Testimonio: la ansiedad extrema que sufren los freelancers

Por Michael Stahl

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Esa "libertad" pondrá a prueba tu salud mental.

Aleksandar Novoselski / Stocksy
Aleksandar Novoselski / Stocksy

A mis 33 años encendí un fósforo y cambié mi vida. Había sido profesor de inglés por 11 años, ganando permanencia en un colegio de Queens, Nueva York. El jefe del departamento de inglés me dijo que, desde la primera vez que me vio dando una clase, sabía que yo había nacido para educar, y le creí. Por un buen tiempo me consideré bueno en ese campo, pensé en hacer una maestría en literatura inglesa como muestra de buena fe hacia cualquier futuro empleador. Jugué con la idea de volverme un profesor de universidad.

Junto a mi confianza estaba un salario fijo y constante, tiempo de vacaciones pago, seguro medico y fondo de pensión. Pero el bicho de escribir un día me mordió, me consumió por dentro y me hizo salirme del único camino que conocía; uno que me parecía muy seguro, pero sumamente aburrido y frustrante.

En lugar de ser profesor, me convertiría en un periodista freelance: el equivalente al vaquero moderno.

Ahorré dinero, aprendí a ser bartender y me busqué un trabajo de medio tiempo en la industria alimenticia para pagar mis cuentas.

Al final, decidí progresar (me echaron) y cambiar mi trabajo de bartender. Durante siete u ocho meses no me tomé ningún día libre, acabé con mis ahorros y, a pesar de mi constante fatiga, estaba empezando a tener problemas para dormir por primera vez en mi vida.

Debido a la ansiedad que cargaba, pasaban cuatro noches a la semana en las que sólo podía dormir unas pocas horas. Preocupado por mi trabajo, me cuestionaba a diario si había hecho lo suficiente en el día. Me preocupaba por cosas importantes y nimias: ¿podré ser lo suficientemente bueno para ser escritor? Si no lo soy, ¿para qué carajos dejé de ser profesor? ¿En qué momento debo parar para lavarme los dientes? ¿Limpiar el apartamento? ¿Tomarme una cerveza?

Nueve meses después de dejar de enseñar, comencé psicoterapia. Me diagnosticaron un desorden de ansiedad y depresión. Aprendí que los problemas de autoestima que llevaba enterrando por años no pudieron ser contenidos por más tiempo mientras me embarcaba en una carrera donde, minuto a minuto, una persona tenía que tener una fe absoluta en sí misma. Hace 18 meses, comencé a tomar un medicamento para mi condición.

Aunque todavía tengo que trabajar mucho en mí mismo, he logrado mejorar bastante desde la primera vez que entré a la oficina de mi terapeuta hace tres años.

En general, he aceptado mis emociones, pensamientos y sensibilidades y me di cuenta que todo eso juega un papel a la hora de volverme el escritor que soy actualmente. Acepto el hecho de que he tomado decisiones fuertes a lo largo de mi vida y mi confianza es lo suficientemente fuerte que ahora estoy dejando de tomar el medicamento. Estoy celebrando el robustecimiento de mi portafolio y me estoy dando tiempo para unas verdaderas vacaciones (Un fondo de retiro sigue siendo imposible, pero para eso todavía tengo tiempo).

Las cosas parecen estar funcionando —cruzo los dedos— y eso es alentador porque cada vez más estadounidenses se están volviendo freelance. ¿Pero pueden hacerlo sin volver mierda su salud mental?

Según un estudio reciente, el 35 por ciento de los trabajadores estadounidenses se identifican como freelance, y el 47 por ciento de trabajadores entre los 18 y los 24 años están siendo freelance medio tiempo o tiempo completo. Ha habido varios anuncios publicitarios promocionando las ventajas de este estilo de vida. La compañía digital freelance Fiverr sacó una campaña publicitaria promocionando la flexibilidad y el empoderamiento de esta vida. Uber también está usando publicidad declarando que, "en estos días, todo necesitan tener un ingreso extra".

Aunque la libertad de dictaminar tu propio horario es buena, esto también tiene sus defectos. Los afiches en el metro de Fiverr han sido denigrados en los medios y han sido llamado "propaganda capitalista" porque la campaña prácticamente está diciendo que los trabajadores deben estar dispuestos a trabajar 24/7 para, supongo yo, vivir el Sueño Americano. El New Yorker recientemente preguntó si la gente puede sobrevivir en esta economía y el anuncio de Uber normaliza el hecho de que la gente deba buscar un segundo trabajo para cubrir las cuentas.

