¿Qué tan raro es seguir durmiendo con tu peluche favorito?

Por Anna Goldfarb, traducido por Daniela Silva

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Le preguntamos a un experto.

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Cuando tenía 18, mi novio de la secundaria me regaló un tigre de bengala de peluche que rechinaba cuando le apretabas la panza. Le puse "Tomi". Cuando entré a la universidad, el trabajo principal de Tomi era recordarme a mi novio. Pero cuando cortamos, Tomi se volvió mi único apoyo moral.

Desde ahí me ha visto pasar por toda clase de cosas: rachas de desempleo, problemas personales y ha estado conmigo cuando me han roto el corazón. A diferencia de los hombres con los que salía cuando tenía 20, Tomi no roncaba, ni se quejaba, y nunca me ignoraba. Mientras lo pudiera abrazar en las noches, mi mundo estaba bajo control.

Ahora tengo 30 y estoy casada. Y sigo durmiendo con Tomi todos los días. Lo he tenido desde hace tanto tiempo que ya es parte de mi rutina cuando me voy a dormir, y me rehúso a dejarlo. No es algo de lo que hable mucho o abiertamente.

Sin embargo, hace poco fui a una fiesta a casa de una amiga, y cuando me estaba dando el tour por su casa, me di cuenta de que también tenía un peluche sobre su cama. "¿Sigues durmiendo con tu peluche?, le pregunté. Y me dijo: "Sí, obvio". "Todas las noches duermo con él. Es mi posesión más preciada".

"Mi posesión más preciada" puede sonar un poco exagerado, pero los lazos que la gente tiene con sus peluches son reales e incluso hasta puede ser algo bueno para las personas. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad UV de Amsterdam demostró que el contacto –incluso con un oso de peluche u otro animal de peluche– tiene beneficios para la salud, y hasta puede ayudar a aliviar la angustia existencial. "Cualquiera que tenga un juguete o peluche amado puede creer que tiene poderes curativos de verdad, pero esta es la primera vez que la ciencia lo confirma", escribió el Daily Mail sobre el estudio.

Cuando somos niños, nuestros peluches actúan como "objetos de transición", que ayudan a aliviar el estrés de la separación ya que "tranquilizan y consuelan al niño", como lo dice el artículo – "More Than Just Teddy Bears" – en Psychology Today.

Por supuesto, ya no soy una niña. Y mi amiga tampoco. Me pregunto qué tan común es que la gente que ya tiene patas de gallo siga durmiendo con sus peluches. ¿Debería preocuparme o simplemente aceptarlo?

Según el terapeuta Dr. Robert (Bob) Ryan, no debería preocuparme. Hay "miles" de razones por las que los adultos eligen dormir con peluches. "Es señal de necesidad", dijo. "Si estás solo en la vida y tienes un peluche enorme, hay alguien en la cama contigo. A veces es muy reconfortante abrazar una almohada, y puede que no sea más que eso".

Mientras no interfiera ni perjudique la habilidad de una persona de funcionar normalmente en el trabajo, el amor y la vida, el Dr. Ryan piensa que probablemente es bueno mantener a Teddy contigo: "¿Te impide traer a alguien a casa porque de verdad no quieres que se entere?" preguntó. –Si eso pasa, entonces está interfiriendo, y es hora de renunciar a él.

La colaboradora de VICE Sophie Saint Thomas duerme con dos peluches todas las noches. Tiene 29 años y ha tenido la suerte de tener una pareja que la apoya y a quien no le importa que Sophie tenga peluches. Y también entiende que duerme con ellos y que eso no va a cambiar. "Vivimos juntos, así que no tiene otra opción más que dormir con ellos", dijo Sophie.

Al único que no le ha parecido la idea es a un ex novio de la universidad que estaba con ella cuando compró su peluche: "Le dio muchísima pena verme caminando por las calles de Nueva York junto con mi oso de peluche gigante. Pero creo que no entendía que en Nueva York eso sería lo menos raro que verías".

Justin Berry, un skater de 36 años en Filadelfia que trabaja en el departamento de compras de las oficinas corporativas de Urban Outfitter, duerme con su tiburón de peluche cada noche. Lo tiene desde hace más de cinco años. Cuando era niño, tenía dos peluches: un Teddy Bear llamado Big Ted, y otro llamado Puzzle. Pero su tiburón no es el reemplazo de los otros; él lo ve más como una almohada.

Ilustración de Lia Kantrowitz para VICE.
Ilustración de Lia Kantrowitz para VICE.

No le importa que la gente piense que ya está muy grande como para dormir con un peluche. Para él, "es sólo una cosa cómoda para dormir".

Una encuesta reciente realizada por Best Mattress Brand muestra que Berry no está solo en esto. La marca encuestó a 2.000 estadounidenses y descubrió que el 37.5 por ciento de los encuestados dormía con un animal de peluche cuando era niño. De ellos, el 7 por ciento de los adultos dijeron que todavía dormían con sus peluches, citando la comodidad y el hábito como las razones principales. Los millennials son dos veces más propensos a dormir con un peluche, según la encuesta patrocinada por la marca. Todas las generaciones coincidieron en que tener una muñeca no es opción. (Las muñecas son espeluznantes).

Jenna Walker (que pidió cambiar su apellido para evitar que sea lo primero que la gente vea si la buscan en Google) es una diseñadora de moda de 35 años que lleva 30 años con su oso de peluche (llamado "Bear"). "Mi papá me lo compró un día que fuimos de compras", me dijo. "Cuando llegué a casa con él, mi mamá me dijo que no necesitaba otro peluche, creo que lo amé aún más por maldad". Dice que se moriría si lo llegara a perder, y no le importa lo que piensen los demás. Honestamente, admiro la actitud de Walker.

Finalmente le pregunté al Dr. Ryan: ¿Deberíamos preocuparnos si ya somos adultos y aún dormimos con un peluche? o ¿Es evidencia de madurez atrofiada o cualquier otro problema latente de salud mental?

Se tomó un momento antes de contestar. "Si no interfiere con ninguna parte de tu vida, ama a tu peluche como a nadie más".

Creo que es un gran consejo. Y planeo tomarlo.