarse en el circuito profesional, al que llegó en 2004, cuando tenía 16 años.

En 2007 entró al Top 100 y de él ya se hablaba por su carácter irascible, razón por la que cuenta varias raquetas hechas pedazos por el camino, pero fundamentalmente por la potencia de su juego, cuyo primer saque y derecha eran de temer. Su carrera fue en continuo ascenso, pese a un par de asteriscos, allá por 2009 y 2012-2013, y en 2014 logró ponerse en boca de todos con su llegada al Top 10 luego de su recordado triunfo ante Roger Federer en octavos de final de Roland Garros de ese año, su año.

Lo detuvo Novak Djokovic en semifinales. Pero antes, en cuartos, había derrotado a Tomas Berdych, entonces 6° del mundo. En 2014 ganó los torneos de Marsella y Niza, los que lo impulsaron en el ránking y por esos tiempos había jugado el que hasta ayer era su último partido con Juan Martín del Potro, a quien venció en cuartos de final de Rotterdam para no volver a coincidir en un cruce hasta esta hoy, cuando el cuadro de Wimbledon los puso por el mismo lado y sus victorias en sendos debuts provocaron el enfrentamiento que protagonizaron en la segunda ronda del tercer Grand Slam de la temporada y que el letón conquistó sin problemas.

Ernests Gulbis (Getty Images)
Ernests Gulbis (Getty Images)

Las vidas de Del Potro y Gulbis tienen varios puntos de coincidencia. Como le ocurrió al tandilense, cuando el letón vivía su mejor momento como tenista profesional sufrió varias lesiones que le provocaron una caída que parecía imparable. Hoy ocupa el puesto 589 del ránking (al término de Wimbledon torneo habrá de subir varios puestos) y como consecuencia de esta clasificación hasta le ha costado ingresar a los mejores torneos. "Es desalentador cuando veo dónde me encuentro, no quiero estar allí, pero no es una tragedia", manifestó al respecto tiempo atrás en una entrevista que brindó al sitio Sport 360°.

El letón atravesó además una crisis con el coach que lo acompañó desde sus inicios, Gunter Bresnik, al detectar que ya no había más frutos que cosechar de esa relación. Se lanzó entonces a la búsqueda de un nuevo gurú pero no le ha sido fácil. Se puso en manos de Larry Stefanki y logró cambiar la técnica de su derecha, que seguía siendo potente pero le hacía doler mucho la muñeca.

Decidió que no trabajaría tiempo completo con un entrenador y pasó de Stefanki a Pjotr Nechaev, un amigo suyo de la infancia. Comentó que no le resulta fácil encontrar un coach porque sus resultados no son tentadores para nadie, pero el letón no se altera e incluso asegura que juega al tenis para ser un mejor hombre y que cuando esta sensación desaparezca, dejará el deporte. "Juego porque sé que esto me hace una mejor persona. Jugar, superar luchas, eso es lo más importante. El tenis es un instrumento que me ayuda como ser humano", comentó.

Entre las otras particularidades de la vida de Ernests Gulbis aparece que su abuelo Alvis Gulbis integró el equipo ASK Riga de Letonia que ganó tres Copas de Europa de manera consecutiva (1958, 1959 y 1960); que llegó a seis finales en el circuito ATP y ganó todas (Delray Beach 2010, Los Angeles 2011, San Petersburgo y Delray Beach 2013, Niza y Marsella 2014) y que luego de varios sofocones por su inclinación a disfrutar de las noches hasta el límite (llegó a estar preso en Estocolmo por contratar a una prostituta), siempre buscó una persona, un complemento perfecto para vivir en paz, y lo encontró con su prometida, Tamara Kopaleyshvili. "Lo más importante para un hombre o una mujer es encontrar el verdadero amor, un socio para compartir el resto de tu vida. El matrimonio está más allá de cualquier cosa. Ahora mismo estoy muy feliz, muy en paz conmigo mismo", reveló sobre su valoración del amor.

Ernests Gulbis cuenta ya 28 años, es el 589° del ránking mundial de la ATP. Lejos quedaron sus 19, su jet privado, sus comentarios desagradables (en 2014 dijo que "una mujer necesita disfrutar de la vida un poco más. Necesita pensar en la familia, necesita pensar en los hijos. ¿En qué hijos puedes pensar hasta los 27 años si juegas profesionalmente al tenis?"), su desenfado. Pasó un año sin ganar en el circuito profesional (su última victoria había sido ante Jo-Wilfried Tsonga en tercera ronda de Roland Garros 2016), racha que cortó en su debut en Wimbledon ante el dominicano Víctor Estrella por 6-1; 6-1 y 6-2 y que tomó como impulsa para la mejor victoria de los últimos años de su carrera, la que logro ante un Del Potro que posiblemente ahora deba tomarlo como ejemplo de una refundación que él también necesita.

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