Mi suegra usó mi Facebook por una semana: increíble lo que pasó

Por Jordi Llorca

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Entre otras cosas me convirtió en el foodie de la Thermomix.

Sí, lo admito. No suelo pensar muy bien las cosas. Soy de los que, si les ofrecen un apartamento en Torremolinos o la caja misteriosa, siempre escojería la caja. Qué le voy a hacer. Por eso pensé que darle plenos poderes en Facebook a mi suegra durante siete días sin que nadie se enterara sería una buena idea. Pero creedme cuando os digo que el resultado fue de todo menos esperado.

Bien, sigamos. Mi suegra, a priori, es un ser bondadoso. Siempre te ofrece una sonrisa y algo que picar. Ese día por la tarde la llamé para comentarle el artificio y me dijo entusiasmada "¡Claro!". Después soltó un sospechoso "¿Pero puedo hacer y decir cualquier cosa? ¡¿Cualquier cosa?!". Tuve un mal presentimiento.

Me prometió que no se lo diría a nadie –ni a mi novia – y le di mis credenciales. Alea iacta est.

Día 1
Lo primero que hizo, como era de esperar, fue agregarse a ella y a su pareja a mi lista de amigos. Ya no podré esconder mis fotos disfrazado de tigre en Londres o cuando intenté meter una nevera en un Seat Toledo por la puerta de atrás.

Al poco rato le dijo guapa a mi cuñada —su primogénita— y empezó a seguir a su mayor pasión: la Thermomix. Más adelante ya veréis el porqué.

Thermomix y Chistevision… La cosa comenzaba bien
Thermomix y Chistevision… La cosa comenzaba bien

Día 2

El segundo día fue mítico, apoteósico, alocado… Una oda al compromiso. Primero me cambió la foto de perfil por la tierna imagen de una pareja en edad de merecer. Dos jóvenes que resultaron ser su hija y su yerno, yo.

Hasta aquí todo bien. Lo más duro llego después. ¿Sabéis esa gente que no tiene nada más en la vida y que por eso pone en Facebook su estado de relación? Algo que todos pensamos que no hace falta porque una relación no necesita la aprobación de una red social y nos hace pensar cosas como: "Mira ese/a, que pone que está con… Y a mí qué me importa".

Pues sí, amigos. Ahora yo era uno de ellos:

La primera sorprendida fue mi novia
La primera sorprendida fue mi novia

Lo mejor —o peor— fue la respuesta de la gente, porque cambiar la foto de perfil y el estado de compromiso en un solo día, no iba a pasar desapercibido. Mi móvil ardía en notificaciones. Lo comentaron, dieron decenas de likes en pocos minutos y me preguntaban por Whatsapp por el asunto. Incluso insinuaron si me iba a casar. Y a todo esto, sin poder decir ni mu. #PrayForMe.

Día 3

El 27 de junio será recordado como el Día Internacional de la Suegri, esto es así. Y lo es porque colgó un vídeo de su participación en un concurso de chistes con un titular escueto pero preciso.

Allí está ella haciéndome pasar vergüenza
Allí está ella haciéndome pasar vergüenza

Pero, por segunda vez, lo que me llamó más la atención fue la respuesta de mis contactos ante lo que venía a continuación. Lo que a priori iba a ser un desastre de post que comenzaba por "Déjame una palabra positiva para el 2017", desencadenó uno de los estados más comentados de mis diez años en Facebook. ¿Qué clase de amigos tengo?

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Día 4

Amaneció tranquilo, pero pronto el día se iba a enturbiar. Cual ñu agazapado en el Serengueti, iba a stalkear a mi novia como un verdadero ninja. Al menos es lo que pareció. Hasta un total de ocho likes de sus publicaciones en apenas minuto y medio.

Cuando hablé con ella me preguntó si me encontraba bien. "Sí, cariño. Es que me gusta todo lo que publicas". Me autoproclamé el mandamás de las trolas gracias a mi suegra.

Día 5

Al quinto día Dios creó los seres vivos y mi suegra le rindió culto a la Thermomix. La señora se compró el último modelo y yo era el canal idóneo para mostrar tan portentosa máquina.

Parece una nave espacial
Parece una nave espacial

Además, también publicó monólogos, vídeos de perritos nadando e hizo comentarios en fotos de mis amigos. Vaya panorama.

Día 6

Que los horóscopos son muy de madre lo sabemos todos. Otra cosa es que tu suegra comience a seguir páginas con lo que parecen referencias a algún tipo de magia oscura. No sé muy bien qué pensar.

¿Soy el único que le da mal rollo?
¿Soy el único que le da mal rollo?

En fin, ya quedaba poco. En día y medio volvería el río a su cauce. Iba a volver, no como un mero ser humano más, sino como el portador del cetro de la Thermomix. ¡Compartió hasta cuatro recetas en un solo día! Recetas que hicieron que mis amigos estén empezando a planear cenas para que se las cocine.

Una de tantas.
Una de tantas.

Día 7

La aventura llegaba a su fin. Me invadían sentimientos contradictorios. Por un lado, faltaba muy poco para recuperar el control, pero a su vez todavía quedaban 24 horas de descontrol.

Julio floreció y era motivo de baile. Mucho baile. Eso debió pensar mi suegra tras compartir canciones de "Dirty Dancing" o un mítico ¡Ay que te como!

Me lo busqué
Me lo busqué

Por último, y como no podía ser de otra manera, mi suegra puso una foto de nosotros dos en señal de despedida. Y sí, la máscara me la regaló ella hace unos meses (la envidia os corroe).

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Ya está. El experimento ha llegado a su fin. De lo vivido estos días, he sacado dos conclusiones: que inventar evasivas a preguntas incómodas no es lo mío y que la generación de nuestros padres puede generar más likes que mi ingenio.

Por el momento leeré el recetario para ser un digno aprendiz de Thermomix. ¡Pon una suegri en tu Facebook!

Publicado originalmente en VICE.com