Deja de sentirte mal por desaparecer tras una cita

Por Patia Braithwaite

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A veces el silencio duele, pero en el fondo el mensaje sigue siendo claro. A veces, el 'ghosting' puede ser la opción menos dolorosa.

Por muchas razones, las aplicaciones de citas viven su mejor momento. Y a medida que los solteros vuelven a recurrir a sus teléfonos para encontrar el amor, vale la pena recordar la regla más importante para no perder el tiempo: el ghosting —o dejar de contestar los mensajes— es una forma aceptable de terminar relaciones casuales. Después de unos cuantos mensajes, o una mala cita, está bien mostrar tu desinterés a través del silencio.

Suena duro, en especial para los que solían concretar las cosas antes de la era de Tinder, pero hoy en día, el ghosting es increíblemente común: una encuesta de 2016 encontró que, en Estados Unidos, el 78% de las personas solteras entre 18 y 33 años había sido víctima de ghosting al menos una vez. Un estudio más antiguo realizado por Elle demostró que más de la mitad de la gente a la que le han dejado de hablar también ha hecho lo mismo con otras personas.

Pero aunque la costumbre de terminar las cosas sin decir nada es bastante normal, una búsqueda rápida de Google muestra un montón de artículos que hacen que los ghosters aparezcan como unos sociópatas. ¿Acaso el ghosting es descortés? Tal vez, pero seguro no es un mensaje confuso. Yo no me siento tan mal de haber desaparecido y si tú lo has hecho alguna vez, tampoco deberías.

"Creo que el ghosting tiene un valor", dice Ben Michaelis, psicólogo clínico y autor de Your Next Big Thing: 10 Small Steps to Get Moving and Get Happy. "Hay un cierto momento de la relación en que es totalmente inaceptable; pero cuando estás empezando a ver a alguien, como después de una cita que no salió como lo esperabas, el ghosting es útil. Tratar de 'terminar con alguien' sin herir sus sentimientos suele ser confuso para la otra persona, e incluso alarga relaciones que deberían terminar".

El ghosting elimina la ambigüedad y ahorra tiempo. "Es muy difícil interpretar el ghosting como algo más que una señal de desinterés, así que cuando alguien recurre a él ambas partes pueden seguir con su vida más rápido", dice Michaelis.

Pero claro, no todos están de acuerdo con esta manera de pensar: la mayoría de los argumentos en contra del ghosting tiene que ver con la idea de que se necesita un cierre de ciclo. Las víctimas del ghosting tal vez no saben exactamente cómo reaccionar, y tienen la esperanza de un reencuentro. Esta esperanza y la supuesta "falta de claridad" —que a menudo se interpreta como jugar con los sentimientos de alguien— es, en parte, lo que le da a los ghosters una mala reputación. Parece algo inherentemente egoísta, desalmado y cruel.

Nancy Berns, autora de Closure: The Rush to End Grief and What it Costs Us, escribe sobre el cierre de ciclos. En un ensayo, dice que quienes buscan cerrar ciclos deben "aprender a vivir con algunas preguntas". Y tiene razón: que te dejen de hablar deja muchas preguntas abiertas, pero no hay ninguna garantía de que las respuestas te den consuelo. En algunos casos, la honestidad absoluta puede ser peor.

Tomemos como ejemplo la historia que publicó Gawker hace unos años: después de una cita, un pobre chico le mandó un mensaje a una mujer para decirle que no estaba interesado. La mujer, entonces, decidió avergonzar al tipo en su blog y le mandó fotos de él desnudo a su jefe. Aunque poca gente reacciona de esa manera tan extrema por un mensaje de texto educado, definitivamente el rechazo está entre las emociones más crudas y poderosas que cualquier ser humano puede experimentar.

En un estudio de 2010, investigadores del Albert Einstein College of Medicine de Nueva York mostraron una similitud entre la reacción del cerebro ante el rechazo y la reacción a sentimientos de amor y adicción. En el estudio, quince estudiantes universitarios que habían terminado con sus parejas pero que seguían enamorados fueron expuestos a fotos de sus exparejas mientras recibían resonancias magnéticas cerebrales. Las áreas del cerebro que se encendieron al ver las fotos eran las mismas áreas que se activan cuando se experimentan sentimientos de amor romántico, deseo y adicción. El hecho de que el amor, el rechazo y la adicción se procesen de manera similar sugiere la idea de que el ghosting no duele porque sea desconsiderado; duele porque nuestros cerebros no manejan bien la insatisfacción.

El rechazo de una pareja puede sacar lo peor de nosotros; no hay manera de evitarlo. El ghosting, al menos, deja el beneficio de la duda. Las preguntas que no responde, de hecho pueden ayudar a lidiar con esos sentimientos de rechazo. Alguien que deja de responder podría estar ocupado, podría haber muerto, o tal vez prefería no confesar que su cita no había salido muy bien.

No aceptamos el ghosting porque el rechazo es una mierda. A mí me lo han hecho, y nunca me acostumbraré a que pase, pero eso no significa que sea algo terrible. No quisiera que alguien me llamara y me dijera: "Lo pasé muy bien, pero no me interesas". A veces el silencio duele, a veces me quedo con preguntas, pero en el fondo, el mensaje sigue siendo claro. Y aunque nunca sienta bien, lo más probable es que al final me hayan hecho un favor.

Publicado originalmente en VICE.com