Científicos desmienten otro mito sobre los neandertales

El descubrimiento reescribe otra página de la historia de estos antiguos primos del hombre moderno y cuya capacidad fue varias veces revaluadas en los últimos años

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Un grupo de Neanderthales cocinando y comiendo. Los hombres prehistóricos habitaron Europa y Asia occidental entre 230,000 y 29,000 años atrás.
Un grupo de Neanderthales cocinando y comiendo. Los hombres prehistóricos habitaron Europa y Asia occidental entre 230,000 y 29,000 años atrás.

Cae otro prejuicio sobre los hombres de Neanderthal: su cráneo y su cerebro se desarrollaron de modo muy similar a los del hombre moderno, con un ritmo de crecimiento más extenso y uniforme de lo que se consideraba.

El descubrimiento, publicado en la revista Science, reescribe otra página de la historia de estos antiguos primos del hombre moderno y cuya capacidad fue varias veces revaluadas en los últimos años.

El estudio fue realizado por el departamento de Paleobiología del Consejo Superior de las Investigaciones (Csic) de España coordinado por Antonio Rosas. Los investigadores estudiaron el esqueleto de un niño Neanderthal que vivió hace 49.000 años, hallado en España y llamado El Sidrón J1, por el nombre del sitio en el que fue hallado.

El análisis de los dientes, excepcionalmente bien conservados, así como parte del esqueleto, permitió descubrir que al momento de su muerte el niño tenía unos 7 años, mientras que el estudio de sus huesos indica que algunos de ellos no habían alcanzado el grado de maduración que en el hombre moderno alcanzan entre los 4 y 6 años.

Establecida la edad de modo atendible, los investigadores analizaron el cráneo del niño, descubriendo que sus dimensiones correspondían a un desarrollo del cerebro del 87,5% respecto al de un Neanderthal adulto. En el hombre moderno, en cambio, el cerebro de los niños de la misma edad que El Sidrón J1 equivale al 95% del cerebro de un adulto.

El resultado revoluciona la imagen de los Neanderthal ante las investigaciones conducidas en el pasado y que habían llevado a establecer que el gran cerebro de esa antigua población fue el resultado de un proceso de crecimiento particularmente rápido. El análisis de El Sidrón J1 desmiente en forma decidida esta hipótesis y al mismo tiempo permite considerar de un modo nuevo nuestro historia biológica.

Lo que emerge es que las dos especies crecían siguiendo un ritmo diferente, pero ambas regulaban su desarrollo de modo de adaptarse a las distintas características del ambiente en el cual vivían.

Con infomación de ANSA

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