El balance negativo de Barack Obama en Medio Oriente

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Barack Obama en Egipto (Getty Images)
Barack Obama en Egipto (Getty Images)

Escasas horas después del primer debate presidencial, la pregunta acuciante es: ¿Hillary o Trump? Por lo que conviene recordar los desafíos para quien sea que vaya a ocupar el Salón Oval en materia de un Oriente Medio sumido en el caos, preso del juego geopolítico, la barbarie yihadista del Estado Islámico y Al-Nusra y la disfunción absoluta de estados como Siria, Irak y Líbano. Y el nuevo poder regional: Irán.

Ante ello, es importante considerar el legado regional de estos ocho años de administración de Barack Obama. Por lo que es justo mencionar que muchas de las razones de la crisis regional son anteriores a sus dos mandatos. Sin embargo, la pretendida política revolucionaria del presidente en Oriente Medio muestra cierta peculiaridad.

La estrategia de Obama consistió en una retirada progresiva y silenciosa, un abandono a su suerte de la región como ha resumido Mark Lynch, de Foreign Affairs: "Su administración fallo a la hora de cumplir las promesas formuladas en su discurso, como el que pronunció en la Universidad de El Cairo, en 2009 que supuso muchas buenas intenciones. Sin embargo, el acercamiento al mundo árabe-islámico planteado por Obama ha sido carente de resultados positivos, y es también el origen de sus errores en Oriente Medio".

Obama con el rey Abdullah de Arabia Saudita
Obama con el rey Abdullah de Arabia Saudita

Dos años después de aquel discurso del Cairo estallaron las "primaveras árabes". "EEUU no las vio venir, falló en prevenirlas y no dispuso de un plan de contingencia. Los resultados saltan a la vista", describe Lynch.

Antes de las "primaveras árabes", la región no era un paraíso; ahora es tierra arrasada por la violencia, los crímenes sectarios, la persecución de cristianos y el desmantelamiento de Estados que las potencias europeas dibujaron en el acuerdo de Sykes-Picot.

Los habitantes de Oriente Medio -con excepción de Israel- no son más libres ni están más seguros. Obama no dedicó los esfuerzos necesarios en promocionar la democracia y la libertad ofrecidos por esos aires de cambio al intentar no parecerse a "los neocon" de Bush.

El ejemplo paradigmático del error de gestión que la administración Obama con la "primavera árabe" se ve en Siria. Hisham Melhem, corresponsal de Al-Arabiya en Washington, explicó que la herencia Obama en Oriente Medio "está definida por el desastre de Siria". No atacar cuando Asad usó armas químicas e intervenir en el conflicto ayudando y armando a grupos de la oposición ha derivado en un sonado fracaso. Ha sido Putin el que hizo retroceder al ISIS en Siria y reforzó al presidente Asad. Y es Putin el que erigió a Rusia en el nuevo patrón regional, ayudando a los regímenes de Siria e Irán.

En Irak, la estrategia fue peor que en Siria. Es lógico que Obama quisiera poner fin a la pos-guerra iraquí, eso fue una de sus promesas electorales. Pero por ello se alejó de una estrategia sensata al abandonar Irak cuando los iraquíes más necesitaban a los norteamericanos. Su responsabilidad como Presidente era enfrentar el problema que dejó la incursión Bush y no abandonar el país a su suerte ya que, como suele suceder en geopolítica, los espacios abandonados son ocupados por otros actores. Hoy Bagdad no cree en Washington sino en Teherán.

La descripción fue ampliada por Clifford May: "La administración Obama ha hecho una mala apuesta regional al confiar en que Irán cambiaría su comportamiento tras el acuerdo nuclear. Así, Obama dejó la región al equilibrio de fuerzas entre suníes y chiíes, es decir, entre Arabia Saudita e Irán".

En favor de Obama debe ser dicho que muchos presidentes norteamericanos jugaron esa ficha antes. Pero en Oriente Medio el gatillo se aprieta rápido y fácil, y los actores no estatales disponen de líderes fanáticos que consolidan su poder mediante la guerra y el terror. Por lo que un equilibrio de fuerzas, así entendido, lleva inexorablemente a una guerra regional de consecuencias catastróficas.

La primavera árabe en Libia
La primavera árabe en Libia

Otro de sus fracasos, quizás el más palpable, es el proceso de paz entre israelíes y palestinos. Los resultados de la iniciativa de Obama y su administración brillan por su total ausencia. Obama no logró ningún avance hacia la paz. Según Paul Scham, del Middle East Institute, "un acuerdo de paz está hoy más lejos que hace 20 años. Los palestinos siguen divididos, a falta de un Estado Palestino hay dos, enfrentados y alejados de la convivencia con Israel y, según declaraciones del propio Obama, 'es un momento enrarecido' y los puentes de diálogo entre Jerusalén y Washington se deterioraron".

Según The Jerusalen Post, ello se generó en la presión única sobre Israel en las conversaciones de paz y en la amenaza de una resolución condenatoria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Así, el Estado de Israel comenzó a buscar socios confiables y predecibles.

Sin embargo, no todos han sido malos resultados en la política de Obama. Su administración impulsó la búsqueda de Bin Laden, lo encontró y lo eliminó. Otra de sus exitosas y discretas políticas ha sido diezmar a Al-Qaeda en Afganistán y Pakistán mediante ataques con drones. Desde febrero de 2015, fueron muertos 2.364 lideres de rango alto y medio. Una estrategia efectiva, muy poco publicitada por ser ejecuciones selectivas y extrajudiciales llevadas a cabo por la CIA que no está sujeta a las reglas de enfrentamiento militar y no encaja con el marketing del "Yes We Can" ni su discurso.

En lo que a seguridad energética refiere, Obama promovió la reducción de la dependencia del petróleo, potencio el fracking planeando la construcción del oleoducto Keystone con Canadá. Ésta es, quizá, la medida más sabia a lo largo de la administración; sus resultados, seguramente beneficiosos, se verán en los años venideros.  En suma, las erradas políticas de Obama en la región eclipsan a las buenas. Su legado en Oriente Medio es malo porque lo deja claramente peor de como lo encontró.