Rendirse ante estas visiones de trabajo infinito amenaza el balance y el equilibrio de todo el mundo, y puede llevar a altos niveles de preocupación y estrés. Las oficinas de los psicoterapeutas en Nueva York están llenas de freelancers lidiando con su estrés. Una de ellos, Elizabeth Cobb, está de acuerdo con que ese problema existe: "Lo que he visto es que hay muchos altibajos", dice. Ella ha tratado a muchos freelancers y se ha dado cuenta que cuando el dinero está llegando y el trabajo está bien, sus clientes se suelen sentir muy bien.

Pero esa seguridad nunca está garantizada: cuando el trabajo empeora, es estresante y no sólo a nivel monetario. "Lo que he visto es que la gente con la que trabajo basa su identidad en el trabajo que está haciendo", dice. Las consecuencias de eso, dice Cobb, pueden ser que la gente "deje otras cosas de su vida a un lado, y cuando no están trabajando o creando, se dan cuenta que tienen un vacío adentro".

Los freelancers por lo general creen que hay más oportunidad de explorarse y cumplir sus objetivos al trabajar solos

Un método que Cobb propone para combatir el estrés y cimentar el autoestima es generar una "lista de créditos", donde el cliente escribe todas las cosas que ha hecho en la semana que de una u otra manera le hayan contribuido a sus metas. "Ir a terapia está incluido", dice, "y de esa manera cuando un cliente diga, 'soy un inútil, no tengo trabajo, ¿qué me pasa?' puedan volver a la lista y decir, 'Ok, he hecho estas 10 cosas para probar que no soy inútil'".

Esta táctica puede y debe ser extendida por largos periodos de tiempo. Los freelancers deberían poder mirar hacia atrás y recordar dónde estaban posicionados en sus respectivas carreras hace seis meses, o hace un año incluso, y preguntarse a sí mismos si han visto una mejora (La respuesta seguramente será que "sí").

Los freelancers por lo general creen que hay más oportunidad de explorarse y cumplir sus objetivos al trabajar solos, dice Jonathan Detrixhe, profesor de desarrollo psicológico de la Universidad de Long Island y un terapeuta en Brooklyn. Detrixhe también ve muchos pacientes que están en el medio del arte y medio tiempo en la vida laboral. "Pero la vida de un freelancer puede ser muy solitaria, miedosa y triste de cierta manera", dice.

La ansiedad es algo que los freelancers deberían tener en cuenta: puede ser la advertencia a que no te debes meter en ciertos caminos, pero también te puede ayudar a que escojas mejores opciones, añade. Tengan cuidado con las medicinas para tratar la ansiedad, también, ya que tomarse algo como una pastilla es un arreglo rápido pero no certero. En vez de que hagan eso, Detrixhe le dice a sus clientes que mantengan su energía —más allá de los freelance— para asegurarse de que puedan llegar a la casa y hagan el trabajo creativo que disfrutan hacer.

Por el lado de los negocios, Amy Werba, una psicóloga y 'life coach' con más de 25 años de experiencia en el campo, le recuerda a los freelancers que no sólo deben ser sus propios mercaderes sino sus propios abogados. Ella advierte que se intente ahorrar un tercio de las ganancias, pero no sólo para hecho pragmáticos como comida o la renta cuando el trabajo no es tan satisfactorio. Cuando un freelancer tiene dinero en una cuenta de ahorros, "dejas de estar tan desesperado", dice, "y la desesperación puede afectar tu trabajo sin que te des cuenta".

Por momentos, mis entrevistas con este tipo de profesionales se sentían más como sesiones de terapia personal, enfocadas en lo malo de ser freelance y cómo lidiar con eso. Pero las conversaciones siempre volvían al mismo hecho de que esta era una decisión que yo había tomado y una a la que no necesito adherirme sino quiero.

"¿Te arrepientes de volverte un escritor?" me preguntó Werba en algún momento de nuestra conversación.

Es una pregunta que me hago todo el tiempo, y sin dudarlo, le dije , "Definitivamente no".

Sí, he tenido mis luchas diarias con el estrés y la ansiedad, pero eso le pasa casi a todo el mundo. Los freelancers enfrentan situaciones y preocupaciones distintas. Y por eso, nos merecemos nuestro propio conjunto de mecanismos de defensa.