De cómo el primer semáforo mató un policía y otras historias curiosas

Su origen fue mortal. Hoy forma parte del paisaje urbano, pero no llegó a multiplicarse hasta mediados del siglo XX. Su evolución, desde el que funcionaba con gas hasta los más modernos, pensados para los adictos al celular

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La historia del semáforo empezó con una tragedia en 1870: una explosión acabó con la vida de un policía
La historia del semáforo empezó con una tragedia en 1870: una explosión acabó con la vida de un policía

John Peake Knight inventó en 1868 el primer semáforo de la historia de la humanidad. La esquina de George y Bridge, sede del parlamento británico de Westminster, fue la homenajeada el 10 de diciembre con la instalación de un aparato innovador. Su evolución, como todo instrumento tecnológico, es categórica y desprende en su cronología un sinfín de curiosidades, anécdotas y relatos perdidos. La herramienta que coordina, regula y ordena el tráfico en escenarios urbanos mató, una vez, a una persona. Fue en sus albores: el invento de John Peake Knight, ingeniero de ferrocarriles, funcionaba con gasolina y se operaba de modo manual, por lo que estaba encargado a la voluntad de un agente de policía.

En 1870, una explosión le costó la vida al agente que accionaba el mecanismo. El primer semáforo de la historia duró apenas dos años. Era una columna de hierro de seis metros de altura que manifestaba contenido visual y sonoro a través de dos brazos que se alzaban para indicar la dirección autorizada. Le faltaba un color: consistía en un farol rojo y otro verde, en emisiones por luces de gas, para que pudiera verse de noche. Y proyectaba zumbidos: uno habilitaba el tráfico de la calle, dos permitían que el tráfico de la avenida pudiera avanzar.

El primer semáforo de la historia abría sus brazos para señalar orden de paso, creación de John Peake Knight
El primer semáforo de la historia abría sus brazos para señalar orden de paso, creación de John Peake Knight

La tragedia provocó su desuso e inspiró cuestionamientos. Cuatro décadas después, el ingeniero Earnest Sirrine reformuló el diseño original de Knight cambiándole el tanque de gas por una instalación eléctrica. Hizo que las señales expresaran la orden de "avanzar" y "detenerse". La irrupción de los vehículos de producción en serie, la masificación de los modelos inventados por Henry Ford -el 27 de septiembre de 1908 comenzó la producción del automóvil más influyente del siglo XX- impulsó la proliferación de los semáforos.

El primer semáforo automático fue patentado por William Ghiglieri en San Francisco, California, en 1917. Sólo tenía luces verdes y rojas

William Potts, un policía de Detroit, se adjudicó el recuerdo eterno de haber incorporado el color amarillo al semáforo. En 1920 presentó un diseño que incluía una tercera luz intermedia a efectos de evitar colisiones en el cambio inminente de luces. Conocida, e indisoluble en el imaginario popular, como la señal de precaución del semáforo. El prototipo fue patentado por Garret Morgan tres años después dando inicio al semáforo de tres fases, casi transversal a la historia. Años después el diseño fue comprado por la empresa General Electric. Pero recién fue instrumentado y autorizado por las legislaciones estadounidenses luego de que se normalizara el clima político tras la Segunda Guerra Mundial.

La torre en el corazón de la intersección londinense otorgaba paso mediante tres luces de colores
La torre en el corazón de la intersección londinense otorgaba paso mediante tres luces de colores

El 31 de diciembre de 1958 se instrumentaba por primera vez en el país el semáforo eléctrico. La intersección de las avenidas Leandro N. Alem y Córdoba, en el bajo porteño, fue la elegida por el intendente de Buenos Aires de entonces, Hernán Giralt. "El lugar era un punto neurálgico, al igual que la zona de Retiro. Las dos avenidas ya eran lo suficientemente anchas como para necesitar una señal que permitiera a los peatones poder cruzarlas", detalló el historiador Daniel Balmaceda.

En Rosario instalarán semáforos de suelo, ideales para los adictos al celular
En Rosario instalarán semáforos de suelo, ideales para los adictos al celular

De funcionar con gas a los semáforos de suelo para los adictos al celular: la evolución es bestial. En algunas ciudades del mundo los convencionales disponen de radares y cámaras digitales para advertir conductas irresponsables al volante. En otras, como las argentinas, incorporaron un contador. En Halifax, Canadá los semáforos incluyen figuras geométricas para que también puedan ser leídos por personas con daltonismo. En China, alguna vez quisieron invertir los colores para asociar el rojo del comunismo con la acción de avanzar. En la Berlín comunista patentaron la figura del Ampelmann, un simpático obrero que iba contento a trabajar, hoy convertido en culto, marketing y referente turístico de la ciudad alemana. En Akureyri, Islandia, las luces de los semáforos tienen forma de corazón.

En Berlín los semáforos adoptaron la figura del Ampelmann, la imagen del “obrero feliz” que instauró el régimen comunista
En Berlín los semáforos adoptaron la figura del Ampelmann, la imagen del “obrero feliz” que instauró el régimen comunista

El semáforo era en la antigüedad un instrumento para comunicar avisos urgentes, un canal emisor de señales por medio de banderas o fogatas para advertir peligros o noticias. Después emigró al área marítima en estaciones portuarias, luego fue empleada en zonas de ferrocarriles para terminar invadiendo las calles de todas las ciudades del mundo. Su etimología proviene del griego: "σῆμα" (sema) significa señal y "φόρος" (foro) quiere decir portador. El semáforo es, entonces, "el que lleva las señales", ayer y hoy.

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