Realizan con éxito pruebas contra la malaria con mosquitos genéticamente modificados

Por William Wan

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En los anales de las enfermedades mortales, nada ha amenazado tan brutalmente a la humanidad como la malaria.

En la antigüedad, Hipócrates atribuía las fiebres palúdicas al mal aire. En un momento dado, el Imperio Romano ordenó a los que padecían fiebre utilizar amuletos con la inscripción "abracadabra" para evitar la enfermedad.

En la actualidad, las mallas antimosquitos y los insecticidas ayudan a controlar la transmisión de enfermedades provocadas por mosquitos y los medicamentos previenen la infección o mitigan los síntomas de la malaria. Pero la enfermedad sigue haciendo mella hoy en día. En 2015, hubo aproximadamente 212 millones casos de malaria y 429,000 muertes. Y la enfermedad se ha vuelto cada vez más resistente a los medicamentos.

En los últimos años, una nueva herramienta, la modificación genética, parece especialmente prometedora. Dos estudios publicados recientemente en la revista Science ilustran el potencial de la ingeniería genética para combatir la enfermedad. Ambos estudios se llevaron a cabo en el Instituto de Investigación de la Malaria de la Universidad Johns Hopkins.

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La malaria es causada por un parásito que vive en el intestino del mosquito e infecta a los humanos cuando el insecto les pica.

El primer estudio se centró en si los mosquitos que se habían modificado genéticamente para ser más resistentes al parásito causante de la malaria se volverían más débiles y menos capaces de aparearse y reproducirse.

Si los mosquitos modificados se van a utilizar contra la malaria, los mosquitos transformados deben ser tan aptos como los salvajes y capaces de transmitir su modificación genética en gran escala a las generaciones futuras.

El estudio, dirigido por el biólogo George Dimopoulos, encontró que un tipo de mosquito modificado genéticamente no solo se reprodujo bien, sino que se volvió más atractivo para los mosquitos normales.

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Dimopoulos tomó un grupo de mosquitos genéticamente modificados y un grupo de mosquitos salvajes normales y los encerró en el mismo lugar. Para su sorpresa, los mosquitos macho normales preferían las hembras genéticamente modificadas, mientras que los machos genéticamente modificados se volvían salvajes sobre las hembras normales. Esas preferencias de apareamiento significaban que, dentro de una generación, la población de mosquitos se estaría modificando genéticamente en un 90 por ciento.

"Descubrimos que la modificación estaba cambiando el microbioma y las bacterias de los mosquitos genéticamente modificados. Les hizo oler diferente y mejor frente a sus compañeros", dijo en ese sentido.

Los resultados sugieren que los mosquitos genéticamente modificados no solo prosperarán, sino que también podrían llevar su inmunidad genética al parásito de la malaria y a las poblaciones de mosquitos a los que se les ha introducido.

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Algún día en el futuro, con el fin de reducir la malaria en áreas especialmente afectadas de África o Asia, podríamos simplemente liberar mosquitos genéticamente modificados en la naturaleza y se extendería su inmunidad.

La mayor preocupación sobre este enfoque, como lo es en todas las aplicaciones de modificación genética, es el espectro de las consecuencias involuntarias. Algunos escépticos están preocupados en si los mosquitos modificados genéticamente podrían alterar el comportamiento de los insectos o si, de alguna manera, desencadenaría otros cambios o mutaciones en otros animales dentro del entorno de los mosquitos.

El segundo estudio publicado usa la modificación genética de las bacterias que se encuentran dentro de los mosquitos para combatir la malaria. Los investigadores modificaron genéticamente un tipo de bacteria, que provocó que secretara una sustancia dentro del intestino de los mosquitos que mata al parásito que causa la malaria antes de que pueda desarrollarse adecuadamente.

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Los investigadores, dirigidos por el biólogo Marcelo Jacobs-Lorena, habían estado trabajando durante cinco años en una forma de utilizar las bacterias genéticamente modificadas contra la malaria.

Al principio de su trabajo, los investigadores lucharon por encontrar una forma mediante la cual las bacterias genéticamente modificadas pudieran transmitirse a la descendencia de los mosquitos tratados. A través de la casualidad, los científicos se encontraron con un tipo de bacterias desparasitadas en los ovarios de las hembras de los mosquitos y las glándulas reproductoras de mosquitos machos, además del intestino del mosquito.

Debido a esa ubicación en los órganos reproductivos, las versiones genéticamente modificadas de la bacteria se propagan automáticamente a la descendencia en generación tras generación, tal y como explicaron los investigadores.

(Reuters)
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El siguiente paso tanto para los mosquitos como para las bacterias genéticamente modificadas es probar si funcionan fuera del laboratorio en condiciones que simulen la naturaleza. Johns Hopkins ha construido una instalación investigativa con "casas de mosquitos" en Zambia, diseñada específicamente para tales experimentos.

"Es como un invernadero, pero en lugar de vidrio, está cubierto de redes para mantener adentro a los mosquitos", señaló Jacobs-Lorena.

Pero los investigadores primero deben convencer al gobierno de Zambia para que permita que sus sujetos genéticamente modificados puedan entrar en sus fronteras. Los líderes de Zambia nunca han tratado con organismos modificados genéticamente antes, ni siquiera con plantas, señaló Jacobs-Lorena. "Toma tiempo tomar la aprobación", apostilló.