Hacerse viejo sin enriquecerse: el drama latinoamericano

Por David Biller

Compartir
Compartir articulo
Alejandro Werner, director del FMI del Hemisferio Oeste (EFE)
Alejandro Werner, director del FMI del Hemisferio Oeste (EFE)

América Latina es una región maldecida por las crisis más recientes. Sin embargo, cuenta con una economía de USD 4.6 billones de dólares pero necesita hacer cambios urgentes en sus políticas para volver a las tasas de crecimiento de aquellos años en los que los productos básicos tenían un costo alto.

Esto deja a los gobiernos con una gran presión por ambas partes, tanto por los trabajadores activos como por los jubilados. Además, la situación fuerza a cubrir los gastos de la seguridad social y de la asistencia sanitaria para los ancianos, mientras que la población en edad de trabajar se vuelve proporcionalmente más pequeña.

Incluso si, hoy en día, se adoptaran nuevas políticas se necesitarían varios años para construir la infraestructura necesaria al tiempo que debería pasar, por lo menos, una generación para educar a la nueva fuerza de trabajo. La urgencia de ese cambio de política fue más fácil de ignorar durante la bonanza económica. En esos años, las exportaciones de soja, hierro y petróleo, en gran medida para alimentar el voraz apetito de la creciente China, impulsaron la expansión de América Latina a más del doble del promedio de la economía desarrollada hasta el momento.

(AP)
(AP)

Uno de los problemas de la región es que, desde la crisis financiera mundial, siempre ha dependido del consumo privado y del gasto público para crecer, según apunta la Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en un informe publicado hace pocas semanas. La inversión privada, necesaria para sostener el crecimiento a largo plazo, se ha retrasado con respecto a la de otros países de mercados emergentes.

El desafío de atraer la inversión explica en gran parte por qué Brasil ha luchado este año para liberarse de su peor recesión y por qué el retroceso de Argentina por la contratación será menor de lo que el gobierno esperaba originalmente.

"No invertimos lo suficiente, no ahorramos lo suficiente, no comerciamos lo suficiente y no educamos lo suficiente. Así no vamos a crecer lo suficiente", comenta Alberto Ramos, jefe económico de Goldman Sachs para América Latina. "No es un rompecabezas económico, sabemos lo que hay que hacer, pero no estoy muy optimista de que se haga. Si no ocurre, la región seguirá perdiendo década tras década y seguirá rezagada", apunta.

infobae

El Fondo Monetario Internacional también ha hecho sonar la alarma. El crecimiento per cápita de América Latina alcanzará un promedio de 1.6 por ciento a medio plazo, la misma tasa registrada en el último cuarto de siglo, y muy por debajo del 2.6 por ciento estimado para los países en desarrollo en general. Es lo que se desprende el informe del FMI titulado Regreso al control del crucero, pero estancado en una marcha corta. "Las perspectivas de un fuerte crecimiento a largo plazo en América Latina parecen más moderadas ahora que hace unos años, con el auge de los precios de las materias primas", apunta Alejandro Werner, director del FMI del Hemisferio Oeste. Las tasas de crecimiento son esencialmente iguales a las de las economías avanzadas.

Shelly Shetty, responsable de América Latina en Fitch Ratings, sostiene que el bajo crecimiento de la región se debe también a los difíciles entornos empresariales de algunos países, a la limitada apertura comercial, a la demora en la mejora de la productividad y a los retrasos generales en las reformas estructurales. La buena noticia, según ella, es que las naciones han logrado progresos en la estabilidad macroeconómica y, ahora, finalmente, algunos países han comenzado a prestar atención a la llamada de alerta.

"Ahora que las perspectivas de crecimiento han disminuido en varios de los países, estamos viendo que los gobiernos se están centrando cada vez más en impulsar el crecimiento potencial", subraya Shetty. "Finalmente se están discutiendo las reformas estructurales que no se llevaron a cabo en los mejores años del ciclo económico. Después de todo, implantar las reformas es una cosa, ejecutarlas bien será otro desafío", finaliza.